Una conversación con Mónica Toschi, vestuarista de algunas obras de Hugo Midón, Enrique Federman y Silvina Reinaudi
Por Ruth Mehl
" Playa Bonita es una playa de fantasía. Pero para comunicar algo es necesario que algo de la fantasía se conecte con la realidad", dice Mónica Toschi, responsable del vestuario de este espectáculo que se presenta en La Comedia, los sábados y domingos. Una tarea nada fácil que requiere mucho más que conocimientos de diseño. El teatro infantil tiene sus necesidades y son pocos los vestuaristas que pueden responder a ellas.
"A raíz de esta obra, Hugo Midón me comentó: «A veces, con mi mujer, estando en el mar, con el agua hasta las rodillas, mirábamos hacia la playa y jugábamos a imaginar, ¡mirá esa tiene cara de tiburón, ése de pez espada!, todos tenían que tener cara de pescado. Quiero personajes que sugieran ese juego». Y procuré darle el gusto con las caras de pescado, desde el vestuario (aletas, cierta transparencia, la iridiscencia de la espuma del mar). Así que trabajé sugerencias de identidades con mezcla de texturas", explica Toschi.
Trabaja principalmente para películas, y a veces, en teatro para adultos. A su vez, ha participado en todas las ediciones de Vivitos y coleando y Locos re-cuerdos .
"Cada personaje es una invención -continúa y se entusiasma- y se construye con lo que el director le pide a uno y lo que a uno se le ocurre y le propone. En general, con Hugo, el único director con quien he trabajado en teatro para chicos, construimos los personajes también con el vestuario, y con el actor." Ha realizado el vestuario de otras obras para niños de Hugo Midón, como El triciclo, El salpicón, Stan y Oliver, La Trup Sinfín y Derechos torcidos , y con Enrique Federman, Carlos Gianni y Silvina Reinaudi.
"Cuando comienzo, hago los dibujos de los personajes en cuadros, tipo historieta, y desde allí los voy definiendo -cuenta- siempre bajo la mirada del director. Es un trabajo en conjunto. Una vez dibujé un personaje y, como lo ponía en acción, le hice la corbata volando al viento. Hugo me preguntó: «¿Eso se puede hacer?». Lo hicimos. Se trata de una mezcla de disparate y creación pero que, en algún punto, se liga a la realidad."
Ama su trabajo y eso se traduce en sus múltiples gestos, en los que uno fácilmente puede imaginarla haciendo croquis y desplegando telas. "Es importante que en la ropa haya una referencia a lo que se cuenta. En Vivitos... , que se inició en un programa de la televisión, se trabajó con lo que se podía encontrar en la buhardilla. En esa primera vez, actores y actrices tuvieron mucho que ver con la caracterización de esos payasos. Recuerdo que Roberto Catarineu, que era Rocat, rígido, cerebral, un poco neurótico, que veía todo en blanco y negro, tenía un sombrero que era un tablero de ajedrez. Así se fue formando una estética, que se continuó en los otros espectáculos. Lo que siempre, siempre está presente es el humor. Pero el humor inteligente, el que dice cosas."
¿Cómo se hace desde el vestuario? "Buscando siempre la calidad, respetando lo que se quiere decir, y cómo lo va a decir el actor. Investigando con seriedad. Muchas veces se trata de reciclar lo que vemos, en la calle, en la playa, en el mar. Allí está presente la realidad."
Playa Bonita es muy visual. "Cada personaje desde su ropa, desde sus gestos, cuenta una historia, o puede contarla, o te provoca a imaginarla, por ejemplo, las mozas, la clienta orgullosa y sofisticada, el atractivo bañero, las señoras con cara de pescado que critican y chusmean, el matón. Son como flashes de un delirio que pinta la vida."
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