jueves, 22 de abril de 2010

La improvisación es un factor clave

UNA FAMILIA Y SUS CONFLICTOS EL EJE DE "VERTE LLORAR", DE RAMIRO GUGGIARI.

"Verte llorar" La obra de Ramiro Guggiari puede verse los viernes en La Ratonera.

Los espectadores entran a la sala La Ratonera y se encuentran con los personajes. Ya están ahí, esperando, algunos acostados en el piso, otros sentados contra la pared o en un sillón al fondo. Permanecen inmóviles, en silencio. Hasta que, con un monólogo, comienza la obra Verte llorar, escrita y dirigida por Ramiro Guggiari.

El eje es una familia y sus conflictos: una actriz que ya vivió su época de éxito y sus hijos que quieren triunfar como escritores. Es una obra de personajes frustrados que explotan intensamente, peleas sobre asuntos cotidianos (y otros no tanto), situaciones que dan risa, música interpretada en vivo por una guitarrista solitaria y mucha imporvisación por parte de los actores. "Es complicada de definir", reconoce Guggiari en referencia a ésta, su primera obra. Cuenta que "hay una influencia de La gaviota, de (Antón) Chéjov".

"Verte... es una obra que escribí a lo largo de mucho tiempo, y lo hice medio jugando", dice Guggiari, y explica el proceso: "Me encerraba en mi cuarto, me disfrazaba de personajes, improvisaba, me grababa con un grabador e iba extrayendo diálogos. El proceso de escritura tuvo este carácter como fragmentado, y de buscar estos roles medio disparatados, medio enajenados, locos, y esta familia desarmada. Una familia que está al borde y por momentos cruzando ese borde incluso, en un desarme constante".

La diálogos en Verte... son muy naturales por la forma en que fue escrita, pero también por la libertad para improvisar que el director da a los actores. Y si en el teatro, por definición, una función nunca es igual a la anterior ni a la siguiente, aquí eso se lleva a un extremo: "La obra está muy improvisada, todo el tiempo. De hecho, hay cosas que a mí me sorprenden, algunas me gustan y otras no, pero eso es algo que hemos decidido. Los actores tienen una especie de partitura de momentos dramáticos que siguen, pero sobre eso improvisan muchísimo, y eso le da mucha naturalidad", comenta Guggiari, quien explica que lo que se busca es "jugar al desarme", tanto de la familia como de la obra, que "en sus procedimientos, se desarma": "por momentos, los personajes le hablan al público, se desarma la cuarta pared, se burlan entre ellos. Es como una obra paródica de sí misma y es muy onírica también", dice, y sugiere que para disfrutarla "hay que entrar en el juego".

La obra se verá hasta el 30 de abril. Y su autor y dorector es Ramiro Guggiari. La experiencia vale la pena.

Fuente: Clarín

No hay comentarios: