martes, 6 de abril de 2010

La obra consagratoria de Haruki Murakami ya llegó a la Argentina

Es la novela El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas

La novela que consagró al escritor japonés Haruki Murakami en país natal en 1985, titulada El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas, llega a las librerías argentinas para revelar un universo donde se mezclan la novela negra, el relato fantástico, la ciencia ficción y la reflexión a un ritmo "trepidante e hipnotizador".

El libro editado por Tusquets relata, a lo largo de 500 páginas, dos historias paralelas que se desarrollan en escenarios fantásticos y ficticios al mismo tiempo. "El ascensor se elevaba con extrema lentitud. Vaya, debía de estar subiendo, imagino. No lo sabía a ciencia cierta. Porque ascendía tan despacio que yo había perdido el sentido de la dirección. Es posible que bajara y es posible, asimismo, que no se moviera en absoluto", es el comienzo exacto de esta pieza literaria.
Murakami, también autor de Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, consigue transmitir extrañamiento, ya sea por medio de sus personajes o sus escenarios y, además, en esta novela reúne casi todas las claves que suelen atravesar su obra: suspenso, poesía, nostalgia, fantasía y reiteradas citas a la cultura pop americana.

En el primero de los escenarios donde transcurre la novela, el protagonista, que no tiene nombre, pierde su sombra y sus recuerdos, y se ve forzado a leer los sueños de unos extraños habitantes en un mundo lleno de unicornios dorados. Al llegar a un segundo escenario, el narrador, también anónimo, es un informático de gustos refinados que trabaja en una turbia institución gubernamental, que está enfrentada a otra organización del mismo tipo, y ambas combaten en una guerra por el control de la información. En este contexto, sus servicios son requeridos por un inquietante científico que juguetea con la manipulación del subconsciente y vive aislado en una red poblada por tenebrosas criaturas carnívoras.

Su palabra. Haruki Murakami, que nació en Kioto en 1949, estudió literatura y regenteó un club de jazz durante varios años. Además es profesor de Princenton y traductor al japonés de la obra de Salinger, Scott Fitzgerald y Raymond Carver. Quizás por eso declaró, hace tiempo: "soy demasiado japonés para estimar desde fuera cuán japonés soy".

Y sobre su obra dijo: "pero si espera de mí ese tipo de historia en la cual los personajes comen sushi o tofu todos los días y van a ver teatro kabuki vistiendo kimonos y se hacen reverencias entre ellos todo el tiempo, es mejor que lea los libros de los viejos maestros". Y agregó que no está "interesado en ese tipo de cosas que a la mayoría de los lectores japoneses contemporáneos tampoco le interesa leer esa clase de relatos".

Ahora, los que aún no conocen su obra, tendrán la oportunidad de encontrar El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas en la librería.

Fuente: Diagonales

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