Atractivo y muy original trabajo de Mariano Pensotti, propuesta en la que cuenta con un elenco soñado
El pasado es un animal grotesco . Dramaturgia y dirección: Mariano Pensotti. Intérpretes: Pilar Gamboa, Javier Lorenzo, Juan Minujín y Julieta Vallina. Coordinación de producción: Gustavo Schraier. Escenografía y vestuario: Mariana Tirantte. Música: Diego Vainer. Iluminación: Matías Sendón. Asistencia artística y de escena: Leandro Orellano. Asistencia de dirección: Rubén Pinta. En el Teatro Sarmiento (Av. Sarmiento 2715). Funciones: de jueves a domingo, a las 21. Duración: 120 minutos.
Nuestra opinión: muy buena
Cuatro historias que se cruzan en un espacio común: el de una ciudad convulsionada a la que la historia del país parecería quebrar continuamente. Pero los dueños de esas historias no se amedrentan a la hora de buscar que sus aspiraciones se concreten, de la manera que sea y, si es necesario, en otro espacio o país que les permita esa pequeña capacidad de trascendencia.
Mario, Laura, Pablo y Vicky pertenecen a una misma generación. Tienen entre 25 y 35 años, una profunda vocación por salir de unos mundos privados muy particulares, definidos a veces por una profesión incipiente y, en otros, sólo por unas ganas de confrontarse con algo que los redefina. Están dispuestos a todo. Mientras tanto, una historia internacional y otra nacional se van desarrollando alrededor de ellos, sin que los modifique de manera real.
El pasado es un animal grotesco expone las cualidades de unos seres especiales que crecen sin modelos aparentes, que, a veces muy desorientados, salen a andar caminos con la expectativa de toparse con eso que parecerían estar buscando y se apoderan de ello en la seguridad de que están creciendo. Y en verdad es así, aunque resulte extraño.
Un dispositivo escénico sumamente atractivo y funcional, diseñado por Mariana Tirantte -una especie de calesita que nunca se detendrá-, permite que a través de pequeñas escenas esos mundos adquieran la potencia necesaria para develar el derrotero de sus vidas. Apoyándose en el relato, la dramaturgia de Mariano Pensotti es sumamente atractiva. Las imágenes que describe son muy fuertes; los personajes que construye poseen, en el papel, una tierna debilidad y, cuando los traslada a escena, se descubren con una fortaleza inusitada. Sus historias se aproximan a la realidad de cualquier espectador y entonces, de inmediato, se producirá una fuerte comunión entre la platea y la escena.
Los cuatro intérpretes -Pilar Gamboa, Javier Lorenzo, Juan Minujín y Julieta Vallina- encuentran en la narración la forma ideal de describir las conductas de los diferentes personajes, en situaciones a veces disparatadas; en otras, en que lo siniestro ocupar un lugar de importancia. En todas, el interior de hombres y mujeres anónimos resulta de un dramatismo inusitado.
La música de Diego Vainer y la iluminación de Matías Sendón resultan complementos ideales que fortalecen el espectáculo y consiguen demostrar que El pasado es un animal grotesco resulta un proyecto en el que las partes han realizado un importante aporte creativo.
Carlos Pacheco
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