martes, 6 de abril de 2010

Vuelve La Zaranda, con Futuros difuntos

En la trama aparecen imágenes que remiten a la historia de la pintura española

De España: al teatro Metropolitan

"Lo que hacemos es un acto de fe", sostienen

Por Carlos Pacheco
Para LA NACION

Ellos se definen como una familia que, al cabo de treinta años, ha pasado épocas buenas y malas. Han tenido momentos de mucho afecto y también los ha habido conflictivos. Se sostienen porque aman el teatro y siempre tienen fe en el nuevo trabajo que está por llegar. "Lo que hacemos es un acto de fe", dice muy convencido Gaspar Campuzano, uno de los intérpretes del grupo español La Zaranda.

Una vez más, ellos llegan a Buenos Aires para presentar su último trabajo, Futuros difuntos, cuyo estreno está previsto para mañana en el Metropolitan II.

Campuzano, Francisco Sánchez (el emblemático Paco), Enrique Bustos y Eusebio Calonge se muestran entusiasmados de volver a la ciudad en la que saben que tienen muchos adeptos. Vienen de Costa Rica. Hicieron presentaciones en el Festival de las Artes, y el éxito, una vez más, los acompañó.

Futuros difuntos es una producción conjunta con el Teatro Sorano, de Toulouse, Francia, que se estrenó en 2008 y que Calonge define como "un paso más en la historia del grupo. Volvemos a meternos en el laberinto de la historia. Hablar de nuestros espectáculos es como hablar de lo inexplicable, hablar del misterio del teatro; al fin y al cabo de La Zaranda, de ese trozo de vida que ponemos encima del escenario".

Los creadores remarcan que el argumento de sus trabajos no define completamente la experiencia espectacular. Porque La Zaranda cuenta mucho más que un argumento. Las sensaciones que aparecen, los símbolos sobre los que trabajan, exceden lo meramente narrativo o argumental.

Así, se puede aseverar que la historia de Futuros difuntos es pequeña: el regente de un manicomio desaparece y, entre los enfermos allí abandonados, comienza una lucha de poder que termina develando un estado de cosas internas que posibilitará al espectador encontrar múltiples lecturas. La trama está atravesada por imágenes que remiten a buena parte de la historia de la pintura española.

"Siempre decimos que nuestros espectáculos -explica Paco, de La Zaranda- parten de un sentimiento. Ese objeto, ese texto con el trabajamos, parte de un sentimiento. Luego, con el pensamiento ese sentimiento se ordena. ¿Qué es lo importante? Más que lo que contamos o cómo lo contamos, qué produce eso que contamos. Hasta qué punto eso llega al espectador, lo hace sentir como a nosotros nos ha hecho sentir y cómo ese sentimiento se transforma en una reflexión que sirve para que la conciencia se nos abra, aunque sea un poquito."

Trascendencia

Al cabo de estos treinta años de trabajo, el grupo continúa generando proyectos de mucha trascendencia y con una persistencia en la tarea como pocos grupos europeos lo hacen. "Lo más difícil es el medio donde uno actúa -explica Eugenio Calonge-. Un medio poco propicio para la indagación espiritual, para la creación; muy mercantilizado, donde todo se rige por triunfos de taquilla. Lo único existente es lo que sale en televisión, donde todo está sujeto a grandes premios, a ruido mediático. Defenderse en ese medio es lo más complicado. Es una época en la que encaja muy bien esa frase: «Malos tiempos para la lírica». El resto, uno tiene como creador que seguir interrogándose sobre su nuevo trabajo. Si va a salir, si no va a salir. Si la pregunta que uno propone puede ser escuchada."

"Estamos en un momento histórico en el que tener coherencia parece ser un pecado -continúa-. Tener coherencia y tener libertad para crear tienen su precio. Nosotros seguimos intentando hacer el teatro que somos."

En ese camino están y, con mucha tranquilidad, explican que en sus procesos de creación el tiempo resulta una figura casi fundamental. "Esa maquinaria del tiempo que lo va aniquilando todo", dicen. Y en la que ellos se detienen para construir su presente. "El teatro es una lavadora espiritual pero tiene que hacer efecto en nosotros y también en el que presencia lo que hacemos. El teatro tiene que servir para algo más que para el puro entretenimiento", afirma.

Así, La Zaranda es una profunda admiradora de ese germen misterioso que lleva a la creación. "El germen se escribe dentro de uno -explica Calonge-. Creo en el mero silencio donde va a aparecer. Una vez que aparece tú vas siguiendo sus huellas. Si no aparece lo que te escriben por dentro, todo es inútil. El teatro plantea cuestiones. Es. No sirve para nada ni es nada. Tiene su existencia, está vivo, cuando lo estamos nosotros. Y está vivo cuando él quiere. Si lo que te escribe por dentro no dice nada, puedes hacer lo que quieras y será una elaboración mental sin ninguna sustancia teatral. Se trata de eso que siempre se llamaba la inspiración, las musas. Todo eso se ha ido abandonando por palabras espantosas como método, proceso. Todo eso es mentira, es una falacia, eso es cacharrería de novedades. El teatro es inspiración, como lo es el arte."

PARA AGENDAR

Futuros difuntos , por el grupo La Zaranda

Teatro Metropolitan , Corrientes 1343. De jueves a domingos, a las 20.

Fuente: La Nación

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