Entre el pop y la experimentación, el rock y los sintetizadores, los platenses de Falso Primer Ministro desdoblan ávidamente su arte. Tras el lanzamiento de Alealandia, su último disco, indagamos en el vasto mundo de canciones ministras.
A fines de 1994, el bajista y programador Francisco Lagomarsino, junto al guitarrista Daniel Campagna, el baterista Adolfo Antonini y la cantante Laura Renzetti, acometieron la tarea de combinar procesos digitales y de tracción a sangre, dando luz a un proyecto electropop llamado Falso Primer Ministro. Combinando su pasión por el rock y los sintetizadores, y bajo estrictos cánones hi fi, se subieron a los escenarios, grabaron cuatro discos, participaron de varios compilados, un homenaje a Virus, y remezclaron canciones para grupos como Soundblazter o Modem. Entre 2004 y 2005, tras el ingreso de la cantante Teresa Tomatti, se configuró la formación actual de la banda, con Nicolás Echenique en batería.
Sobre todo esto y mucho más, hablamos con su bajista, letrista y fundador, Francisco Lagomarsino...
-¿Cómo le explicarías a alguien que nunca escuchó la banda de qué se trata FPM?
-Le contaría que somos una formación “clásica” (guitarra, bajo, batería, voz). Que la voz principal es femenina, y que hacemos canciones con ingredientes del pop, el rock y la electrónica. Que siempre buscamos nuevas sonoridades, nos gusta experimentar, no paramos de reversionar nuestros temas propios, y que prestamos mucha atención a lo que decimos en las letras -y cómo-. Que no hacemos concesiones, y no estamos en pose. Siempre autodefinirte es contar un poco cómo sos y otro poco cómo te gustaría ser; digamos que tratamos de mantener la brecha entre ambas cosas lo más angosta posible.
-Por el sonido de su último disco, se nota que no se toman las cosas a la ligera. ¿Cómo grabaron este último álbum?
-No sé si llega a la categoría de “manía”, pero a veces somos minuciosos por demás; los temas los elegimos democráticamente entre Tere, Daniel y yo, de una lista de treinta; grabamos en casa y Kraut; y mezclamos con Alfredo Calvelo en City Bell durante meses, cinco o seis horas cada semana. Intentamos ser receptivos a la opinión de gente que apreciamos, como el propio Alfredo, el “Cana” San Martín, Marcos Scarafoni, Fede Jaureguiberry y Juan Pablo Herrera, entre otros. Queríamos un disco con voces y melodías al frente, el próximo quizás sea más ruidoso.
-¿Por qué el nombre Alealandia?
-Es el nombre de una de las canciones que más nos gustan, oscura y algo nostálgica. Pero además, leyendo los textos, encontramos un montón de alusiones al azar y la casualidad; lo imprevisible, la imposibilidad de hacer pronósticos confiables siquiera a corto plazo en una realidad interpelada por la hipercomunicación, la privacidad vigilada, la sobreactuación política, la excusa cínica y el hedonismo descerebrado son un poco el signo de los tiempos.
-¿Cómo llevan el proceso compositivo? ¿Qué te inspira al escribir?
-Generalmente, hacemos circular bases en un pendrive o CD, y cada uno le va agregando su aporte, onda “mirá lo que tengo, qué te parece; grabale algo...”, etcétera. Al final, escribo la letra, sobre lo de siempre: añoranza, deseo, amor, casualidades, despedidas, temporalidad, cómo, dónde y para qué vivimos.
-El estilo que ustedes hacen nunca tuvo demasiados adeptos en el país. ¿Nunca se tentaron con pasarse a un electropop más fiestero, como el que hacen Miranda o Leo García, por ejemplo?
-Sabemos que hay formas de abordar la música que nunca van a ser masivas. Nos gusta conversar acerca de eso, analizarlo, teorizar, jugar con el debate; pero no vamos a cambiar. Sobre todo porque no nos consideramos “inaccesibles”, ni siquiera “difíciles”.
-En las encuestas especializadas locales puede verse, año a año, que los siguen ciertos músicos del under que prefieren destacar bandas que no están “de moda” en el circuito... ¿Qué opinión te merece esto?
-Siempre hay tipos que son consecuentes con sus gustos más allá del “hype”, y ponen la cara para expresarlo. Es saludable, y somos agradecidos. Nos reconforta, para qué negarlo, y nos da cierta satisfacción el que nos reconozcan haber hecho algunas cosas antes que muchos. Pero, la verdad, nos importa más tratar de componer buenas canciones que chapear como pioneros. Porque en ocasiones las modas coinciden con propuestas piolas, y en ocasiones no. Hoy por hoy se está elogiando a algún que otro “emperador desnudo”, sin reparar en si suena horrible, está mal tocado, tiene voces desafinadas, melodía obvia y letras pavas... ¡No hay que esforzarse buscando justificar por qué es una genialidad! Lo más probable es que se trate de una porquería, llámese cómo se llame.
-¿Qué es preferible: tocar para mucha gente con un sonido mediocre o para poca con un sonido bueno?
-Para poca con un buen sonido, muchas veces.
-¿Qué hay en vista para 2010?
-Tocar, seguir con la distribución de Alealandia y editar Días de viaje 1994-2009, una compilación con canciones de todos estos años remasterizadas, más alguna rareza o remezcla porque, como el escorpión, no podemos con nuestra naturaleza... aunque nos termine matando...
Federico Valenti
Disco x disco
Falso Primer Ministro editó los EP Multi (1996), Test (2001) y Medio (2003), y el álbum Global (1999); participó en Tomo lo que encuentro: 19 versiones de Virus (2004); y, tras el ingreso de Teresa Tomatti -ya con su formación actual-, en 2005 editó el EP Reset y en 2009 Alealandia.
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