sábado, 3 de abril de 2010

Por tu padre indaga una difícil relación filial

Federico Luppi, en distintos personajes, y Adrián Navarro, en esta pieza dirigida por Miguel Cavia

Luppi y Navarro no llegan a lograr un duelo actoral

Por tu padre, de Dib Carneiro Neto. Título original: Adivina quién viene a rezar. Intérpretes: Federico Luppi y Adrián Navarro. Diseño de escenografía y vestuario: Marcelo Pont Verges. Diseño de luces: Gabriel Cavia. Diseño de sonido: Toni Rodríguez. Asistente de dirección: Federico Lama. Dirección: Miguel Cavia. Duración: 72 minutos. En el Multiteatro.

Nuestra opinión: Buena

La antesala de una capilla donde se va a celebrar una misa de cuerpo presente es el lugar propicio para meditar sobre la relación que mantuvo un joven con su padre fallecido. Así comienza esta obra del brasileño Dib Carneiro Neto. De esta evocación, lo que va a quedar expuesto es el resentimiento del protagonista por circunstancias de la vida propia y de terceros, entre los que se incluye a su madre y al socio del padre.

Allí en una espera beckettiana, el que es nominado como "hijo" recibe al socio del padre y remueve situaciones de la infancia, recuerdos del pasado que movilizan el rencor y odio por ese personaje que se insertó en la familia y que tendrá graves implicancias en su presente, gracias a una vuelta de tuerca, muy desconcertante, que propone el autor.

Este es, a grandes rasgos, el argumento, con un texto muy verborrágico, que adolece de frases sentenciosas y por momento parece remedar, por el contenido de los diálogos, a una sesión terapéutica.

Por estas características, es realmente un gran desafío para cualquier actor encarar el papel del hijo por la variedad de matices que propone: ira, dolor, emoción, frustración, enojo. En este sentido, a Adrián Navarro, quien vuelca el texto con claridad y precisión, le falta fuerza interior y potencia para elaborar cada uno de los estados anímicos del personaje que lo lleva desde la más profunda angustia hasta la más agresiva exacerbación.

Federico Luppi, por su parte, encara a tres personajes de la historia: el padre, el socio y el cura de la iglesia, y lo hace con la solvencia y la experiencia que le permite poner el cuerpo y el sentimiento en cada una de sus interpretaciones.

La escenografía de Marcelo Pont Verges acierta en la reconstrucción de la sala de la capilla.

Desde la dirección, Miguel Cavia desarrolla un buen ritmo de las acciones y un trabajo concienzudo con los actores, pero en este caso no alcanzó para entablar un legítimo duelo actoral.

Susana Freire

Fuente: La Nación

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