El realizador Andrés Denegri, ganador del concurso, habló con Diagonales de su obra
Hasta el 12 de junio se exhibirán las obras premiadas en la última edición del concurso Museo de Arte Moderno de Buenos Aires - Fundación Telefónica, Artes y nuevas tecnologías, del cual participaron 252 trabajos y 84 proyectos.
Diálogos (en el banco de una plaza), de Andrés Denegri, fue la obra ganadora del gran premio en la categoría Proyectos. Se trata de un sistema generador de ficciones –de estructura aleatoria y carácter efímero– montado como videoinstalación.
La instalación Espacio Cambiario, de Leo Nuñez, obtuvo el segundo premio y la obra 4400 veces vos, de Nicólas Bacal, el tercero. Axel Straschnoy y Leonello Zambón recibieron menciones por sus trabajos The New Artist y Pasarotophonia, respectivamente.
En la categoría Obra realizada, el jurado otorgó el primer premio a Carlos Trilnick por su trabajo Dead underground. La Partenaire, de Hernán Marina, obtuvo el segundo lugar y Loco (Paparazzi III), de Azucena Losana, el tercero. Las menciones correspondieron a Eduardo Imsaka por Performance de dibujo autonoma y a Christian Wloch por Enlace.
Además, se exponen las obras seleccionadas de Fabián Nonino, Graciela Harper, Marcelina Di Pierro, Antonio Zucherino, Juan Sorrentino y Estanislao Florido.
La muestra puede visitarse de lunes a sábado de 14 a 20.30, con entrada gratuita, en el Espacio Fundación Telefónica (Arenales 1540, Ciudad de Buenos Aires).
La obra ganadora. La videoinstalación Diálogos (en los bancos de una plaza) fue la ganadora del concurso MAMbA - Fundación Telefónica. Artes y nuevas tecnologías. Lo que se ve en la muestra es el resultado final del proyecto de Andrés Denegri, quien en una entrevista con Diagonales, en el Espacio Fundación Telefónica, contó que "era una idea que tenía en la cabeza pero que en realidad no iba a bajar nunca a los hechos si no era con el respaldo y el compromiso que significaba, por ejemplo, ganar este concurso; no se hubiera podido hacer si no teníamos respaldo institucional y económico".
El espectador encontrará una sala con tres proyecciones de gran tamaño. En cada una de las pantallas la imagen es similar: videos que exhiben bancos de una misma plaza (es la plaza Vicente López, que se encuentra frente al Espacio Fundación Telefónica, donde se exhibe la muestra).
Cada pantalla muestra un banco diferente. Los videos se suceden, descubriendo diferentes momentos: el banco vacío en una tarde gris; dos amigas que conversan; una pareja de abuelos que le hablan a su nieto, sentado frente a ellos en un carrito de bebé; el banco de noche; el banco en un día de lluvia; un grupo de skaters que intentan una y otra vez demostrar su destreza saltando y deslizándose sobre el banco; tres adolescentes sentadas, una al lado de la otra, que no sacan su mirada del teléfono celular… las situaciones son infinitas.
"Por atrás hay un desarrollo bastante complejo del proyecto. El resultado tiene que ver mucho con mi formación cinematográfica y está directamente vinculado con mis trabajos previos. Pero todo lo que hay por atrás, la cuestión más tecnológica, de desarrollo, de soft, poco tiene que ver conmigo. La cuestión tecnológica en el arte me llegó por otro lado que no es el del punto de partida de la tecnología", reveló el artista - realizador durante la charla.
Andrés Denegri es realizador independiente de cine, video y televisión, siguiendo una marcada tendencia de experimentación visual y narrativa, traspasa los formatos clásicos al producir composiciones audiovisuales en vivo y trabajar también en el terreno de las instalaciones. Es egresado de la Universidad del Cine, donde hoy se desempeña como docente, al igual que en la carrera de Artes Electrónicas de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, dentro de la cual creó y codirige Continente, un centro dedicado a la investigación y desarrollo de proyectos vinculados a las artes audiovisuales. Sus producciones participaron de numerosas exhibiciones y festivales internacionales, donde obtuvo importantes reconocimientos, como el Golden Impakt Award (Holanda, 2005), Premio Juan Downey (primer premio) de la Bienal de Video y Nuevos Medios de Santiago (Chile, 2007), primer premio 25 FPS Internacionalni Festival Eksperimentalnog Filoma i Videa (Croacia, 2005), entre otros.
–¿Usted también se ocupó de la parte tecnológica de Diálogos o la derivó?
–Yo la coordiné. Trabajé con Laurence Bender, que para mí es "el programador" y él se encargó de todo eso. En la parte técnica, en cuanto a aparatos y conexiones, estuvo Javier Plano. En el equipo está también Enrique Bernacchini, que hizo la parte del sonido, una pieza cuadrofónica, aleatoria, con grabaciones de pistas que se tomaron directamente en la plaza. Pablo Denegri, mi hermano, me ayudó con los subtitulados y la sintonía. Y los diálogos los escribimos con la realizadora paraguaya Paz Encina, el videasta rosarino Gustavo Galuppo y el cineasta Nicolás Zukerfeld. Atrás de este proyecto hay bastantes personas.
El sonido que inunda la sala donde se exhibe Diálogos proviene de grabaciones efectuadas en la plaza. Son largas pistas de sonido ambiente, registradas en diferentes horarios y desde distintos puntos. Este audio es mayoritariamente naturalista, pero por momentos es sutilmente modificado, procesado por diferentes medios para generar instancias de un leve extrañamiento sonoro. "Son pistas que se van mezclando, donde tenés un sonido desde muy naturalista y, por momentos, aparecen levemente distorsionadas generando un enrarecimiento”, explica Denegri.
Sobre las imágenes se inscriben palabras, que generan con ellas un vínculo peculiar. Son diálogos que se relacionan con la proyección en ese momento, constituyendo historias con múltiples e inciertas interpretaciones que surgen de la combinación de la imagen y del diálogo que aparece sobre ella en ese momento, lo que ocurre al azar.
Las imágenes de los bancos y las líneas de diálogos surgen de fuentes diferentes y se encuentran aleatoriamente. Los videos son registrados de manera automática y en directo por cámaras inalámbricas instaladas en la plaza cercana al espacio de exhibición. Los clips constituidos a partir de una compleja programación se almacenan en una computadora y generan una gran carpeta con pistas de video, que quedan a la espera de su momento para plasmarse en la pantalla y adquirir un nuevo valor narrativo en el encuentro con el texto. Los diálogos que se anclan a la imagen surgen de otra carpeta conformada por una gran cantidad de diálogos escritos por el realizador del proyecto.
Así, si bien una imagen o un diálogo pueden aparecer más de una vez, no lo harán combinados de la misma forma; nunca se repetirá el mismo texto sobre una imagen. Cada pequeño relato audiovisual que el espectador encuentre al recorrer la sala jamás se volverá a repetir.
–¿Cómo surgió la idea de este trabajo?
–Este trabajo en realidad surge desde una mirada crítica a la línea de producción que yo encontraba, es una ironía a esa línea mía de trabajo, que marca un punto de quiebre pero no necesariamente un punto final. Yo creo que voy a seguir trabajando con imagen y palabra, pero como con la palabra me siento demasiado cómodo, no siento el vértigo o la exigencia que supone enfrentar un proyecto según lo que yo asumo que debería significar. Entonces este trabajo un poco sale desde ese lugar, de la ironía a ese tipo de trabajo, porque es una estructura que directamente automatiza la selección de las imágenes, la relación de las imágenes con el texto y el audio. Desde ahí surge.
El concurso. El premio MAMbA / Fundación Telefónica nació en el año 2002 con el objetivo de promover y difundir expresiones artísticas innovadoras, generando un espacio donde puedan desarrollarse producciones que amplíen, de la mano de la tecnología, las fronteras de las artes visuales. El premio, que es el único en el país cuyo objetivo es estimular la investigación y producción de obras de arte, vinculadas a la ciencia y la tecnología, fomenta el desarrollo de proyectos experimentales y representa un incentivo económico para los artistas galardonados.
La continuidad, a lo largo de seis años, de esta iniciativa publico-privada permitió la consolidación de una plataforma de artistas argentinos, quienes han reflejado una importante proyección internacional.
Además de recibir un incentivo económico –para el cual Fundación Telefónica destinó 109.000 pesos– los artistas reciben las herramientas tecnológicas y el aporte técnico necesario para materializar y exhibir sus obras.
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