Muestra fotográfica en tokio de la colección de María Kodama
María Kodama inauguró en Tokio la exposición “El atlas de Borges”, una selección de 130 fotografías de su colección personal que ofrecen una visión íntima del escritor argentino en sus viajes por el mundo, entre ellos a Japón. La compañera del escritor argentino Jorge Luis Borges (1899-1986) rememoró hoy en Tokio las experiencias que el insigne literato vivió en sus dos viajes a Japón a través de fotografías y textos que se exponen desde ayer y hasta junio en el Instituto Cervantes de Tokio.
Las instantáneas forman parte de la exposición “El atlas de Borges”, una selección de las fotografías privadas de María Kodama que llevan el título homónimo de una obra de Borges, ambas nacidas de las vivencias de la pareja a través de sus viajes, entre los que Japón dejó en ambos un fuerte recuerdo.
“Desde Buenos Aires se preguntaba cómo sería el Japón que había conocido en los libros”, rememoró Kodama ante el público que asistió a su conferencia. Kodama acompañó al escritor en sus dos viajes a Japón, en 1979 y 1984, en los que Borges se interesó por los jardines, los templos y las representaciones de arte tradicional japonés, que recorrió a través del sonido y el tacto debido a su ceguera.
“Un día asistimos a la ceremonia del té y se aproximó con timidez y vacilación, aunque poco a poco comenzó a palpar la forma de la taza, a sentir el silencio. Más tarde dijo que descubrió cómo en Japón el rito no se siente como algo lejano, sino que es algo natural”, recordó Kodama.
Además, destacó la admiración especial de Borges por la espiritualidad y la corrección en la cultura de Japón, país que el escritor describe en Atlas como un lugar de “muchedumbre en voz baja”.
“Borges daba mucha importancia a la literatura de cada país a la hora de valorarlo y consideraba a Japón e Islandia países extraordinarios con una literatura extraordinaria”, destacó Kodama, quien añadió que apreció mucho la literatura de Yukio Mishima o Junichiro Tanizaki.
Kodama, hija de un arquitecto japonés que se afincó en Buenos Aires, acompañó a Borges desde mediados de los años 70 por todo el mundo.
Fuente: Crítica
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