lunes, 31 de mayo de 2010

Teatro Municipal General San Martín: 50 años a telón abierto

HAMLET, de Shakespeare, mítica puesta de Omar Grasso con Alfredo Alcón (1980.

La historia de este teatro no sería la misma sin su mítico director, Kive Staiff, que este año se aleja de la función. Para las Bodas de Oro, que se cumplen el 25 de Mayo, un repaso por las obras y artistas que forjaron una tradición escénica que debe atesorarse.

Por: LENI GONZALEZ

Como a los inoportunos nacidos en Navidad o Reyes, los cincuenta redondos años del Teatro General San Martín (TGSM) cayeron en fecha complicada: coinciden nada menos que con los festejos del Bicentenario de la Patria (aunque sea un suceso porteño porque en 1810 no existía la Nación) y el Centenario postergado del hermano mayor e hijo pródigo Teatro Colón. No obstante, no está mal patear un poco para delante el descorche de champán y despegar de fiestas privadas, goteras torrenciales sobre los escenarios y rumores de nombramientos. Para estrenar y conmemorar nunca faltan oportunidades, ni ahora ni antes, en alguno de los tantos principios.

El 25 de mayo de 1960 se inauguraron los 30 mil metros cuadrados cubiertos de Corrientes 1530.

Hacía seis años que el edificio de trece pisos y cuatro subsuelos, proyectado por los arquitectos Mario Roberto Alvarez y Macedonio Oscar Ruiz, había comenzado a construirse, en el mismo predio del viejo Teatro Municipal.

Sin embargo, el aire en el TGSM empezó a moverse en 1961, cuando se estrena Más de un siglo de teatro argentino, un collage de fragmentos de obras nacionales desde Dido, de Juan Cruz Varela (1834) hasta Un guapo del 900, de Samuel Eichelbaum (1940), que se enlazaban con el relato de Iris Marga y Santiago Gómez Cou.

Las salas estrenadas eran dos: la Martín Coronado (en homenaje al dramaturgo), con su escenario a la italiana y capacidad para 1.049 espectadores; y la Juan José de los Santos Casacuberta (quizás el primer actor criollo de la historia), con lugar para 566 personas y platea semicircular. En 1967, con la proyección de La pasión de Juana de Arco, de Carl T. Dreyer, se sumó la sala cinematográfica Leopoldo Lugones, con 233 butacas.
La tercera sala teatral, bautizada Antonio Cunill Cabanellas (por el director y pedagogo catalán), se inauguró en 1979 por iniciativa de Kive Staiff quien convenció al entonces intendente, el brigadier Osvaldo Cacciatore, para que no renovara la concesión de la confitería del subsuelo con el fin de convertir ese espacio en una sala de 200 localidades. "Un café costaba casi lo mismo que una entrada", recuerda en su despacho el actual director general y artístico en su último año de gestión. Hablar de Kive Staiff es hablar del San Martín. Y al revés y desde cualquier lado, también. Porque no hay manera de separar el destino del ex periodista del diario La Opinión y fundador de la revista Teatro XX y el de la institución que tuvo a su cargo en tres etapas diferentes: 1971-73, 1976-89 y 1998-2010.

"Todos eran mis hijos"

"Me voy a fin de año. Un poco me cansé, hay períodos que se cumplen. No tengo cuentas impagas y estoy en equilibrio conmigo mismo", dice sin soslayar los problemas presupuestarios que aquejan al teatro en los últimos tiempos pero manteniéndose en el ámbito de la "decisión personal intransferible". Acerca de su sucesor, señala que la decisión pertenece al ministro de Cultura Hernán Lombardi: "El cargo de director general y artístico se desdobla en, por un lado, la dirección general que a partir del 1º de enero queda en manos de Carlos Elía, en este momento el adjunto; y la artística está por verse, pero quien sea comenzará a trabajar conmigo desde mediados de este año a manera de transición". El nombre que sonó como posible para esa responsabilidad fue el del director Alejandro Tantanian. "No recibí ningún llamado ni sé cómo empezó a rodar esa versión, nunca fantaseé con esa posibilidad. Pero no querría ver al San Martín en un proceso como el del Colón ni en medio de políticas neoliberales", dice el asesor artístico del teatro Sarmiento, parte del Complejo Teatral de Buenos Aires (CTBA) que también dirige Staiff.

Como periodista, el ­todavía­ director criticaba al TGSM en sus primeros años. Pensaba que un teatro público no debía ser neutral sino involucrarse con la sociedad y auspiciar servicios.

No bien empezó su gestión a principios de los setenta, puso en marcha la puesta de Un enemigo del pueblo, una versión de Arthur Miller sobre el original de Henrik Ibsen y, por primera vez, abrió las puertas de una sala oficial a Bertolt Brecht, con El círculo de tiza caucasiano y a Griselda Gambaro con Nada que ver.

"Cada función era un acto de arrebato político, era muy apasionante. Una vez, en el momento que al doctor Stockmann (lo interpretaba Ernesto Bianco que poco después, en 1977, falleció cuando hacía en la misma Martín Coronado, Cyrano de Bergerac) le destruyen la casa y queda totalmente desvalido, le gritan desde la platea 'Esto te pasa por pelotudo', que era como decir 'esto te pasa por no advertir quiénes son tus enemigos'", cuenta Staiff.

El modelo declarado por el funcionario como ejemplo a seguir era el Teatro nacional popular de Francia que dirigía Jean Vilar y que tuvo a Gérard Philipe durante muchos años como figura principal. "Yo hubiera querido hacer eso con Alfredo Alcón pero como es un poco rebelde cada tanto se me escapaba", dice sobre el actor que debutó en el San Martín pre-Staiff, con Romance de lobos, de Ramón del Valle-Inclán y dirección de Agustín Alezzo, y que una década después, en 1980, tuvo aquel gran éxito que fue Hamlet, con dirección de Omar Grasso y tapa del primer número de la revista Teatro.

El objetivo de armar un teatro de repertorio con un elenco estable se alcanza en esa segunda gestión, del 76 al 89, año en que se disuelve el grupo del que formaba parte la Ofelia que acompañó a Alcón, la actriz Elena Tasisto. "Muchos criticaban al elenco estable. Los que estaban afuera, claro. Pero no era una obligación estar ahí y podías romper el contrato cuando querías. Era muy bueno porque te permitía avanzar e investigar cada vez más con gente a la que ya conocías. Yo sólo tengo agradecimiento y orgullo de haber trabajado con Kive. Gracias a las giras con el San Martín, conocí lugares a los que nunca habría ido como Rusia y recorrí Latinoamérica, y me permitió hacer autores que en otros teatros no son posibles", dice la artista que interpretó obras como La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca, con María Rosa Gallo y dirección de Alejandra Boero; El reñidero, de Sergio De Cecco y puesta de Santángelo; y La Celestina, dirigida por Daniel Suárez Marzal.
No todos eran éxitos y halagos.
Al Macbeth, de 1973, que dirigió Roberto Durán, con Inda Ledesma, Lautaro Murúa y Roberto Carnaghi, el público no le respondió. "Tenía razón ­reconoce Staiff­, era muy malo. Pero de ninguna obra me arrepiento, son todos hijos míos."

­ -¿Ejercer la función de director de un teatro oficial durante la última dictadura le generaba contradicciones?

­ Sí, por supuesto. Pero creía que valía la pena. Por otro lado, teníamos mucha libertad, supongo que se les pasaba. Es cierto que ejercí algo de autocensura. Sabía que no podía hacer otra obra de Brecht. Y lo primero que hice con la vuelta de la democracia, entonces, fue Galileo Galilei, con Walter Santa Ana.

Además de sumar la Cunill Cabanellas y establecer el elenco estable del teatro, durante el segundo período de gestión de Staiff, surgieron la Compañía de Ballet Contemporáneo, con Ana María Stekelman; el grupo de titiriteros, con Ariel Bufano y Adelaida Mangani; la revista Teatro; los espectáculos musicales gratuitos en el hall central Carlos Morel; y la Fotogalería, creada por Sara Facio. El número anual de espectadores pasó de 200 mil, a principios de los setenta, a un millón a fines de los ochenta; bajó la edad promedio de los asistentes y, a nivel socioeconómico, la convocatoria alcanzó a la clase media baja y hasta a algunos sectores obreros.

Según el informe oficial, el año pasado, la cantidad de espectadores en todo el CTBA, es decir, la unificación administrativa realizada a partir de 2000 del San Martín más el teatro Presidente Alvear, el Regio, el Sarmiento y el de la Ribera, todos juntos, sumaron 283.074 personas.


Un espacio entre el afecto y la duda

"Yo tengo una relación entrañable con el San Martín". Para Tantanian, como para muchos que fueron adolescentes durante la dictadura y el regreso a la democracia, representaba casi la única ventana para entrar al mundo de los escenarios a precios posibles.

A la actriz y directora Stella Galazzi, le pasaba lo mismo: "Soy de Zárate y para los del interior y de bajos recursos, el San Martín era el lugar deseado, donde veías a actores como Jorge Mayor, Irma Córdoba o Miguel Ligero", dice la directora de Estaba en mi casa y esperaba que llegara la lluvia, de Jean-Luc Lagarce, ahora mismo en la Casacuberta. Sin embargo, reconoce que dirigir en un teatro oficial ya no representa aquel reconocimiento: "Hoy nada te garantiza nada". Director de Julia, una tragedia naturalista y de Cuchillos en gallinas, entre otras, para Tantanian "llegar al San Martín" tampoco significa nada: "Desde afuera parece otra cosa, por ese imaginario, por la mística que aún tiene el teatro. Pero, sin dudas, significó la posibilidad de ejercer otro modo de producción que yo no conocía, el tener los medios y la estructura para hacer cosas y cobrar dinero, algo que no estaba acostumbrado".

El escritor Eduardo Rovner elige el término "tensión" para definir la característica histórica del TGSM que dirigió desde 1991 al 94. Una tensión establecida entre lo tradicional y lo innovador que debe mantenerse porque es condición de movimiento y que puede cumplirse gracias a las tres salas: la Cunill, para la experimentación; la Casacuberta, para lo contemporáneo consagrado; y la Martín Coronado, para lo tradicional clásico. "No sólo hay que difundir cultura consagrada, que está muy bien. También hay que generar cultura, tomar riesgos", dice.

Si funciona o no como espaldarazo a creadores off, Ricardo Bartis sostiene una postura crítica: Postales argentinas (1989) pre anunciaba el desencuentro que siempre tuve con el San Martín.

No me abrieron las puertas con Postales... Primero fue rechazada y recién después de que le fuera bien en los festivales, Kive me llamó. Con Hamlet (1991) tampoco fue una buena experiencia, no encontré lo que imaginaba, ese orgullo o esa expectativa de estar en un teatro oficial. No hay un proyecto cultural auténtico, son balbuceos. La incorporación de obras y gente nuevas sólo reforzaron la confusión general. En este marco, Kive se manejó como un monarca en su castillo. Me ha convocado para dirigir obras, obras malas, me ha querido domesticar. Lo que pasa es que se trata de un lugar del que uno espera más y ahí termina siendo uno más entre tantos".

Salvo la voz del creador de La pesca, las opiniones acerca de qué significa el TGSM resaltan con nostalgia apenas disimulada el pasado, lamentan un presente en decadencia, rescatan la coherencia de Staiff y se incomodan frente al por qué de esa extraña muestra sobre los arreglos del Colón en el hall del San Martín.

Para otros, como Rovner, la mejor foto es el personal del teatro, su dedicación y apasionamiento.

Cualquiera sea la herencia, a ellos les tocará esta noche acomodar a los espectadores, vender las entradas y correr el telón. Todavía hay función.


Fuente: Revista Ñ

La gran estrella fue el propio teatro

MUSICA › CON LA BOHèME, EL COLON VOLVIO A FUNCIONAR DESPUES DE TRES AÑOS

En la apertura de la temporada lírica, la puesta de Hugo de Ana y la dirección musical de Stefano Ranzani confluyeron en un espectáculo de gran nivel. La elección de la ópera de Puccini, una de las piedras basales del repertorio, refleja también una postura ideológica.

Por Diego Fischerman

La programación, y en particular la apertura de una temporada, es la firma del director de un teatro. Que el título inaugural del Colón reabierto sea La Bohème podrá ser discutido o no, pero responde, sin duda, a una decisión. Optar por el título más representado de la historia y por una de las piedras basales del repertorio operístico significa situar al Colón en un determinado lugar. No se trata de falta de imaginación, sino de ideología. Y cuando se lo hace, como en este caso, con el nivel al que esa reivindicación de la historia y la tradición obligan, esa elección, por más controvertida que pueda resultar, aparece dotada de coherencia. El Colón quiso mostrar que seguía siendo el de antes. Y, sin duda, lo logró.

También la apertura de una ópera es una firma. Allí, en lo que se verá cuando el telón se descorra, se asienta gran parte de la concepción del puestista. Se trata de esas primeras impresiones que suelen determinar amores u odios. Y en ese sentido, ese corte longitudinal de una buhardilla, casi un tinglado abierto en el medio de los techos de París, y esa presencia casi dolorosa del cielo, con sus chimeneas humeantes, definen desde el primer momento, en esta rigurosa e imaginativa puesta de Hugo de Ana, las coordenadas de un espectáculo de gran nivel. El otro elemento que, desde el comienzo, fijó la cota de medida en un punto bastante alto (y bastante más alto que antes, a decir verdad) fue la orquesta, flexible en el fraseo, rica en matices, pareja en las distintas filas, excelente en los solos –violín y flauta, sobre todo– y dirigida con exactitud rítmica y expresividad por el milanés Stefano Ranzani que, entre otras cosas, abrió la última temporada operística del Met de Nueva York.

Una Virginia Tola más que correcta, aunque lejos de su mejor nivel y falta, en general –salvo en el tercer acto–, de verdadera calidez, y un Marius Manea que, sin descollar, se mostró seguro en los agudos, con bello timbre y buena afinación, compusieron una pareja central sumamente digna, a la que se agregó el excelente Marcello de Marco Caria. Nicole Cabell compuso una Musetta más bien plana, con buen volumen aunque timbre demasiado metálico y el grupo de los amigos bohemios fue homogéneo, aunque el bajo Denis Sedov, como Colline, mostró serias dificultades en la afinación del registro más grave. El coro, con cierta tendencia ya endémica al grito, colaboró con justeza, no obstante, a un segundo acto, donde en el medio del abigarramiento se dio preeminencia a la espectacularidad por sobre la sutileza y la delimitación de planos dramáticos. También en este caso se podrá o no estar de acuerdo con el concepto, pero resulta claro que el objetivo buscado se logró con creces. En esa confluencia en escena de solistas, coros y figurantes, más una escenografía que incluía dos automóviles de comienzos del siglo XX, pudo medirse, en definitiva, gran parte del poderío del Colón como teatro.

De Ana, con buen criterio, adelantó la trama unos setenta años. Nada del libreto sufre y, por el contrario, ese París de 1910 resulta bastante más cercano en el imaginario colectivo que el de la primera mitad del siglo XIX. Al fin y al cabo, la vida de los bohemios continuaba entonces tan precaria como otrora y la tuberculosis seguía siendo tan mortal –y tan romántica– como antes. Si en el primer y en el cuarto acto, los techos y los cielos son protagonistas, el segundo y el tercero resultan más convencionales, aunque no por ello menos eficaces. La feria y el café Momus del segundo son un tour de force y la nieve cayendo en la cruda intemperie del tercero, aunque previsible, aparece llena de magia. La iluminación precisa y un vestuario realista y sugerente –también responsabilidad de De Ana– completan el efecto. Pero en esta reapertura, además de la obra y de sus intérpretes, había otro protagonista. El propio teatro, cerrado durante tres años, volvía a funcionar. Obviamente, nada de lo que quedó detrás del escenario pudo observarse. Pero los resultados visibles (y audibles) en la sala fueron óptimos, comenzando por su milagrosa acústica. Llama la atención, sin embargo, el ruido infernal del pistón giratorio en los preparativos del segundo acto (¿es que cien millones de dólares no alcanzaron para un frasquito de lubricante?), el reventón de una bombita eléctrica del decorado –lo que hace presumir más de un cable pelado por esa zona– y un mecanismo de cierre del telón que, en el final de la obra, se negó a efectuar aquello que se esperaba de él.

9-LA BOHEME

Opera de Giacomo Puccini sobre libreto de Illica y Giacosa basado en Murger.

Dirección musical: Stefano Ranzani.

Dirección de escena, diseño de escenografía, vestuario e iluminación: Hugo de Ana.

Dirección del Coro: Antonio Domenighini.

Dirección del Coro de Niños: Valdo Sciammarella.

Orquesta y Coro Estables y Coro de Niños del Teatro Colón

Elenco: Virginia Tola, Marius Manea, Marco Caria, Nicole Cabell, Omar Carrión, Denis Sedov, Fernando Grassi, Leonardo Estévez, Ricardo Casinelli, Leandro Sosa y Sebastián Angulegui.

Teatro Colón: Viernes 28.

Nuevas funciones: Hoy a las 17, martes 1º y viernes 4, a las 20.30, y domingo 6 a las 17.

Fuente: Página 12

El circo como todas las formas del arte

TEATRO › EL CIRQUE DU SOLEIL PRESENTO EN BUENOS AIRES SU ESPECTACULO QUIDAM

Durante dos horas y media, la compañía de origen canadiense y hoy una maquinaria a escala global deslumbró al público que llegó hasta Vicente López. La puesta propone, más allá de la estructura narrativa, un clima poético visual como elemento de conexión.

Por Karina Micheletto
Imagen: Alejandro Elías

Un transeúnte anónimo, uno cualquiera, es la referencia que acerca en latín el título del espectáculo que el Cirque du Soleil ha traído a Buenos Aires. Apenas la excusa para abrir las puertas del arte del circo contemporáneo más prestigioso del mundo, hecho de proezas humanas en diferentes disciplinas, apuntaladas por puestas deslumbrantes. Quidam, estrenado originalmente en Montreal en 1996, y una de las patas de la maquinaria a escala planetaria de esta compañía que ya no es de Quebec, sino del mundo, llega a la Argentina a traer lo suyo: un arte hecho por unos pocos, dadas las increíbles condiciones de los artistas, dirigido también a unos pocos, dados los costos de las entradas.

Difícil encontrar las palabras para describir la deslumbrante secuencia en la que, durante dos horas y media –con un intervalo de media hora en el medio–, los integrantes del Cirque du Soleil despliegan las artes de todas las formas de las acrobacias, los malabares y el equilibrio, la gimnasia rítmica y artística, las contorsiones, el clown, el teatro. Con el mundo onírico de una niña como punto de partida narrativo, se irán sucediendo, casi sin respiro –o mejor, dicho, con el exacto contrapeso de climas, puntos dramáticos, desahogos de carcajadas, tensiones y distensiones–, los núcleos de este Quidam.

Pueden ser las chinitas con los diábolos, un cuadro que se repite en los espectáculos del Cirque. O las posibilidades de los cuerpos con los aros, las cuerdas, la soga, las telas, las pelotas. Las torres humanas, los vuelos cruzados por el aire. El equilibrio, la fuerza, la elasticidad, la preción. De todos esos elementos está hecho el espectáculo, en una puesta teatral que propone, más que la continuidad de una estructura narrativa, cierto clima poético visual como elemento de conexión.

Todo transcurre en tres niveles. Está el nivel del piso, el de la pista central de la carpa. Está también el aire, donde el riesgo se asume sin red. Y está ese submundo por el que cada tanto aparece algo o alguien por una suerte de escotilla, y por el que además llega la luz de otras de estas conexiones, misteriosas. La pista central, además, gira en distintos niveles. Desde el fondo de escena, una banda integrada por seis músicos más un cantante, integrados a la puesta, proponen elementos de distintos folklores del mundo.

El personaje que oficia de hilo conductor para el “pasen y sientan” al que invita el circo contemporáneo es el de esta niña que escapa de la rutina doméstica y que en su viaje entrará en el mundo del “hombre sin cabeza”. Desde este punto de vista, el de un niño, se resignifican las mil y una maneras de saltar a la soga o los usos de la patineta. Una de las estrellas de este circo es un argentino –marplatense, para más datos–. Toto Castiñeiras es el clown que tiene a su cargo dos segmentos centrales, basados en la participación del público y sostenidos por sus eficaces recursos actorales.

Al final de tanto despliegue, queda claro en uno de los cuadros más impactantes del show que si hay una idea que subyace a la concepción del espectáculo es la del circo como manifestación artística del cuerpo. Un hombre y una mujer desafiando las leyes de la física y de la capacidad muscular, en una escena en la que se entrelazan de manera realmente sorprendente, delimitan uno de los grandes momentos generadores de la exclamación de sorpresa de Quidam.

“La gran carpa”, como presenta la voz en off que da las instrucciones de seguridad, está ubicada esta vez en lo que se ha dado en llamar Complejo al Río, en Vicente López, cerca de la General Paz. Un espacio ganado al río que en los hechos es algo así como la parte trasera del Carrefour y que próximamente –prohibición del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires– albergará un festival de rock. No sin cierto glamour perdido entre las ofertas de ladrillo hueco de Sodimac, allí se levantan las precarpas por las que se accede a “la gran carpa”, según se haya pagado de 200 a 650 pesos. En todos los casos, claro, la previa incluye boutiques de souvenirs a precio euro pre-crisis: llaverito 70 pesos, CD 100. Y aquí es donde las hordas que coparon la noche del preestreno por el sólo azar de la invitación –a las cuales pertenece esta cronista– encuentran el verdadero sentido del título en latín: ¡Cualquiera!

Fuente: Página 12

"Quidam", un viaje imaginario

El circo está ubicado en Vicente López, en la intersección de las calles Laprida y Bartolomé Cruz

CIRQUE DU SOLEIL

Hasta fines de junio, la reconocida compañía circense se presentará en el país con su nuevo espectáculo

Tras el éxito local de sus espectáculos "Saltimbanco" y "Alegría", el Cirque du Soleil regresó al país para presentar "Quidam", un show de circo moderno con una estética onírica y pasajes mucho más oscuros que otras producciones de la compañía.

Como en anteriores ocasiones, el show está integrado por una serie de números circenses de alto impacto, aunque esta vez hay más segmentos dedicados al humor.

La premisa de "Quidam" es la aparición de un extraño personaje sin cabeza que le deja a una niña, Zoé, un sombrero que le permite viajar con la imaginación. A partir de allí, la pequeña hará un mágico recorrido en el que será testigo de distintas escenas.

Así se sucederán números como el de la rueda alemana, en la que un intrépido artista gira dentro de un círculo de metal; el diábolo, con cuatro pequeñas asiáticas que hacen malabares para el asombro; el salto de la soga, con una colorida coreografía; o el "balanceo en las nubes", en el que una trapecista realiza increíbles movimientos sobre una soga que cuelga a varios metros del piso.

También hay lugar para momentos más sombríos como el número de contorsiones en tela, que culminará con una metafórica muerte de la acróbata tras un sensual despliegue de movimientos; y numerosas imágenes poéticas, como un hombre con cara de diario que camina sobre el aire y unos simpáticos personajes vestidos con mamelucos blancos y capuchas que sólo dejan al descubierto sus ojos.

UN POCO DE HUMOR

Además en "Quidam" hay un fuerte protagonismo del humor, con las intervenciones de John (Mark Ward), un insólito maestro de ceremonias; y del clown argentino Toto Castiñeiras, quien se encarga de hacer dos intervenciones cómicas con participación del público que son las mejores que el Cirque du Soleil presentó hasta el momento en el país.

Palabras aparte merecen la música en vivo, mezcla de folclore balcánico con pop y rock, y el deslumbrante vestuario y maquillaje que ya son una marca registrada de la compañía canadiense.

"Quidam" se presentará hasta fines de junio en Desarrollo al Río, un predio ubicado en la intersección de las calles Laprida y Bartolomé Cruz, en el partido de Vicente López.

Fuente: El Día

Piaf se mudó a España

¿Cómo fue el estreno de “Piaf” en España y cómo sigue la obra? Espectacular, casi con las mismas increíbles ovaciones que recibimos en Buenos Aires. Las críticas fueron muy buenas. De todas formas, la crisis se hace sentir en las salas teatrales. Aquí estamos recibiendo el verano en estos momentos. En las últimas semanas la venta de localidades de los teatros bajó. Calculo que estaremos en el teatro Nuevo Alcalá hasta el 18 de julio y después viajaré a Londres para empezar los ensayos de Passion con Jamie Lloyd (el director de Piaf ) para el Donmar Warehouse. Y en diciembre estaré de vuelta en la Argentina para filmar con Paula Hernández.

¿Qué película vas a filmar en el país? Un amor para toda la vida , así se llama en principio. Será mi debut en pantalla grande. Yo sólo había hecho un corto por el Bicentenario, con dirección de Sabrina Farji.

Fuente: Clarín

El cuerpo del actor-bailarín en su dimensión expresiva y creadora

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Seminario de Introducción a las técnicas del Action Theater

Sábado y domingo 26 y 27 de junio 2010
De 16 a 19 hs.
Arancel: $170
Movimiento Esquina: Concepción Arenal 4394
Tel: 4857 5411
Reservar vacante. Inscripción anticipada

Sueño cumplido: Ernesto Snajer



A la caza de Gismonti. El guitarrista cuenta el largo camino que debió recorrer hasta que logró conocer al músico brasileño, su máximo referente.

PorEduardo Slusarczuk

Arranqué con mi sueño cuando tenía 13 años. Yo venía tocando de todo: me gustaba el rock, el jazz, un poco el folclore. Pero estaba en la luna. Hasta que un amigo músico me dijo: Escucha esto. Y puso Circense, de Egberto Gismonti. Fue como que si en un segundo se me ordenaran todos los pensamientos. Me quedé así, duro. Me morí.”

Recordar no le cuesta a Ernesto Snajer. Casi 30 años después de aquel día, guarda intacta aquella sensación. “Desde entonces siempre tuve a Gismonti en la cabeza. Me compraba los discos, me sabía todos los temas, me leía los reportajes. Cuando salió la primera edición de Alma, en vinilo, venía con las partituras. Y eso terminó de enloquecerme”.

La gismontimanía del músico argentino incluyó la compra de una guitarra de 10 cuerdas como la de Egberto. “Creo que la primera guita que cobré como músico me la gasté en la guitarra. Tuve que pedirla especialmente, y esperar que me la hicieran”, recuerda. Lo que no imaginaba Snajer era que esa inversión lo pondría a tiro de cumplir su sueño.

Es que, en medio de una gira por Neuquén, a Gismonti se le rompió la guitarra. “Alguien de la producción me llamó y me preguntó si se la podía prestar. Obvio que dije que sí”, relata Snajer, y sigue: “El día del concierto fui al teatro y esperé hasta que llegó Gismonti”. Pero resultó que, sin aviso, alguien había arreglado la guitarra y su presencia allí ya no tenía demasiado sentido. “Gismonti pasó por al lado mío, me dijo algo así como gracias pibe, y siguió de largo. Eso fue todo. Pensé: Anda a cagar y, casi moqueando, me fui pensando que el sueño no era para mí”, concluye.

Pero Snajer cuenta que, en el ‘97, Gismonti estaba por tocar en el Bauen, con Nando Carneiro y Zeca Assumpção. “Yo no tenía un sope, pero una tía me compró dos entradas. Fui con mi mujer y me llevé el disco que recién había grabado con el danés Palle Wintfeld, que incluía una versión de Maracatú.”

“El show fue alucinante. Y cuando terminó, empecé a dar vueltas, sin decidirme a nada”, recuerda Snajer, y le echa la culpa a su timidez: “Reconozco que me gustaría conocer gente, pero en el momento preciso empiezo a mariconera”. Pero aquel día, el amor propio pudo más. “Di vueltas hasta que mi mujer me dijo: No seas boludo. Viniste hasta acá, tenés el disco. Dármelo y se lo llevo yo. Me convenció.” El hombre tomó aire y encaró para los camarines, donde chocó con Bochi, “asistente emblemático de Roberto Menéndez, el dueño de Oliverio”. Aunque insistió, no hubo caso. “No puedo dejar pasar a nadie”, repetía. Así que le dejó el CD, con la certeza de que al minuto el mensajero se olvidaría del asunto.
Pero no. “A la semana, mientras laburaba en mi estudio, entró un fax. El remitente: Egberto Gismonti. Me quedé duro”. Con auxilio de un amigo, Snajer leyó: “Me decía que le había gustado mucho el disco, que estaba armando su sello y que quería editarlo. Me morí”, sintetiza. “Consultamos a nuestro editor, Peter Olfusan, y dijo que no había problemas”, continúa. Sin embargo, el proyecto entró en un largo compás de espera, con las peores premoniciones. Dos años pasaron hasta que Gismonti lo llamó a Snajer. “Me dijo: Le tenemos que dar forma a esto. ¿Por qué no te venís para Río y arreglamos todo? Respondí: Mandame los datos que voy”.
Fueron tres días y dos noches los que pasó Snajer en la casa de Gismonti. “Dormía en la pieza en la que el tipo tiene el piano”, recuerda. “Yo fui con la ilusión de hablar de música. Voy tres días a la casa de mi héroe –pensé-. Quiero que me dé la luz. Me acuerdo de que llegué y me planteó: Mira, de música casi no vamos a hablar. Ustedes tienen un dúo que me encanta, tocan muy bien, y por algo los elegí. De ahí en más, viví un curso acelerado de cómo tiene que hacer las cosas un músico”.

Snajer sintetiza esas 60 horas sin dar respiro. “Era mortal. No hablábamos de música. Pero nos sentábamos a tomar algo y me explicaba cosas. Me decía cómo le parecía que nos teníamos que organizar. Trabajamos en el estudio, con el disco. No tocamos nada, pero volví con otra cabeza. Después de eso, nada fue igual”.

Fuente: Clarín

Esta vez el hechizo tuvo un tinte espartano

MUSICA › CAT POWER VOLVIO A CANTAR EN BUENOS AIRES

Por Roque Casciero
Imagen: Veronica Martinez

Algo pasó el año pasado entre Chan Marshall, la princesa indie también conocida como Cat Power, y sus seguidores argentinos: en el Gran Rex se selló el comienzo de una historia de amor. Ella, con su encantador flequillo, su rostro redondeado, sus ademanes de freak y su aspecto de girl next door, sedujo a toda la platea. Pero el sentimiento fue correspondido, porque fue Marshall quien insistió en volver tan pronto. Eso contaba después el promotor de la velada que, claro, ¿cómo iba a negarse a los deseos de la hechicera Cat Power? Si su voz puede lastimar cuando acaricia y ofrecer refugio en el dolor, mientras ella baila con un ritmo que sólo escucha en su mente o decide que es buen momento para bajar a cantar en los pasillos del teatro. Todo eso se repitió el sábado pasado en el Coliseo, a sólo diez meses de la visita anterior de la cantante: hasta tenía la misma camisa verde militar, la corbatita suelta y los jeans negros. También volvió sobre el ritual de regalarle rosas a su público al final (en el inicio la habían sorprendido entregándole una camiseta de la selección) y hasta repasó varias de las canciones que ya había transitado en su segunda visita. Pero las similitudes entre uno y otro show llegaron hasta ahí.

La diferencia más profunda fue que esta vez sólo la acompañaron dos músicos de Dirty Delta Blues, el cuarteto con el que grabara el disco de versiones Jukebox y que la acompañara en julio pasado. El guitarrista Judah Bauer (Blues Explosion) y el pianista Gregg Foreman (The Delta 72) construyeron, de manera sencilla, un entorno de blues y soul desnudos, casi esqueletos de canciones de la propia Marshall y de clásicos como “Sea of Love” (Phil Phillips) y “Satisfaction” (Rolling Stones). Los fans ya están avisados de que la cantante no sigue los parámetros convencionales a la hora de los covers, pero lo del sábado fueron versiones de versiones, reinterpretaciones ligeramente basadas en los originales... incluso en los temas que llevan la firma de Marshall. A “Lived in Bars” le sentó muy bien ir a la médula, pero “The Greatest” se contrajo tanto que perdió algo de encanto. “Song for Bobby” también se diluyó por el tratamiento espartano, aunque la voz resultara suficiente para mantener el encantamiento. Yclaro, esos desplazamientos de niña grandota incómoda con su cuerpo. “¡Qué lindo movés los piecitos!”, le gritaron. Es cierto: esas “dificultades”, como los chistes a medias y los gestos que intentan en vano una comunicación, aportan a su embrujo.

La ausencia más notable con respecto al show anterior fue la del enorme Jim White, hecho acentuado cuando un asistente de escenario se hizo cargo de la batería en un par de temas: los fills del batero de Dirty Three no son para cualquiera. En varias de las canciones, el tempo era marcado por la pandereta que pisaba Bauer, a la manera de los viejos bluseros. De todos modos, Marshall va a su propia velocidad, y a veces maravilla que logre fundirse con lo que tocan los músicos. Las melodías se desarman y reaparecen en fragmentos, como piezas de un rompecabezas mágico que sólo ella puede hacer encajar. No tiene por qué cantar exactamente lo que compuso y la “obligación” es incluso menor si se trata de un cover: costó reconocer el riff de “Satisfaction” y a “Fortunate Son” (Creedence Clearwater Revival) bien se le podía cantar “Sympathy for the Devil” encima. Además, si en la edición argentina de Jukebox incluía una versión en español de “Angelitos negros” (del venezolano Andrés Eloy Blanco), en el Coliseo eligió un spanglish difícil de seguir. Sin embargo, de algún modo misterioso, con el áspero terciopelo de su garganta y su aspecto de haber cerrado apenas vaya uno a saber qué heridas, ella se erigió una vez más en esa sirena adolorida por la que tantos no dudarían en dejar que sus naves se hicieran pedazos.

7-CAT POWER

Músicos: Chan Marshall (voz), Judah Bauer (guitarra) y Gregg Foreman (teclados y guitarra).

Lugar: Teatro Coliseo, 29 de mayo de 2010.

Público: 1600 personas.

Duración: 90 minutos.

Fuente: Página 12

Pop que pisa fuerte

Indie pop con reminiscencias de los '90 propone el emergente grupo Amor Elefante

Indie pop, anti-folk, sonido noventa de la escuela Bléfari, guitarras, teclados y xilofón se cruzan en el myspace de las Amor Elefante. Su cantante y guitarrista Rocío (o Rochu) grabó unas maquetas, las colgó en la web y junto a Roky Fernandon en batería, Ine Coper en guitarra, y la ayuda de su amigo Juanchi Cometa en el bajo (del grupo Mic y Mouse) hoy recorre los escenarios, exhibiendo su introspectiva obra. “Estamos grabando un disco, merendando mucho, saliendo poco, tocando, y disfrutando del amor que nos tenemos y de la hermosa amistad que se va dando con las personas que nos cruzamos en el camino”, nos cuenta.

Una hermosa voz con acento neutro, naif, con algunos fraseos al estilo británico (pensemos en Bristol o Juana La Loca) coritos low-fi corte Beach Boys (aquí atractivamente femeninos) y teclados grabados en un pijama party terminan de definir su apuesta. “Proyectos tenemos miles, grabar las nuevas canciones, jugar un partido de papi futbol, comprar unas buenas patinetas de las viejitas y salir a conquistar el barrio, hacer un pic nic…”.

Amor Elefante se formó en Banfield hace un año, y es de los flamantes grupos del sello platense JEC. En junio prometen festejar su primer cumpleaños, “esto será en Plasma, el día 20, con La Ola que quería ser chau y Valentín & los volcanes”.

myspace.com/amorelefante
Fuente: Hoy

Un equipo de la UNLP realizó un trabajo de relevamiento sobre teatros españoles

Buenos Aires concentra la mayor cantidad de salas de este tipo en Latinoamérica son obras de fines del siglo XIX

Ayer finalizó el Primer Encuentro de los Teatros de la Red del Teatro Español en América, realizado en la ciudad bonaerense de Azul –que alberga a uno de los teatros fundados por inmigrantes españoles a principios del siglo pasado–. El objetivo fue activar la gestión del funcionamiento de los mismos y definir una propuesta de coordinación desde la Red. Pero, antes del mismo, a través de un convenio firmado con la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), se conformó el equipo técnico de especialistas, a cargo de la arquitecta Arabela Delachaux, que realizó el relevamiento de estos teatros y avanzaron en la estimación económica que requieren para su correcto funcionamiento y puesta en valor.

-¿Cómo fueron convocados para esta propuesta?

–La propuesta surge de un proyecto imaginado por Mario Vedoya, actor nacido en Argentina y radicado en Madrid hace más de 30 años. Y se presentaron dos proyectos, uno en 2008 y otro este año, a la AECID, Agencia Española de Cooperación y Desarrollo Internacional.

–¿En qué consistían estos proyectos?

–El primero consistió en hacer un sondeo de los teatros españolas fundados por Sociedades Españolas de Socorros Mutuos en la provincia de Buenos Aires y en ver en qué condiciones estaban y cual era su actividad cultural, para ver cuales de ellos estaban en condiciones de pertenecer rápidamente a la Red. De 19 teatros, fueron 9 los considerados con factibilidad para pertenecer a la Red. El segundo proyecto tenía dos objetivos fundamentales: por una parte, intenta establecer cuales son las condiciones que de estos nueve deben ser mejoradas y cual es su costo económico para la correcta puesta a punto y, por otro, reunir a los nueve teatros para el Primer Encuentro de la Red en la ciudad Cervantina de Azul.

–¿Cuál era la importancia de este Primer Encuentro de la Red?

–En este encuentro se pretendía generar un acuerdo de pertenencia a la Red e iniciar un intercambio de experiencias en gestión cultural, en función de optimizar la actividad cultural en toda la provincia y ser el germen de una nueva forma de dinamizar el territorio fuera del circuito teatral de Buenos Aires y, además, ser expansivo hacia nuevos territorios en toda América Latina. De tal modo se concretaría un ambicioso proyecto que uniría las dos ciudades cervantinas en América, Guanajuato en México y Azul en Argentina. Y para realizar este proyecto se realizaron acciones tendientes a consolidar la Red, como la creación de la Fundación y un acuerdo marco con la UNLP. Es por ello que el presente proyecto, Puesta en Valor de los Teatros Españoles en la provincia de Buenos Aires y Primer Encuentro de la Red en Azul, se realizó mediante un convenio entre la Fundación y la UNLP, donde intervienen especialistas de la Facultades de Arquitectura, Bellas Artes e Ingeniería.

–-¿Quiénes integraron ese equipo?

–Además de mí, estaban el Ingeniero Pablo Ixtaina, el Ingeniero Matías Presso, la Licenciada en Artes Plásticas Patricia Ciochini y Daniel Gulayin en cómputos.

Teatros españoles en la Provincia. Hacia fines del siglo XIX y principios del XX, junto con el fenómeno de la inmigración, se produce de un modo muy extendido, a lo largo y ancho de la provincia de Buenos Aires, la creación de edificios teatrales fundados por inmigrantes a través de las Asociaciones Españolas de Socorros Mutuos, con el fin de preservar la memoria y las raíces.

No existe lugar en Latinoamérica que concentre tal cantidad de teatros de estas características como la provincia de Buenos Aires. Por esta razón, la Red del Teatro Español en América comienza allí la tarea de extenderse en el tiempo a todos y cada uno de los teatros de Hispanoamérica que, por historia, dimensiones y categoría, puedan formar parte de ella.

La Fundación Red del Teatro Español de América busca no sólo preservar esos teatros creados desde la sociedad civil sino también transformarlos en un polo cultural que sea referente y orgullo de cada una de las ciudades. A partir de la experiencia de España, que cuenta con una Red Nacional de Teatro muy aceitada e incluye las redes de cada una de sus comunidades autonómicas, promueve la creación de la Red como un elemento vertebrador e impulsor de la cultura, se pretende fomentar los procesos de autodesarrollo económico de las poblaciones participantes y de sus teatros. Desde una perspectiva descentralizada busca favorecer un intercambio pleno y eficaz entre España e Hispanoamérica, un viaje de ida y vuelta que contribuya a desarrollar las distintas regiones.

Luego de un relevamiento exhaustivo –realizado por el equipo de la UNLP–, que comprendió 19 salas existentes en territorio bonaerense, se seleccionaron 9 para realizar un análisis del costo económico que implica su definitiva y correcta puesta en valor. Los elegidos fueron los teatros españoles de Azul, Bolívar, Lobería, Luján, Magdalena, Pehuajó, Pigüé, Saladillo y Trenque Lauquen.

Fuente: DiagonalesJustificar a ambos lados

Falleció Rubén Juárez

Juárez sufría cáncer desde hacía varios años

El famoso bandoneonista y cantor se encontraba internado en una clínica de Capital Federal. Tenía 62 años. Sus restos serán velados en la Legislatura porteña

El bandoneonista y cantor Rubén Juárez falleció esta mañana luego de sufrir un intenso deterioro en su salud, producto de un cáncer de próstata que sufría desde hacía varios años.

Amigos del artista del dos por cuatro confirmaron su deceso que se produjo en la mañana de hoy en el sanatorio Güemes de Capital Federal donde estaba internado en terapia intensiva.

Los restos de Juárez, fallecido esta mañana, serán velados desde la tarde de hoy en el Salón Presidente Perón de la Legislatura porteña, según se informó oficialmente.

El compositor, arreglador, bandoneonista y cantante de tango había sido declarado Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires por el cuerpo legislativo en diciembre de 2006, mediante la Ley 2.205 sancionada por unanimidad de votos.

De acuerdo con lo informado por la Legislatura, el ingreso del público al Palacio legislativo de la Ciudad se realizará por la Avenida Julio A. Roca 575.

Fuente: El Día

La historia de la Biblioteca Nacional vista por su director

Horacio González y un libro sobre la institución

El libro Historia de la Biblioteca Nacional, escrito por el director de esa institución, Horacio González, subraya una unidad conceptual que construye su conciencia bicentenaria más allá de los avatares cambiantes y del hecho de haber funcionado en tres edificios distintos.

"Esta historia quiere ser, a la vez, una historia de sus ensueños bibliotecarios y de las quimeras literarias del país. También de sus nada secretos filamentos políticos. No es la primera historia que se escribe sobre ella. No será la última. Su condición de dilema público y cultural no puede agotarse", definió González en el prólogo.

Sin embargo, el funcionario aclaró que "es huidizo el intento de darle un carácter unívoco a su desarrollo o declarar que importan más sus funciones que su origen o que sus discontinuidades políticas. Por eso nos rehuye sin dificultad cuando se quiere imaginarla como una e indivisible a lo largo de todas las épocas".

Un punto sobre el que González hizo hincapié en este libro es la polémica sobre su fundación, "que en esencia constituye el tema de cómo las instituciones se relacionan con las ideologías de cada época. El joven y enigmático político Mariano Moreno surge de las querellas sobre el origen con la signatura de fundador, pero no sin reconocer la difusa imagen de los actos fundadores".

El director de la Biblioteca también se refirió a su funcionamiento, el cual "suele dejar la idea de una demora, una desidia o un incumplimiento. Esta cuestión se arrastra en centenarios documentos que pasman con su insistencia y reiteración".

Pese a esto, la noción de Biblioteca no se disuelve en una "serie de períodos interrumpidos" y González nombró a Paul Groussac como una fuente de inspiración sobre este asunto, ya que en la historia de la institución "consigue acercarse a una historia moral e intelectual de la Argentina". Y precisó: "Sobre el subsuelo del gran relato de Groussac, asentamos y proyectamos nuestro propio recorrido, la Biblioteca vista como una reiteración de temas y dilemas en el tiempo, como una circularidad que no es maleficio sino la insistencia temporal en desarrollo que ni son lineales ni acumulativos. Pero que aquí y allá rompen el hechizo para dar momentos de excepcionalidad o rareza innovadora.

González apuntó a la imagen de un archivo "en el que siempre alguna pieza queda sin clasificar", al que comparó con el motor de la historia, "el reverso de un orden que, sin embargo, debe ser constatado".

"El secreto mismo de las instituciones se encuentra ahí: lo que pueden clasificar o numerar se hace a costa de un residuo que "como escoria testaruda, no se deja sujetar".

Desde esa perspectiva, enfatizó que esta historia "mantiene, pues, la unidad de un concepto, el de Biblioteca Nacional, a lo largo de sus múltiples formas, sentidos y apariciones. Pero siempre que el concepto preserve su carácter alusivo".

"He aquí lo que puede llevarnos a una historia nacional sub especie literaria, simbólica y desde luego tecnológica: todos ellos, campos de una disputa de significados, como la que en esencia envuelve a todas las instituciones", una forma, aclara González, de llegar "al nucleo vivo de la polémica misma sobre la cultura nacional".

Este núcleo tiene el signo de un dilema: "qué porción de interés le reservamos a las tradiciones humanísticas y como vinculamos a ellas las primicias de la tecnología que son fruto de los grandes órdenes clasificatorios que hacen del `dato` un elemento de lo real y también la realidad de una implícita teoría del conocimiento", resaltó.

El funcionario recalcó también que "todas estas dimensiones del discurso bibliotecario no constituyen una unidad acabada, como es previsible, pues en esta materia sólo existe lo irresuelto" y, desde esa paradoja, "nos permitimos escribir su historia".

El libro incluye una breve historia de la Biblioteca en imágenes que resulta muy ilustrativa de lo expuesto con fotos de sus distintas sedes (el de la calle Moreno, el de la calle México y el de la calle Agote), algunos de sus directores (Borges, Héctor Yánover y Elvio Vitali) y textos emblemáticos de distintos períodos albergados en la institución.

Fuente: Diagonales

domingo, 30 de mayo de 2010

Lido Iacopetti, “Para mí la pintura es un canto a la libertad”

Lido Iacopetti

“Para mí la pintura es un canto a la libertad”

Próximo a inaugurar varias muestras en la ciudad de La Plata y en Buenos Aires, Lido Iacopetti, me recibe en su casa, junto a su esposa y compañera Teldy. Con su habitual amabilidad, comenzó este relato cargado de reflexiones, anécdotas y vivencias artísticas.


Nacido en San Nicolás de los Arroyos, este multifacético artista vive en La Plata desde 1958, ciudad que adoptó porque un amigo lo incitó a inscribirse en la Escuela Superior de Bellas Artes, lugar que lo vio crecer y desarrollarse como artista.

- Cuénteme sobre sus comienzos en la pintura.

En San Nicolás ya había estudiado pintura. Mi padre pintaba, se respiraba en mi casa esa atmósfera típica de familia italiana, donde el arte era palabra mayor; de chiquito se me despertó el interés por lo estético. Escribía novelas, poesía, dibujaba, y en un momento aprendí que no podía dedicarme a todo y como lo que más me gustaba era trabajar con la imagen, el espacio y el color, por una vocación interna, seguí pintura. A la carrera no la terminé, seguí pintando por mis propios medios.

Tuve maestros en La Plata como Martínez Soliman, Pacha, Elgarte, López Anaya, entre otros. En forma paralela estudié Profesorado en Historia del Arte, carrera que terminé.

Dediqué mi vida al arte, agradezco eso. Hay que renunciar a muchas cosas para dedicarse a una vocación así, porque no lo hice por cartelera ni por el mercado artístico, nunca tuve ganancia, porque no viví de la pintura sino para la pintura. Esa es la diferencia sartreana: uno dice qué, por qué y para qué. No entré en el circuito comercial, y pagué mi precio.

Fue peor el costo cuando en una época decidí no mandar obras a los salones.

- ¿Recuerda alguna anécdota de sus épocas como estudiante?

Anécdotas tengo muchas, era mi época de bohemia. Mi taller estaba en una casa en demolición, la única habitación que no se llovía era donde yo pintaba. Y mi compañera ocasional era una ratita que de vez en cuando recorría el lugar, a quien representé en una de mis obras (Elefante con maceta, 1964 – Óleo sobre tela).

En ese entonces, comía salteado, a veces cuando podía me compraba medio kilo de falda. Recuerdo que había ido a la carnicería y una señora adelante mío había hecho una compra abundante; cuando estaba por terminar compró un kilo de falda y aclaró que era para su perro. Cuando me tocó el turno a mí, el carnicero me preguntó: “vos pibe, ¿qué llevás?”, y le respondí: “medio kilo para el mío”. En la pensión cuando compartí ese medio kilo de carne con mis amigos, ladraba. Eran otras épocas… Corría el año 1962….

También recuerdo que en mis primeras épocas no tenía caballete entonces usaba una puerta para trabajar. Un día llegó el profesor César López Osornio y al ver mi situación me regaló uno. Es el día de hoy que lo sigo usando como principal, aunque cuento con otros dos.

- ¿Cómo se definiría?

Autodefinirse es muy difícil. En mis comienzos me tenía que ubicar dentro de una corriente, para conceptualizar lo que estaba haciendo en ese aspecto, tuve la idea de poner nueva imaginación a mi pintura; era el año 1965. Aquí, en La Plata, ese tipo de imagen no se estaba elaborando, por lo menos a nivel oficial. Para mí la pintura es un canto a la libertad, una constante búsqueda por mejorar la condición humana. Siempre busqué la originalidad, porque creo que es importante encontrar el origen, jamás me he creído una persona especial ni un elegido de Dios, yo he tenido la capacidad de ser un tipo llano, simple, y dentro de esa simplicidad he buscado crear, he buscado el origen, he llegado a buscar una identidad que tenga que ver con mi paisaje, con mi entorno, conmigo. No me gusta ser un continuador. Siempre me gustó ser un solitario.

- ¿La búsqueda de nuevas formas en el arte fue una constante en su vida?

Exacto, siempre busqué la originalidad. Para mí el arte es encontrarme con el origen; no por ser distinto, nunca tomé el papel de personaje, tengo mi propio perfil.

Me gusta la experimentación, eso metamorfósico que hacía en los años 60. A la gente acá le resultaba algo inédito y yo pagué por eso, fue una pintura que no era aceptada por coleccionistas o en los salones.

- ¿La propuesta estética que se propuso en sus comienzos sigue vigente?

Siempre tuve continuidad con relación a mis principios estéticos, yo traté de mantener una actitud en mi trabajo de creación, de búsqueda, bastante impulso, exigiéndome la creatividad. Siempre estoy inspirado, por mí pintaría todo el día. De a poco fui reconocido.

Me valoran la continuidad que he tenido en mi vida con respecto a mis principios estéticos.

- ¿Recuerda cuántas obras lleva realizadas?

He llegado a las 10 mil obras que se encuentran en museos, escuelas, bibliotecas y colecciones particulares de todo el mundo. Hay cuadros míos en el Museo de Arte Moderno de Perú; en el de la Comuna de Nócaro, en Italia, y en el de Arte Latinoamericano de Florida, en EE.UU, entre otros lugares.

He donado a muchísimas instituciones públicas.

Con un estilo inconfundible, la obra de Iacopetti, en su inalterable búsqueda de mejorar la condición humana a través del arte, refleja una constante lucha por u la libertad artística y humana. Esto lo pude comprobar en su taller y en su casa, lugares donde me vi rodeada de esa esencia particular que se plasma en sus obras. Caracterizándose por incorporar el lenguaje del color y de la forma en un espacio lleno de poesía, de imaginación, logra un código diferente: “quiero alcanzar la conjunción cósmica que me lleve a una situación de génesis, de búsqueda del principio”, agrega en su relato.

Siempre fue un artista que rompió con los moldes académicos preestablecidos y un experimentador, tanto en lenguajes plásticos como en circuitos de circulación, realizando experiencias innovadoras para acercarlas al común de la gente, como por ejemplo transformar comercios barriales en lugares de exposición. “Busqué llevar el arte a todos los lugares haciéndolo accesible a todo el mundo -dice. Además de las galerías, lo llevé a lugares comunes donde la gente transitaba; algunos desvalorizaban la obra porque estaba expuesta en una rotisería o en una zapatería, entre otros espacios no convencionales”.

Iacopetti ejerció la docencia en el Bachillerato de Bellas Artes, Enseñanza Artística y Superior, y en los Colegios Carlos Vergara y Nacional de La Plata, donde trabajó con Edgardo Vigo, a la par que pintaba: “siempre digo, tengo setenta por ciento de taller y treinta por ciento de docencia, promedio que trabajé toda la vida”.



- ¿Qué pretendió dejar como legado a sus alumnos?

Pienso escribir mi testamento docente para la enseñanza, aunque en mi libro “Buichos estéticos IV, notas de un pintor” documenté publicaciones, manifiestos y folletos, condensando mi pensamiento y mi visión del arte y de la realidad. Cuando enseñaba pintaba con las palabras, les transmitía mi experiencia estética. Hoy muchos me lo agradecen.

Escribí también muchos manifiestos. El objetivo era comunicarme con la gente y expresarle cuáles eran mis ideas. En la década del 60, 70 había un afán por cambiar, por renovar. Cada uno lo hizo a su manera.

Creía fervientemente en el cambio del ser humano y de la sociedad como fin del hecho estético. Y lo sigo creyendo. Nunca tuve una división entre la pintura y la enseñanza.

Para Iacopetti, el arte es participación total, creación, liberación, superación, entre otras cosas.

- ¿Siente que ha concretado sus ideales?

No creo, yo he concretado mi propuesta, pero no puedo decir que concreté mis ideales porque la sociedad que yo soñé no es esta sociedad en la que vivimos, especulativa e insegura, resultado de una política cultural que se viene llevando desde años.

Más allá de no haber concretado mis ideales volvería a recorrer el camino de la bohemia que algún día empecé. No me arrepiento de nada y siento que la vida me ha regalado mucho. No pido nada más.

A lo largo de esta charla reconocí a un Iacopetti efusivo, apasionado por su arte, por sus convicciones, por sus ideales y su manera de vivir. Por eso, para cerrar esta nota, considero que la siguiente anécdota termina de pintar a este maestro: “cuando se formó el Movimiento de Arte Moderno en La Plata, año 1965, formé parte del grupo. La inauguración era en el Museo Provincial de Bellas Artes y venía a la misma el crítico Jorge Romero Brest, desde Buenos Aires, para presentar la muestra. Por un olvido omitieron en el catálogo mi nombre, no figuraba entre los 8 pintores que integraban al grupo. Para asombro de los organizadores, levanté mis 3 obras y me las llevé. En el momento de la inauguración quedó la pared en blanco. En ese tiempo reconozco que tenía un fuerte carácter, me decían “gringo caliente”. El tiempo fue madurando mi espíritu”. t

Contacto:

lidoiacopetti@yahoo.com.ar Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla

Nota: Lic. Cuca Aramburú

cucaaramburu@hotmail.com Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla

Fotos: Cony Agesta

Perfil

Lido Iacopetti nació en San Nicolás de los Arroyos, provincia de Buenos Aires, en el año 1936. Egresado de la Facultad de Bellas Artes, Universidad Nacional de La Plata, con el título de Profesor y Licenciado en Historia de las Artes Plásticas.

Participó en varias exposiciones individuales y colectivas en el país.

Sus más de 10 mil obras se encuentran en diferentes países del mundo y en múltiples escuelas, museos, instituciones y colecciones privadas.

Además de pintor, es autor de varios libros y publicaciones.

Realiza anualmente los almanaques Pro-Infantia, Fundación para la Promoción del Bienestar del Niño, Hospital Zonal especializado “Dr. Noel H.Sbarra”- La Plata

Fuente: http://aquilaplata.com/destacados/lido-iacopetti-para-mi-la-pintura-es-un-canto-a-la-libertad.html

Ballet "Estancia" de Ginastera y Opera "Ainadamar" de Golijov

A las 17, en la sala Alberto Ginastera del Teatro Argentino, calle 51 e/ 9 y 10. Entradas desde $ 15. Descuentos a jubilados y pensionados.

Estancia -Suite- contará con la conducción de orquesta de Rodolfo Fischer. Será interpretada por integrantes del Ballet Estable que dirige Rodolfo Lastra. La escenografía y el vestuario le corresponden a Marta Albertinazzi y la iluminación a Juan Carlos Greco. El diseño de video y edición le pertenecen a Federico Bongiorno, habrá frases y palabras del Martín Fierro de José Hernández en la voz de Ciro Zorzoli y composición sonora y edición a cargo de Jorge Chikiar.

La ópera Ainadamar de Osvaldo Golijov tiene libreto de David Henry Hwang y está basada en la vida del escritor Federico García Lorca. Se ofrecerá con la dirección musical de Rodolfo Fischer, la dirección de escena y el vestuario de Claudia Billourou; la escenografía e iluminación de Juan Carlos Greco y el diseño de video y la edición de Federico Bongiorno. El reparto estará encabezado por Franco Fagioli (Federico García Lorca), Marisú Pavón (Margarita Xirgu), Patricia González (Nuria) y Jesús Montoya (Ruiz Alonso).

Estancia -Suite-:

En 1939 Alberto Ginastera (1916-1983) compuso el ballet Panambí, considerado por sus biógrafos su primera obra importante. Le había sido comisionado por Lincoln Kirstein (1907-1996), uno de los más inquietos promotores artísticos norteamericanos en el campo de la música, la danza, la literatura y el cine, con el objeto de que el célebre coreógrafo George Balanchine (1904-1983) lo montara con la compañía del American Ballet Caravan.

Dos años después, también por encargo de Kirstein y con el mismo destino, Ginastera creó la música del ballet Estancia, dedicado a reflejar los personajes prototípicos y las actividades características de los grandes establecimientos rurales de la pampa argentina. Pero la inminencia de la Segunda Guerra Mundial frustró la posibilidad de que ambas obras llegaran a subir efectivamente a escena.

La pieza quedó relegada hasta que en 1943 se estrenó en Buenos Aires una suite de sólo cuatro danzas en versión de concierto. La repercusión fue tan inmediata como favorable. Pero la primera presentación completa del ballet, con coreografía de Michel Borowsky, se produjo recién en 1952 en el Teatro Colón de Buenos Aires.

Desde entonces, Estancia ha dado pie a numerosas versiones realizadas en el país y en el exterior, algunas muy recordadas, como la efectuada por Oscar Araiz en 1966 en el Teatro Colón, como parte de los festejos del 150° aniversario de la Declaración de la Independencia nacional.

Para esta oportunidad, Carlos Trunsky seleccionó de la partitura original completa un total de ocho danzas, las cinco más enérgicas y las tres de mayor lirismo.

Este joven coreógrafo quiso aprovechar esta obra paradigmática para expresar por medio de formas danzables su propia visión de nuestro pasado y nuestro presente, con una mirada que no elude la crítica ni el señalamiento de nuestras contradicciones.

Ainadamar, de Osvaldo Golijov:

Osvaldo Golijov nació en La Plata, donde inició sus estudios de piano y composición. En 1983 se trasladó a Israel, donde continuó su formación musical. Tres años después se estableció en los Estados Unidos y se perfeccionó junto a figuras de la talla de George Crumb, Lukas Foss y Oliver Knussen. Escribió numerosas piezas por encargo de universidades y festivales norteamericanos. Actualmente es compositor permanente de la Orquesta Sinfónica de Chicago. Ha dedicado obras especiales a conjuntos de cámara tan famosos como Kronos Quartet y St. Lawrence String Quartet y es el autor de la música de los dos últimos filmes rodados por Francis Ford Coppola.

Ainadamar (“fuente de las lágrimas”, en árabe) es su primera contribución al género lírico y le fue encargada por la Orquesta Sinfónica de Boston. La subtituló “Opera prima en un acto compuesto de tres imágenes”. Se estrenó en 2003 en el Festival de Tanglewood y, en versión revisada, se presentó en 2005 en la Opera de Santa Fe (Nuevo México, Estados Unidos). A partir de esa fecha ha recorrido con invariable éxito las grandes salas teatrales de Norteamérica y Europa.

La grabación de Ainadamar pasó a ocupar en poco tiempo el primer puesto del ranking de música clásica de Billboard, fue aclamada unánimemente por la crítica y obtuvo en 2007 dos premios Grammy: Mejor Grabación de Opera y Mejor Composición Clásica Contemporánea”.

La obra cuenta la historia del poeta granadino Federico García Lorca, su oposición a la Falange, la persecución de la que es objeto como republicano y homosexual y su asesinato en medio de los enfrentamientos de la guerra civil. La recordada actriz catalana Margarita Xirgu, que fue su musa, narra retrospectivamente los dramáticos episodios de la vida y de la muerte de Federico. El libreto, escrito originalmente en inglés y luego traducido al español, le corresponde al escritor estadounidense David Henry Hwang. La partitura incorpora sonidos típicos del folclore andaluz y, para ello, suma a la orquesta una sección de guitarra y cajón flamencos.

Fuente: Hoy

Atracción, una obra que “coloca” a los actores entre la gente

Hoy habrá funciones a las 17, 18 y 19. Para dejarse sorprender en el pasaje Rodrigo, 50 e/ 4 y 5 La Plata

La rutina de un paseo familiar o un domingo de Shopping puede verse felizmente alterada por la irrupción de un grupo de actores, que mezclándose entre la gente lleven a adelante una puesta en escena teatral. Eso es exactamente lo que ocurrirá esta tarde desde las 17, cuando cuatro actores (Ricardo Pérez Sbrascini, Edgardo Desimone, Néstor Ponze y Félix Alóe) alteren la cotidianidad del Pasaje Rodrigo (50 entre 4 y 5) para realizar Atracción, que cuenta con la dirección de Ricardo Ibarlín, Claudio Rodrigo y Julián Howard.

"Es una pieza que es medio inusual por lo menos en lo que he trabajado yo, se trata de un espectáculo que va a ocurrir con el público, es decir con los que estén paseando o comprando en el Pasaje Rodrigo. Es una cosa que ocurre, una especie de happening, direccionado hacia distintos puntos que tienen que ver con La Plata, ciertos hechos y ciertos personajes de la ciudad, y elementos como el tren, con su arribo por primera vez; funambulistas alemanes; el famoso cruce desde la Catedral hacia la Municipalidad; un personaje que hace al sabio Carlo Luigi Spegazzini y luego hay una movida hacia el Café Martínez, un lugar que se caracterizaba por un sitio que se llamaba El Teclado, donde hacían jazz y había sido creado por un tipo que se llamaba 'Coco' Bach, y va a haber una banda que se va a llamar El tecladito y la banda de Coco Bich, que son nada más y nada menos que títeres, que recrean la música de aquellos tiempos en un solo tema", comentó a Diagonales Ricardo Ibarlín, buscando dar cuenta de los caminos por los que transitará Atracción y los actores que se mezclaran con los circunstanciales visitantes.

Los personajes de esta puesta en escena interactuarán con la gente y jugarán con los recovecos que les ofrece este sitio histórico. "Es una especie de ícono urbanístico para La Plata, por la forma que tiene, por la época en que se lo hizo, quién lo hizo. Un tipo que llega por primera vez a la ciudad cuando tenía 11 años y vive y trabaja en la tienda El Progreso. Empieza su vida comercial y termina en esto que han heredado sus nietos y que está manejado Carlos Rodrigo y Guillermo Domian, entre otros; y me propusieron hacer a mí algo que no ocurriera en la sala que tiene el Pasaje. Y se me ocurrió esto, y para eso convoqué a Claudio Rodrigo, un tipo al que conocía porque es asistente de (Eva) Halac y yo había hecho con el Un guapo del '900, que es una apuesta en la calle, donde los espacios son totalmente distintos a lo de un actor, por más que sea una cosa a la italiana, 'grande'; y lo convoqué también a Julián Howard, que es el director de Los Macocos y un tipo que sabe mucho del espacio".

"Los horarios de ensayo siempre fueron después de las 9, cuando cierra el paseo. Lo hemos hecho con amigos, pero no aún con gente que esté comprando. Al principio jugamos con los actores, porque tiene que haber una conexión entre ellos y la gente, una cierta complicidad, porque eso es lo que se trata de hacer", remarcó Ibarlín y quienes deseen formar parte de esta particular propuesta teatral no tendrán más que acercarse al Pasaje Rodrigo a las 17, a las 18 o a las 19. "Está pensado para que la gente pase y vea una cosa que pasa allá y otra en otro lugar, todo dando vueltas ahí. Y dura muy poco 20 o 25 minutos".

Durante el mes de junio, Atracción podrá verse todos los sábados y domingos en los horarios detallados.

Fuente: Diagonales

El teatro independiente vuelve al escenario del Coliseo Podestá

Sotto voce se presenta con textos de García Lorca y Walt Whitman esta noche a las 20

El Coliseo Podestá (10 entre 46 y 47) abre sus puertas esta noche, a las 20, al teatro independiente, como ya lo ha venido haciendo desde el año pasado. El 2010 tuvo su apertura al teatro under de la ciudad con Los árboles mueren de pie, pero en esta oportunidad, es el turno del grupo Buscalunas que presenta la obra Sotto voce, con dirección y dramaturgia de Olga Anzolini.

Sotto voce "es un espectáculo que tiene que ver con la lectura y musicalización de textos, de amor, desamor y erotismo, basado en la obra de Federico García Lorca y de Walt Whitman y alguna dramaturgia mía sobre estos autores”, señaló Anzolini a Diagonales. “Lo que une es la temática. Son como diferentes historias contadas con la palabra, la voz y es ese intento de realzar el valor de la palabra, en momentos en que está devaluada. También se trabaja a partir de textos musicalizados, con la música original de Alejandro Dinamarca”, contó detalladamente la directora de esta puesta.

“Nosotros relatamos estos textos, en forma solista arriba del escenario. Tienen un trabajo de personaje, de puesta, pero no dejan de ser lectura de textos. Es arriesgado en el sentido que no se trata de los cuenta cuentos tradicionales sino que lo teatral tiene que ver con ese desplazamiento, esas personas que testimonian con sus historias.

También hay algo de danza, porque algo que caracteriza al grupo es la búsqueda, la unión de diferentes lenguajes. En este caso sería lo literario, la palabra poética, la música y la danza.

Sotto Voce cuenta además con las actuaciones de María Inés Uro, Marta Falcón Lima, Germán Reimondo, Walter Carrozzi y Olga Anzolini; con Rocío Balmaceda y Fabián Rinque como bailarines invitados, con música original e interpretación en escena es de Alejandro Dinamarca.

La iluminación está a cargo de Soledad Machado y la asistencia de dirección es de Graciela Lugones.

–¿Además es el festejo de los diez años del grupo teatral Buscalunas?

–Sí, para esta presentación estamos todos los integrantes del grupo, además de los invitados que son los que bailan que ya están incluidos para un nuevo proyecto que estrenaremos en las vacaciones de invierno, un infantil que presentaremos en el Centro Cultural Favero al que denominamos Secretos de la luna, luna, que también tiene alguna poesía de Lorca.

Siempre está la intención de buscar esos espacios entre los lenguajes que se sintetizan en lo teatral. Se logra una síntesis teatral a partir de la mezcla del lenguaje.

La historia como grupo comenzó con una obra infantil que fue una versión de El hombrecito del azulejo de Manuel Mujica Laínez, eso hace diez años en el 2000. En ese momento, nos eligieron como mejor grupo de teatro infantil y nos entregaron el premio Pepe Podestá en el Coliseo. Ahora volvemos allí con una propuesta distinta.

–¿Qué implica presentarse en el Coliseo Podestá?

–Es un desafío. Nos llenó de alegría que nos convocaran en este ciclo de teatro independiente que ya comenzó hace un par de meses con Los árboles mueren de pie y continúa con nosotros. Primero lo que me parece fantástico es que un teatro municipal le dé un espacio al teatro independiente, porque venimos trabajando en silencio, presentándonos en distintas salas de la ciudad. Tener un lugar allí, en ese espacio tan lindo, nos da mucha alegría sobre todo con el festejo de nuestros diez años. Porque hay obras y espectáculos que se arman y se desarman, pero nosotros tenemos esta búsqueda particular desde nuestro nacimiento, con buenos espectadores y con este reconocimiento de entidades como el Fondo Nacional de las Artes, con los premios municipales, es una alegría bárbara.

Fuente: Diagonales

GIRATUTTO, un espectáculo de payasadas para disfrutar en familia

A las 15.30 y a las 17 en plaza Azcuénaga, calle 19 y 44. A la gorra. Juan Matías Ferreyra encarna una vez más al payaso Alan Brando, esta vez en otro espectáculo unipersonal.

Giratutto es una divertidísima versión de este payaso que parece haber perdido por completo el miedo al ridículo y mediante una disparatada rutina de números y pruebas intenta hacer feliz a su público, aunque sea por un ratito...

El equilibrio, la manipulación de objetos, el humor y la constante interacción de Alan Brando con los espectadores hacen de Giratutto un show lleno de frescura y dinamismo, para los más chicos o para los más grandes con alma de chicos. Un espectáculo para disfrutar de una tarde en familia a pura diversión.

Fuente: Hoy

Una danzada visión de nuestra pampa

Estancia, del maestro Alberto Ginastera

El emblemático ballet Estancia, de Alberto Ginastera, en una peculiar versión de Carlos Trunsky

Estancia-Suite . Música: Alberto Ginastera. Coreografía: Carlos Trunsky. Vestuario y dispositivo escénico: Marta Albertinazzi. Iluminación: Carlos Greco. Ballet del Teatro Argentino; dir.: Rodolfo Lastra. Orquesta Estable; dir.: Rodolfo Fischer. Teatro Argentino de La Plata. Funciones: hoy, a las 20.30; y domingo, a las 17. Desde $ 15.
Nuestra opinión: bueno

Los aires pampeanos, en el plano académico, reconocen en la célebre Estancia , de Alberto Ginastera, una expresión emblemática. La conmemoración oficial del Bicentenario en la provincia de Buenos Aires, a través del Teatro Argentino de La Plata, encomendó al coreógrafo Carlos Trunsky una nueva versión de la obra para abrir la gala consumada anteanoche, y que se cerró con Ainadamar , la ópera de Osvaldo Golijov.

La visión de la pampa según "La mañana o danza del trigo", brota de una de las ocho danzas de Estancia (ballet estrenado en 1952 en el Teatro Colón) que Trunsky recortó para esta peculiar versión en la que, por lo demás, se eliminaron las arias para barítono y se incluyeron textos en off del Martín Fierro distintos de los elegidos inicialmente por Ginastera. "Los trabajos agrícolas", otra de las danzas, oficia de introducción para desplegar numerosas parejas en evoluciones distendidas. Esta experiencia singular se atreve a romper con la estética criollista tradicional y, también, a provocaciones escénicas (una pantalla de televisión a través de la cual el patrón observa sus dominios).

El coreógrafo desliza una sutil trama romántica, algo de Romeo y Julieta en versión criolla; la parte más débil la sobrelleva un peoncito con resabios indígenas, vedado de acceder -mano censora entre las bocas mediante- al beso de la inalcanzable amada terrateniente. En estos personajes lucen su depurada técnica Gustavo Marchionni y Angeles Cataldi en un dúo que resume el grácil manejo de Trunsky de lo contemporáneo. Entre ellos y en las amplias formaciones coreográficas que arma la compañía, un personaje alegórico (¿la patria?, ¿el trigo?) encuentra en Larisa Hominal una figura que se desliza con impecable fluidez.

El "Malambo" final posibilita expansiones del nutrido grupo y depara otro desafío de Trunsky: giros y leves saltos remplazan (con resultado parcialmente exitoso) la tradicional afirmación de "peso a tierra" con zapateos folklóricos. Apuestas que, si bien se debilitan en ambiciosos despliegues masivos, hay que rescatar como revisión anticonvencional de clásicos nacionales.

Néstor Tirri

Fuente: La Nación

García Lorca, evocado en su paisaje

EL POETA Y SU MUSA.GARCÍA LORCA Y MARGARITA XIRGU, EN LAS IMPECABLES ACTUACIONES DE FRANCO FAGIOLI Y MARISÚ PAVÓN.

“Ainadamar” La ópera de Golijov subió en el Argentino con una brillante producción musical y escénica.

PorFederico Monjeau

El Teatro Argentino celebró la semana del Bicentenario con el estreno sudamericano de una ópera de un hijo dilecto de La Plata: Osvaldo Golijov, radicado en los Estados Unidos y celebrado como uno de los creadores más significativos de la escena contemporánea.

Ainadamar (“fuente de lágrimas”) es la primera y única ópera del autor. Estrenada en 2003 en el Festival de Tanglewood y revisada en 2005, lleva un libreto del escritor estadounidense David Henry Hwang y su centro es Federico García Lorca. La presencia del poeta es indirecta; su figura es evocada por su musa, la actriz catalana Margarita Xirgu, y la acción está úbicada en un día de 1969 en el Teatro Solís de Montevideo. La obra está concebida como un único acto en tres “imágenes”.

Nadie parece más alejado que Osvaldo Golijov del ideal romántico-modernista de un material musical ”puro”, que se vuelve significativo a partir de su empleo en una obra singular. Las obras de Golijov transcurren sobre un fondo, sobre una topografía musical, y el paisaje de esta ópera sobre Federico García Lorca es andaluz.

El material de la música no es para Golijov una entidad abstracta sino evocativa. Y en esta ópera la evocación es directa; no por la vía de una estilización sinfónica sino, más inmediatamente, por el uso de las guitarras, la percusión y el cantaor del flamenco, además de una orquesta de cámara y un importante set de sonidos pregrabados. La topografía musical de Golijov es tan precisa que por momentos la obra tiene algo de agencia de turismo: cuando en la segunda imagen de la obra Margarita Xirgu cuenta que quería llevárselo a Lorca en su gira cubana para salvarlo de la Falange, aparecen las maracas y los sonidos caribeños. Hay en eso algo chocante, es cierto, pero la obra se sostiene en un punto alto pese a todo.

Golijov introduce esos elementos libremente en el dominio de la ópera, y no es esta la única libertad que se toma con relación al género. No es una ópera convencional, ni en los materiales, ni en su forma introspectiva, ni en la composición de los personajes; empezando por el de Lorca, que en el estreno fue confiado a una mezzo y que aquí realiza un contratenor, el excelente Franco Fagioli. Ese desplazamiento del registro (que todavía era común en el clasicismo) no se oye como una anécdota sobre la sexualidad de Lorca sino como una situación lírica extrema: Lorca es irreal, canta en las nubes; su forma musical no da un tipo tenoril, sino algo expresivamente más ambiguo y más barroco. Hay giros andaluces y el paisaje español se mantiene como un fondo, pero la bellísima y personalísima línea de Lorca no se pliega completamente a él. En todo caso, el efecto de sobreimpresión es conmovedor; esto sólo justificaría lo obra entera, pero no es lo único que corta el aliento del oyente.

La puesta de Claudia Billourou y el diseño escenográfico de Juan Carlos Greco no podrían ser más ascéticos y expresivos. La interpretación musical es impecable. El chileno Rodolfo Fischer tiene todos los detalles de la obra en la cabeza. Además de Fagioli, la soprano Marisú Pavón lleva con solvencia la línea casi imposible que la obra destina a Margarita Xirgu, y Patricia González cumple sobradamente en el rol de Nuria.

La Ficha

Ainadamar

Autor: Osvaldo Golijov
Director:Rodolfo Fischer; régie: Claudia Billourou; reparto: Franco Fagioli, Marisú Pavón, Patricia González, Jesús Montoya, Víctor Castels y otros. Teatro Argentino, viernes 28. Hoy a las 17, última función.

Muy bueno

Fuente: Clarín

Otoño en Fuga

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Liberación a la pantalla grande

El viernes arrancó en nuestra ciudad un festival de películas que abordan la temática de diversidad sexual y género. Se llama Libercine y se hace de manera itinerante en distintas ciudades de nuestro país a lo largo de todo el año.

Empezó como una muestra de cine en respuesta a un hecho puntual de discriminación que tuvo lugar en la Universidad Nacional de Córdoba, en 2008. Como crítico de cine, con experiencia en la organización de festivales en nuestro país y en el exterior, Néstor Granda fue convocado por el Centro de Experimentación en Artes de la propia casa de estudios cordobesa para dar una original respuesta al episodio que se quería repudiar.

Así, lo que en ese momento fue una muestra de cine sobre diversidad sexual tuvo tal aceptación en los medios y el público que pronto se convirtió en festival, y comenzó a hacerse en distintas ciudades.

La semana pasada el evento arrancó, por tercer año consecutivo, en Capital Federal y, luego de siete días de proyección de cortos, medios y largos, este fin de semana le tocó el turno a nuestra ciudad. Desde el viernes y hasta hoy, el Festival Internacional de Cine sobre Diversidad Sexual y Género de Argentina Libercine se lleva a cabo en el Pasaje Dardo Rocha.

Organizado por el sitio ViendoCine y el ámbito de reflexión Espacio Queer, y con los auspicios del Incaa (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales), la dirección nacional de la Juventud del ministerio de Desarrollo Social de la Nación, el Inadi (Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo), la secretaría de Derechos Humanos de la Nación; y con el apoyo de la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo, Libercine otorga menciones a la Mejor Película, Mejor Director/ra, Mención Especial del Jurado y Mejor Cortometraje Argentino.

Aunque 2010 es el tercer año en que se hace, no es su tercera edición, ya que permanentemente recorre el país de manera itinerante.

En diálogo con Hoy, el director de Libercine, Néstor Granda, explicó que, si bien por el momento los productos audiovisuales que abordan la diversidad sexual como tema todavía circulan más bien en festivales o muestras específicas, y no tanto en el circuito comercial, también se nota cómo, progresivamente, van teniendo cada vez más presencia.

En comparación con lo que sucede en otros países, en los que quizás se desarrolla desde hace más tiempo que en el nuestro, Granda señaló que eso no necesariamente implica que lo hagan con más profundidad, sino que, por el contrario, “muchas veces lo hacen de manera superficial y un tanto discriminatoria”, según sus palabras. “Que aborden la diversidad sexual en sus temáticas no implica una apertura, un respeto para con el tema”, reflexionó el director de Libercine, que es docente de Letras, guionista y crítico cinematográfico.

Consultado acerca de las oportunidades que brinda el cine para aproximarse a la temática de género y elecciones sexuales, Granda expresó que, si bien desde cualquier disciplina se puede intentar darle tratamiento, “las artes audiovisuales, quizá, por ponernos en el ojo, en la mirada del otro, permiten un mayor acercamiento”.

Con respecto a las producciones que se han presentado para competir en Libercine, Granda recalcó que se abarcan todas las temáticas relacionadas, aunque admitió que las historias más vistas tienen que ver con gays o trans (travestismo), y no tanto con el lesbianismo o las mujeres convertidas a hombres. En este sentido, precisó que ese hecho probablemente se deba a “cierto ocultamiento que existe en estos grupos”. También hizo hincapié en la existencia de sectores reaccionarios, que se resisten y se oponen activamente a este tipo de iniciativas, aunque destacó que, si no los hubiera, “tampoco tendría sentido crear espacios como Libercine”.

Programación

Ayer se realizó un debate sobre el aborto, y luego se emitió la película Rosa Patria, de Santiago Loza. Hoy se proyectarán tres cortos entre las 16 y las 18, y a las 20 los largometrajes Princesa de Africa, de Juan Laguna, y Marcela, de Gastón Siriczman.

Fuente: Hoy