Hoy sube a escena Estaba en mi casa y esperaba que llegara la lluvia, de Lagarce, con dirección de Stella Galazzi
"Esperaba la lluvia; esperaba que cayera; esperaba como, de alguna forma, siempre esperé; esperaba y lo vi; esperaba y entonces lo vi; ese, el joven hermano, tomando la curva del camino y subiendo hacia la casa, esperaba sin esperar nada preciso y lo vi volver; esperaba como espero siempre, desde hace tantos años, sin esperar nada, y es en ese momento exacto, cuando se viene la noche, es en ese momento exacto cuando apareció, y cuando lo vi."
La más vieja, la madre, la mayor, la segunda y la más joven aguardan al joven hermano. Cinco mujeres deciden detener sus vidas durante años, y las dejan pendientes de la llegada de ese hombre que un día se fue y que se las llevó con él, aun sin saberlo.
En su llegada está puesta, entonces, la recuperación de esas vidas, el volver a vivir, aunque sea a través de sus relatos, eso que no pudieron o no quisieron. Y el hermano regresa, así, sin más, un día, pero -paradójicamente- la espera no termina.
Un universo de extrema melancolía en el que pareciera no haber redención posible se presenta en la obra del dramaturgo francés Jean-Luc Lagarce Estaba en mi casa y esperaba que llegara la lluvia que hoy, a las 20, sube a escena en la sala Casacuberta del Teatro San Martín. Este es un mundo de mujeres en el que decidió meterse Stella Galazzi ?en su debut como directora? e invitó para que la sigan a Graciela Araujo, Marta Lubos, Valentina Bassi, Paula Ituriza y Paloma Contreras. Entre todas reconstruyen, paso a paso, esos momentos plagados de silencio, reproches, secretos y esperanza mezquina.
Bassi y Araujo ya habían transitado el mundo de Lagarce cuando hace tres años se realizó en Elkafka un celebrado ciclo en su homenaje. Eso hizo, quizá, que cuando Galazzi las invitó a participar no hubiera ni una sola duda al respecto. "Siempre me fascinan los mundos que propone Lagarce. Tiene textos bellísimos y es imposible escaparse de ellos. Creo que se debe a que es tremendamente emocional y, a la vez, muy ácido. Además, tiene una mirada sobre la vida y la muerte muy personal", reflexiona Bassi, quien interpreta a la mayor.
Galazzi, en su rol de directora, tuvo mucho tiempo para darles forma a las imágenes que le dictaba Lagarce desde el papel. Es que hacía ya bastante tiempo que quería probar eso de la dirección acá, en Buenos Aires ?ella sólo dirigió hace muchos años en Zárate? y ya tenía entre manos la obra del teatrista francés. Cuando supo que sí, que ese mundo repleto de mujeres fuertes le resonaba, le llevó la propuesta a Kive Staiff ?director de teatro? quien la programó para esta temporada. Entre la entrevista y el estreno pasó cerca de un año y medio, tiempo que aprovechó para indagar y darles vida cotidiana a esos personajes que en el papel no dialogan, sino que se expresan en largos monólogos, hasta tal punto que pareciera no importarles si son escuchados o no.
Galazzi llenó de cotidianidad esos parlamentos ?parecidos a una cantata, según Araujo? y les dio entidad de diálogos de entre casa, lo que no le quitó belleza, profundidad o emoción; al contrario, los volvió asequibles. "Al principio, pensaba: «¿Cómo se hace eso? ¿Cómo se dice?», pero un día me resultó bárbaro descubrir la obra mirando hacia atrás", agrega Lubos, que en el rol de la madre tiene la preocupación puesta sobre la vida de esas hijas, de las que también dice que "perdieron años por no moverse más", según se desprende de las propias palabras del autor.
En ese marco que carga de sofocación cada día, Galazzi supo encontrarle el carácter propio a cada una de estas mujeres. "A decir verdad, en el texto no hay acotaciones y en una primera lectura no se desprende el perfil de cada una de ellas; podría ser todo más o menos lo mismo", explica Bassi.
Pero en ese más o menos lo mismo, Galazzi forzó el hecho de que ellas tuvieran por natural y cotidiana esa particular manera de comunicarse. "Las llevé hacia ese lugar porque pensé que esas mujeres eran parecidas a mi familia. Hay algo reconocible en ellas para mí: eso de que uno cree que el otro no sabe, pero el otro sabe todo. Vengo de una familia con muchas mujeres y todas muy bravas; quizá por eso me quedé en el mundo femenino que propone el autor. Eso de los secretos, de lo que se oculta, de lo que se pone en los que se van? Además, creo que el mundo es así, que puede haber un hecho que te cierra y hace que, por propia voluntad, armes tu vida alrededor de eso", se explaya la directora.
"Hay que dejarlo dormir por mucho tiempo; creo que dormirá mucho tiempo y, cuando haya dormido tanto tiempo, un día lo veremos despertar y lo que no tuvimos hoy, enseguida, lo que no obtuvimos, lo que habíamos esperado, esperado tanto todos estos años, que vuelva y a penas pasada la puerta que nos hable y nos diga cosas, exactamente eso, que nos diga cosas que tanto habíamos esperado escuchar..."
Lo femenino y lo masculino puesto en escena, lo expuesto y lo replegado, la palabra y el silencio. Un mundo de rara belleza es el que presenta el autor francés y al que ?por fortuna? desde hoy se podrá acceder en el teatro oficial.
Verónica Pagés
Fuente: La Nación
Estaba en mi casa y esperaba que llegara la lluvia , de Jean-Luc Lagarce. Teatro San Martín (sala Casacuberta), Corrientes 1530. De miércoles a domingo, a las 20. Entrada: 45 pesos; miércoles, 25.
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