Se suelen catalogar a los mundiales como una competencia fuera de lo común, distinta a todo, lo que conduce al despojo de los supuestos y el análisis que brota del sentido común corre serio riesgo de quedar en ridículo. Aun así, la Selección Argentina de Diego Maradona parece convivir con dos elementos beneficiosos, que de verse trunco uno de ellos el otro surgiría como sustento.
Más claramente, dentro de los 23 elegidos para la máxima cita existe un cúmulo de figuras excluyentes, de suprema categoría, en tanto, y muy a su lado, ronda por los aires del equipo ese amor propio único, producto del contagio que Diego le ha sabido impregnar a sus dirigidos.
De ser cierta esa afirmación conceptual sobre todo Mundial, entonces habría que dejar de lado el tormentoso camino futbolístico que la albicileste de Diego fue sobrellevando para empezar a disfrutar de Messi, Higuaín, Tévez, Milito, Di María, Agüero, Pastore, Verón, Samuel, Mascherano, Bolatti, Maxi Rodríguez, dejando al margen, aunque sea por un rato, el por qué de la citación de Garcé. Entonces, desde allí, desde la crítica constructiva, desde la posición optimista de los hechos, no cabe otro pronóstico que el favorable para la albiceleste, entendiéndose por esto que la Selección se constituirá en África de sacarle jugo a la calidad insoslayable de jugadores que tiene en su haber y de explotar, de ser necesario, el espíritu nacionalista que el técnico ha embanderado.
Incógnitas. Pese a la necesidad constructiva, la observación sobre la realidad de Argentina resulta ineludible. Primero por su flojera colectiva aun predisponiendo de esa serie de nombres destacados, y luego también porque la idea de juego no parece estar muy clara que digamos, por lo que no sorprendería ver diversas estructuras tácticas y variadas estrategias producto del poco rodaje que el equipo ha conseguido antes de viajar a Sudáfrica.
¿Cuatro centrales abajo?, ¿Línea de tres?, ¿Dos volantes de contención o sólo uno por delante de la defensa con el acompañamiento de otros tres mediocampistas ofensivos?, ¿Carrileros o un mix entre éstos y laterales lanzados?, ¿Enganche o mediapunta, o nada de eso y sólo dos delanteros y ya? La conformación en nombres y puestos es un enigma, salvo en los casos de Romero; Samuel y Heinze; Mascherano, Jonás Gutiérrez y Di María; Messi e Higuaín, porque hasta la condición física de Verón es un tema a considerar.
¿Cómo manejará la ansiedad? Desde el momento en que se confirmó la suspensión del amistoso ante Emiratos Árabes, quedó flotando ese interrogante. Es cierto que no es (o era) un ilustre oponente, pero suficiente es su presencia de permitir que Argentina tome ritmo de competencia. Situación similar bastó ante Canadá.
En Pretoria será tiempo de maximizar la cohesión grupal, solidificar los conceptos básicos y sostener la calma por sobre la inquietud, en tanto el buen ánimo deberá funcionar como pilar elemental para afirmarse en la relación tiempo-juego-objetivos. No obstante, de lograr fusionar el talento con la pasión no cabe otro augurio que la gloria misma.
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