sábado, 29 de mayo de 1999

La topografía de los sueños

Por Ernesto Schoo

En los tiempos heroicos del teatro independiente, entre los decenios del treinta y del cincuenta, los elencos procuraban instalarse en el radio céntrico. La Máscara estaba en Maipú 28; el Instituto de Arte Moderno, en Florida entre Viamonte y Tucumán; el Candilejas, en Rivadavia entre Perú y Chacabuco; el ABC, en Esmeralda y Lavalle; el Teatro del Pueblo (el primero de todos en adquirir rango profesional), en el predio donde hoy se alza el San Martín, en Corrientes al 1500, y después en Diagonal Norte; Los Independientes, creado por Onofre Lovero, que se convertiría en el Payró de Jaime Kogan, en San Martín entre Córdoba y Viamonte, dentro de la estructura de las Galerías Pacífico. Ya en los años sesenta, y con rasgos que lo alejaban de lo que se entendía por independiente, pero respondiendo en lo esencial a ese criterio, el Di Tella, en Florida entre Marcelo Alvear y Paraguay.

En esa última calle, con otra salida a Suipacha, Eduardo Eurnekian ubicó el Planeta, más tarde ocupado por Nuevo Teatro, dirigido por Alejandra Boero y Pedro Asquini, que en su momento de esplendor tuvo tres salas: la recién mencionada, la del Lorange, en Corrientes entre Uruguay y Talcahuano, y otra -la sala madre, digamos- en la calle Corrientes al dos mil y pico, adentrándose en el Once. El Teatro 35, de Aurelia Patrón de Olivari, estaba en Callao y Corrientes.

Los lugares preferidos eran sótanos y galpones en desuso, cuyos alquileres estaban al alcance de los grupos conformados, casi siempre, por actores que de día desempeñaban trabajos modestos en oficinas estatales o en empresas privadas y desde el atardecer se consagraban a su vocación, que implicaba no sólo actuar sino también construir la escenografía, hacer de boleteros y limpiar los baños.

El panorama cambió sustancialmente desde mediados de los años sesenta, cuando los remezones políticos fueron acompañados de las correspondientes turbulencias en la cotización del peso. Los alquileres más o menos accesibles se volvieron prohibitivos: en un contexto de inseguridad económica y frente a los magros ingresos de las salas pequeñas (éxitos como la "Medea", de Anouilh, en Nuevo Teatro, eran muy raros), los propietarios de los locales exigieron seguros y anticipos casi imposibles de satisfacer. El teatro independiente languidecía, y un emprendimiento como el de El Picadero, en el entonces pasaje Rauch, fue excepcional.

Con el apelativo de "off", pedido en préstamo a la jerga neoyorquina y que alude a la distancia respecto del corazón del teatro comercial, la calle Corrientes, los conjuntos independientes o vocacionales (ya no "de aficionados" o "de amateurs", como solía denominárselos en sus primeras épocas) desarrollan hoy sus actividades -las más interesantes, originales y audaces de la cartelera porteña- en barrios alejados. Palermo Viejo parece ser el favorito: allí están, entre otros, el Sportivo Teatral, de Ricardo Bartís, en Thames al 1400, y El Doble, de Lorenzo Quinteros, en Uriarte al 700. No muy lejos, tirando más a Villa Crespo, El Excéntrico de la 18, de Cristina Banegas, en Lerma al 400.

En los tres casos mencionados se trata de hermosas, amplias casas antiguas recicladas, donde no sólo se ha habilitado el espacio (generoso, casi siempre) para actuar, o sea, la sala propiamente dicha, sino que conviven el taller de aprendizaje, de investigación y experimentación, el estudio del director y hasta la vivienda familiar de éste. Un criterio, como se ve, unificador y centralizador.

Se agregan Babilonia, El Callejón de los Deseos y El Galpón del Abasto, en el barrio homónimo, en vías de una transformación asombrosa. En el Barrio Sur, el Margarita Xirgu (en El Casal de Cataluña), y La Scala de San Telmo. Y una buena noticia: el arquitecto Osvaldo Giesso se apresta a reabrir sus legendarios Teatros de San Telmo, en la calle Cochabamba, con los espacios multiplicados hasta dimensiones, se dice, prodigiosas. El teatro, en Buenos Aires, no sólo no está agonizando sino que, felizmente, demuestra una vitalidad a toda prueba.

Fuente: La Nación

sábado, 15 de mayo de 1999

La identidad, un valor escénico

Por Ernesto Schoo

De un tiempo a esta parte, empresarios y productores requieren, para la puesta en Buenos Aires de obras extranjeras precedidas de cierta fama, los servicios de directores o repositores (en la mayoría de los casos) del mismo origen. Tendencia curiosa, dadas la óptima calidad de muchos profesionales argentinos y las escasas oportunidades que éstos tienen hoy de ejercitar su talento.

El teatro comercial no atraviesa por su mejor momento: por razones varias, el público se retrae, y la primera víctima de las crisis económicas es siempre la cultura.

La actividad teatral, menos atractiva para el llamado "gran público" que otras áreas del espectáculo, es la que más sufre, en notoria desigualdad de condiciones.

Actores, directores, técnicos, a diario dan testimonio de esta situación y la deploran. Muchos de los más valiosos de ellos trabajan en el circuito "off", o independiente, en condiciones precarias, poniendo el alma en su tarea, en cooperativa o "a la gorra", sin ganar a veces ni para el transporte, o contribuyendo a la producción con dinero de sus magros bolsillos. Y si bien es este circuito donde se asiste a lo más interesante, audaz y renovador de la cartelera porteña, no se sabe hasta cuándo podrá estirarse el sacrificio, ni si es justo que así sea.

Entendámonos: no se trata de xenofobia ni de nacionalismo bobo o perverso. Bienvenidos los directores extranjeros cuando, como lo han hecho desde los comienzos de nuestro teatro, aportan su experiencia y su sabiduría a la escena nacional. En tiempos mejores, solían visitarnos los grandes elencos franceses, italianos, españoles, dejando siempre la semilla de un cambio provechoso.

Buenos Aires se enorgullece de su tradición cosmopolita. Recibió con fervor y gratitud esos aportes inolvidables. Porque supo aprovecharlos e incorporarlos a sus propios talentos es que la Argentina cuenta hoy con un plantel de profesionales capaces de deslumbrar a los públicos y los críticos más exigentes. No es casual que el difunto Víctor García, Jorge Lavelli y Alfredo Arias figuren entre los grandes directores del mundo.

Lástima que tuvieran que irse para expandir sus condiciones y ser debidamente valorados. Sería imperdonable que por desidia, o por un ridículo esnobismo, estuviésemos propiciando ahora la partida de los mejores.

Es comprensible que, en el caso especial de las comedias musicales, el productor extranjero asociado a un empresario argentino envíe un delegado para asegurarse de que el producto mantenga las características del original. pero no se justifica en el teatro de prosa, donde cada sociedad tiene el derecho _más aún, creo que la obligación_ de aplicar su óptica propia a la puesta en escena y la interpretación de una obra extranjera.

En la medida en que no se desnaturalice la esencia de la trama ni se bastardee la calidad, es saludable que una comunidad imprima su sello personal a una representación. No será nunca igual el mismo Shakespeare hecho en Inglaterra, en Francia o aquí. Al contrario: se puede enriquecer el texto con nuevos análisis desde otros puntos de vista, se puede refrescar el lenguaje, pueden revelarse intenciones que la rutina suele pasar por alto. Así como cada época da su propia versión de los textos clásicos, y el "Hamlet" que en tiempos victorianos hacía sir Henry Irving no habrá sido igual al de Barrault, o el de Alcón.

"Clonar" una representación implica el riesgo de la pérdida de identidad, sobre todo del público. Es desconfiar de la imaginación y el genio de comunidades a las que, mediante este procedimiento, parecería considerarse inferiores. Es negar la posibilidad de los distinto, lo original, lo propio de cada país. Insisto: si viene Peter Brook o Harold Prince o Patrice Chéreau, bienvenidos sean, y gracias por visitarnos. Pero convocar a un asistente o a un repositor es renunciar a la propia identidad.

Fuente: La Nación

viernes, 7 de mayo de 1999

Eterna



Jorge Caballero, Pollo Canevaro y Ernesto Meza - Fotografía: Enzo Brutti

En el Recoleta

Basada en la novela La ciudad ausente , de Ricardo Piglia, subirá a escena esta noche la obra Eterna , dirigida por la joven Laura Valencia. Esta novela de Piglia ya fue motivo de una régie de David Amitín en el Teatro Colón, en 1996.

El relato gira en torno de una extraña máquina que narra historias desde un museo. Esta noticia es de fundamental interés para los periodistas del diario El Mundo, y en especial para el reportero Junior, que inicia una investigación para develar el misterio de la "máquina narradora de historias".

Entre la realidad y la ficción, como la novela, la pieza invita a deambular por paisajes laberínticos, en los que los personajes no parecen tener muy en claro los motivos de sus búsquedas. La máquina fabricará historias de amor y de muerte, de conspiraciones y asesinatos, de espías, agentes dobles y cuchilleros.

Laura Valencia, responsable de la dirección y de la dramaturgia, propone con su puesta en escena un trabajo experimental, en el que se combinan la austeridad escenográfica, una exótica música con textos en off y la proyección de películas en súper 8 mm para generar la transición temporal.

Eterna. Viernes y sábados, a las 21; domingos, a las 20. Auditorio El Aleph, C. C. Recoleta, Junín 1930; 4803-1041. Entrada, $ 5.

Fuente: La Nación

Se estrena "Eterna" en el Centro Cultural Recoleta

Breves

Lorca en Borges. Malosetti Trío. Estreno en la Alianza. Piglia al teatro. Un show imperdible. Intimidad con el jazz. Carnaval de tangos. En el San Martín. A la cocina. Juglares de España.

A partir de mañana, Graciela Ríos Saiz, Omar Urraspuro y Fernando Pérez presentan "Lorca", poema coreográfico basado en la obra de Federico García Lorca. Con la dirección general de Ríos Saiz, la obra se presentará todos los sábados y domingos, a las 20.30, en el Centro Cultural Borges (Viamonte esquina San Martín).

Malosetti Trío

El trío de Javier Malosetti -con él en bajo, Pepi Taveira en batería y Ernesto Jodos en teclados- se presentará hoy, a las 23, en Tobago (Alvarez Thomas 1368), para interpretar temas propios y algunos standards, pero desde su particular visión.

Estreno en la Alianza

El director Román Caracciolo estrena hoy, a las 21, la obra "Zoológico de noche", de Michel Azama. Con la actuación de Silvina Sabater, Manuel Vicente, Edgardo Moreira y Claudio Quinteros, la obra se presentará los viernes y sábados, a las 21, en la Alianza Francesa (Córdoba 946).

Piglia al teatro

Hoy, a las 21, se estrena "Eterna", espectáculo basado en la novela "La ciudad ausente", de Ricardo Piglia. Con dirección de Laura Valencia, la pieza se presentará los viernes y sábados, a las 21, y los domingos, a las 20, en el Centro Cultural Recoleta (Junín 1930).

Un show imperdible

Mañana, a las 12 y a las 22, Canal (á) transmitirá el recital que reunió a João Gilberto y Caetano Veloso, en el Gran Rex, el 20 de marzo último. El canal ya transmitió durante abril una entrevista al cantante bahiano que incluía partes del magnífico recital. Ahora, viene completo.

Intimidad con el jazz

El trompetista Fats Fernández, junto al pianista Andrés Beeuwsaert, se presentará los sábados de este mes en Clásica y Moderna, Callao 892, a las 22, en un ciclo bautizado "Intimidad con el jazz".

Carnaval de tangos

Todos los sábados, a las 20.30, y los domingos, a las 19.30, en el TeatroEmpire (Hipólito Yrigoyen 1934), se presenta la Compañía de Arte Argentino con el espectáculo "Buenos Aires, carnaval de tangos", con coreografía de Víctor Giusto y Pilar BravoHansen.

En el San Martín

Los sábados de este mes, a las 17, el Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín repondrá el programa con el que inició su temporada:"La muerte y la doncella", con coreografía de Robert Norht; "Minos Threat", de Mark Godden, y "Looking Trough Glass", de Mauricio Wainrot, director del elenco.

A la cocina

Hoy, a las 21, en el Club del Vino (Cabrera 4737), comenzarán las funciones del unipersonal "El maestro de cocina", de Alicia Muñoz y Adriana Tursi, un espectáculo "humorístico, erótico y epicúreo", protagonizado por Daniel Alvaredo.

Juglares de España

La compañía juglaresca El Silbo Vulnerado de Aragón se presentará hoy, a las 21, en la Bilbioteca Ricardo Güiraldes, Talcahuano 1261. Entrada gratuita.

Fuente: La Nación