sábado, 27 de marzo de 2010

Gloria Carrá

A los 38 años, lleva 32 de carrera.

Por: Silvina Lamazares

Cuenta que el otro día, como muchos otros días, cruzó unos mails con un amigo de la infancia que ahora vive en Bariloche. "Estamos siempre en contacto, pero hace 8 años que no nos vemos. Como es chef, estábamos viendo qué me iba a cocinar cuando nos viéramos y yo le escribí una frase que se me pegó de otro amigo cordobés que él no conoce. Le puse: 'Vamo' a ver cómo pica la bocha'. Y me contestó: 'Vos no hablás así'. Entonces le mandé: 'Estoy muy cambiada'. Y me puso: 'No importa, la esencia es la misma'. Y eso siento yo también respecto de mí. Se ve que esa frase le llamó la atención, pero todo lo demás no le llamó la atención... y eso que nos conocemos desde que éramos así de chiquitos", comparte Gloria Carrá, la amiga de Hernán, testigo de su crecimiento a pesar de la distancia.

En un bar de una tranquila estación de tren de San Isidro, a pocas cuadras de su casa, la nena que hablaba de los 104 años del Magiclick -una de sus primeras publicidades, cuando estaba en primer grado- le ronda en los recuerdos, en ciertos gestos que el tiempo conservó, en una picardía que el tiempo suavizó. "Era re mandada, mirá lo que hice cuando fui a la prueba de Señorita maestra -la remake de Jacinta Pichimahuida-, con Marta Reguera, la directora del programa, que era tremenda. Había miles de chicos y cuando salí de ahí entendí que mi representante, una viejita divina, me había preguntado algo de mi personaje. Y como no sabía qué contestarle volví a la oficina de Marta y le dije 'Me olvidé de preguntarte qué personaje voy a hacer'. Y ella, que era brava de verdad pero después me quiso y me cuidó mucho, me miró y me dijo 'Pero si no te elegimos todavía'. Me quedé callada y ella, sin decirme nada, me escribió 'Meche' en la mano. Mi representante se quería morir porque decía que lo que hice no se hacía y que ella no me había preguntado nada. Pero yo fui de caradura. Tenía 8 años, imaginate".

Treinta años después, asoma más serena, serenidad que también se le cuela en la voz que le anda pidiendo pista. A cappella, y a pedido, entona una estrofa de La canción de Amelia (ver La canción), uno de los muchos temas que compuso -suficientes para un cd, por caso- y que guardó "para cuando me anime. El canto está ahí, pero todavía no lo mostré públicamente porque me da miedo. Siento que tengo herramientas, porque las letras están buenas y además me acompaño con la guitarra, pero pienso en el qué dirán y me freno". En eso, reconoce la ex actriz de Patito feo, ya no es la que era: "En las reuniones familiares siempre había alguien que decía 'Ahora Glorita va a cantar' y aparecía yo imitando a Raffaella Carrá... en el repertorio también tenía temas de Angela Carrasco y Camilo Sesto. Me fascinaba bailar y disfrazarme. Tanto es así que mi abuela le dijo a mi mamá '¿Por qué no la llevás a la tele?' Iba a los castings de publicidad y quedaba, para mí era un juego".

Criada en Lanús, no olvida la casa de su infancia, la que se le "aparece seguido en los sueños. Como mi papá murió cuando tenía 5 años y hay mucha diferencia de edad entre mis hermanos y yo, vivía sola con mi vieja. Y pasaba mucho tiempo con mis amigos en el pasillo de ese PH o en la puerta. Los tiempos cambiaron, pero así y todo, como ahora vivimos en una cortada -está casada con el actor Luciano Cáceres-, Angela (su hija mayor, de 11 años, de su matrimonio anterior) también juega en la calle.

"Yo era muy varonera y me encantaba jugar a la pelota. Era bastante buena en el fútbol. Me hubiera gustado anotarme en algún club, pero entre que tenía unas patitas así y decían que me iban a partir y que además trabajaba desde muy chiquita, no lo hice. Hubo muchas cosas que hubiera querido hacer y no hice... como practicar equitación, por ejemplo. Pero no me arrepiento para nada del camino, al contrario. Siempre disfruté", confiesa la chica que cambió su Currá original por el Carrá que le sugirió Darío Víttori cuando hacían Las chancletas de papá. Es que su Meche de ficción le hacía sonar el teléfono más de lo conveniente.

Después de 21 años de carrera, a los 27 sintió que le sobraba vocación y le faltaba formación, y se anotó con Carlos Gandolfo. Luego estudió con Joy Morris, Julio Chávez y Javier Daulte, uno de los artífices de lo que podría ser 'la segunda etapa' de su recorrido. "Una vez fui a ver a un amigo al IFT, a una obra que dirigía Javi y cuando vi la puesta, montada directamente en camarines, morí". Después de haberlo descubierto en Gore, lo eligió, se eligieron. Porque él la convocó para actuar en Bésame mucho, ¿Estás ahí? y La felicidad.

Y desde abril, él será quien escriba su vuelta a la TV, cuando se convierta en la María Eugenia de Para vestir santos (el unitario de Pol-ka que emitirá El Trece). A cinco meses de haber sido mamá por segunda vez, cuenta que "andaba con ganas y necesidad de volver a trabajar. Actuar es lo que mejor sé hacer", hasta que la música, el día que se anime públicamente, le modifique esa frase.

Fuente: Clarín

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