El gesto de Polo resurgió por sus amigos
Lofeudo falleció hace un año: él impulsó el Teatro de Rehabilitación para “sus locos”
El 22 de febrero de 2009, una noticia sacudió a buena parte de los platenses. Ese día falleció Polo Lofeudo, maestro de la vida e impulsor del Teatro de Rehabilitación del Hospital de Melchor Romero, dejando a sus locos queridos huérfanos de su talento y contención. Murió sin poder ver en escena la obra "El loco ataca" en el Teatro Coliseo Podestá, donde tantas veces subió a escena. Aunque su muerte, también pulverizó ese espacio que él construyó desinteresadamente con muchísimo esfuerzo.
Raúl Beppo Andrioli fue su amigo, un compañero de ruta y desde él nació la necesidad de reabrir ese espacio. A ese anhelo se le sumaron decenas, cientos de personas (profesionales, actores, periodistas, artistas, ciudadanos), que vía e-mail o por mensajes de textos hicieron llegar su adhesión a esa idea, que se transformó en un petitorio dirigido al director de ese nosocomio, con el siguiente texto: "Solicitamos: La reapertura del teatro de rehabilitación, su reacondicionamiento mínimo, y la inscripción o reinscripción dentro del presupuesto oficial, para que vuelva a cumplirse y vuelva a percibir su cuota mensual de mantenimiento como siempre debió ser".
En la mañana del pasado miércoles 24 de marzo, se produjo el primer paso cuando Beppo, amigos, vecinos y artistas independientes se acercaron hasta el Teatro de Rehabilitación para comenzar con las tareas de limpieza del lugar. Fue una jornada ardua pero que dejó felices a todos los que concurrieron. El primer paso para recuperar ese espacio ya estaba dado; mientras que el segundo se producirá el próximo 2 de abril, desde las 10, en Melchor Romero.
A las voces de cientos de personas solicitando la reapertura del teatro, se sumaron dos muy especiales: la de su hija Naddia y la de Juan Palomino, sobrino del dramaturgo.
"Te apoyo con todas mis fuerzas en este emprendimiento. ¿Cómo no hacerlo? Él disfrutó las cosas simples de la vida, como las flores silvestres. Él me dejó la enseñanza que solamente los que piensan con libertad pueden brindar. Él murió con la humildad de los grandes, con el delirio de los locos, con la bohemia de los sabios. ¿Qué más puedo decirte? Estoy codo a codo en todo lo que beneficie su nombre, tan simple como eso. Mientras haya gente como vos que lo recuerda, ¡Él siempre estará vivo y de pie, como los árboles", dijo ella; mientras que el reconocido actor, que se desempeñó como auxiliar de enfermería durante entre 1982 y 1985 expresó: "Es indispensable dentro del servicio de rehabilitación del hospital Alejandro Korn, el ejercicio del área de teatro. Como ex trabajador, como ex vecino de la localidad, como actor y fundamentalmente como ciudadano, considero que el ejercicio de las artes en la vida de las personas rescatan lo mejor y lo auténtico".
La locomotora de Polo volvió a encenderse y son muchos los que sueñan con que se ponga en marcha, sin tener la obligación de conocer el destino final, porque tal como remarca Beppo Andrioli: “¿Saben ustedes acaso donde van sus vidas?”.
Fuente: Diagonales
Lofeudo falleció hace un año: él impulsó el Teatro de Rehabilitación para “sus locos”
El 22 de febrero de 2009, una noticia sacudió a buena parte de los platenses. Ese día falleció Polo Lofeudo, maestro de la vida e impulsor del Teatro de Rehabilitación del Hospital de Melchor Romero, dejando a sus locos queridos huérfanos de su talento y contención. Murió sin poder ver en escena la obra "El loco ataca" en el Teatro Coliseo Podestá, donde tantas veces subió a escena. Aunque su muerte, también pulverizó ese espacio que él construyó desinteresadamente con muchísimo esfuerzo.
Raúl Beppo Andrioli fue su amigo, un compañero de ruta y desde él nació la necesidad de reabrir ese espacio. A ese anhelo se le sumaron decenas, cientos de personas (profesionales, actores, periodistas, artistas, ciudadanos), que vía e-mail o por mensajes de textos hicieron llegar su adhesión a esa idea, que se transformó en un petitorio dirigido al director de ese nosocomio, con el siguiente texto: "Solicitamos: La reapertura del teatro de rehabilitación, su reacondicionamiento mínimo, y la inscripción o reinscripción dentro del presupuesto oficial, para que vuelva a cumplirse y vuelva a percibir su cuota mensual de mantenimiento como siempre debió ser".
En la mañana del pasado miércoles 24 de marzo, se produjo el primer paso cuando Beppo, amigos, vecinos y artistas independientes se acercaron hasta el Teatro de Rehabilitación para comenzar con las tareas de limpieza del lugar. Fue una jornada ardua pero que dejó felices a todos los que concurrieron. El primer paso para recuperar ese espacio ya estaba dado; mientras que el segundo se producirá el próximo 2 de abril, desde las 10, en Melchor Romero.
A las voces de cientos de personas solicitando la reapertura del teatro, se sumaron dos muy especiales: la de su hija Naddia y la de Juan Palomino, sobrino del dramaturgo.
"Te apoyo con todas mis fuerzas en este emprendimiento. ¿Cómo no hacerlo? Él disfrutó las cosas simples de la vida, como las flores silvestres. Él me dejó la enseñanza que solamente los que piensan con libertad pueden brindar. Él murió con la humildad de los grandes, con el delirio de los locos, con la bohemia de los sabios. ¿Qué más puedo decirte? Estoy codo a codo en todo lo que beneficie su nombre, tan simple como eso. Mientras haya gente como vos que lo recuerda, ¡Él siempre estará vivo y de pie, como los árboles", dijo ella; mientras que el reconocido actor, que se desempeñó como auxiliar de enfermería durante entre 1982 y 1985 expresó: "Es indispensable dentro del servicio de rehabilitación del hospital Alejandro Korn, el ejercicio del área de teatro. Como ex trabajador, como ex vecino de la localidad, como actor y fundamentalmente como ciudadano, considero que el ejercicio de las artes en la vida de las personas rescatan lo mejor y lo auténtico".
La locomotora de Polo volvió a encenderse y son muchos los que sueñan con que se ponga en marcha, sin tener la obligación de conocer el destino final, porque tal como remarca Beppo Andrioli: “¿Saben ustedes acaso donde van sus vidas?”.
Fuente: Diagonales
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