De punta en blanco: La pieza Macho Pistola, del coreógrafo Alejandro Ibarra, está llena de frescura y humor Foto:fotos de Matias CallejoLa guía del fin de semana / En el Centro Cultural Borges
El nuevo Ballet Argentino se hace cargo de las ideas creativas de diez coreógrafos en Nombre y apellido
Una decena de piezas breves integran el programa Nombre y a pellido que el "nuevo" Ballet Argentino de Julio Bocca y Ricky Pashkus está presentando en la sala Astor Piazzolla del Borges. Diez trabajos e igual cantidad de coreógrafos involucrados en crear obras de su cuño para este elenco de dieciséis muy jóvenes promesas. Por ende, desde la inicial Reina del Plata hasta Trouble Man , el solo alla Fosse que baja el telón, durante una hora y media, el ciclo devanea entre lenguajes disímiles, mayormente en un registro contemporáneo, con apuestas más y menos teatrales, desarrollos interesantes, otros más corrientes y algunos un tanto desabridos.
Entre una obra y la siguiente, una serie de interludios busca articular con humor la propuesta. Tales separadores podrían constituir la undécima realización, una que transversalmente recorre el programa y enfatiza la idea del espectáculo: cada intervención da pie a la presentación personal de los bailarines, siempre en el marco de una familia ficcional llamada Argento (aunque tal apellido no es cuento sino el de Juan Cruz, uno de los intérpretes que se destacan del conjunto).
Así, el arco amplio que describe No mbre y a pellido -cada pequeña creación lleva el nombre y apellido de un personaje real o imaginario- da lugar a que estos alumnos y ex alumnos de los proyectos educativos de la Fundación Julio Bocca, muchos evidentemente formados en comedia musical, trabajen a merced de una variopinta paleta de creadores. Es para subrayar el protagonismo que los varones tienen en la flamante compañía. Y si bien es ésa una generalidad, Nicolás Villalba, Juan Mallach y Germán Farías se recortan particularmente por su capacidad expresiva y plasticidad en los distintos tramos.
De entre el todo, los mejores momentos llegan conlas jazzeras Querido Duke (Ellington) y Macho Pistola (muy fresca, apuesta a lo gestual y con manejo del humor),y Joan Crawford . En este último, de Pablo Rotemberg, se cuela el gusto del coreógrafo por cierto cine, su forma de propiciar el encuentro entre lo serio y lo paródico, y ese amplio manejo que tiene de la escena (es, además, actor, bailarín, pianista, director), que en suma componen su sello de autor. Soledad Mangia y Ezequiel Corbalán le ponen el cuerpo al tributo a la actriz que bautiza la pieza, sobre partitura incidental. Ambos se entregan con desenfado.
Las coreografías y sus intérpretes parecen serlo todo aquí. El concepto de escenografía y el diseño de luces son muy austeros; el vestuario, según el caso, remonta vuelo.
Para los seguidores del Ballet Argentino es pertinente aclarar que no encontrarán en el escenario del Borges a la compañía original, la que cumplió 20 años y que hasta su retiro tuvo a Bocca a la cabeza. Este grupo tiene carácter de semillero. Por ahora, hay dos Ballet Argentino: el profesional, con Eleonora Cassano y Cecilia Figaredo al frente, actualmente de gira con Tango de burdel, salón y calle, y éste, más chico. Pero hacia mediados de año, la compañía mayor se disolverá y estos jóvenes pasarán a ser el único Ballet Argentino. Un proyecto que estará fundamentalmente ligado a lo educativo.
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Nombre y apellido . Por el Ballet Argentino, con dirección artística de Julio Bocca y Ricky Pashkus. Programa: Reina del Plata, con coreografía de Silvia Vladimivsky y música de Sergio Vainikoff; Amador García, de Ramiro Soñez y Kevin Volans; Querido Duke, de Verónica Pecollo, con música de Duke Ellington y Count Basie; Roberto Arlt, de Yamil Ostrosky y Paul Hindemith; Manos Hadjidakis, de Exequiel Barreras y Manos Hadjidakis; Macho Pistola, de Alejandro Ibarra y Osvaldo El Beryewe Brandán; Joan Crawford, de Pablo Rotemberg y Olivier Mellano-Jerome Kern; Jesús Guevara, de David Señoran y The Remix Project; Alfonsina Storni, de Vanesa García Millán y Luna-Ramírez; Trouble Man, de Chet Walker y Marvin Gaye. En el Centro Cultural Borges, Viamonte y San Martín. Viernes y sábados, a las 21, y domingos, a las 20. Entradas, desde 40 pesos.
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