Alejandra Servera y Lucio Capece
En el ciclo Miradas, se presenta Estructura suspendida
La amistad del músico Lucio Capece y la coreógrafa Andrea Servera se remonta a cuando ambos iban a la misma salita de jardín, en la localidad de Merlo. La amistad se afirmó en el colegio, pero al cumplir diez años Servera partió a Neuquén con su familia y no volvieron a verse. Pero a Lucio y Andrea los volvió a unir el azar, la coincidencia de ser artistas, y bastante originales, por cierto. En 2008, mientras Servera presentaba su espectáculo de danza La sombra de un pájaro en vuelo , Capece, sin que ella supiera, la estaba observando. Y aquel día se renovó el pacto de amistad: ahora, los amigos planean inusuales performances, como la que se verá este fin de semana.
"Al llegar aquella noche a casa, tenía un mail suyo que decía: «Creo que te conozco de la escuela...»", recuerda risueña Servera, actual directora del Festival de Danza. "Después fui a verlo tocar e intuí una nueva forma de música en lo que hace; algo tan visual y sensorial que casi podría decir que era danza, un límite difuso de varias expresiones artísticas."
La primera performance del dúo tuvo lugar meses después de aquel encuentro, en el festival Ciudanza. En la abandonada estación de tren de Parque Avellaneda, Capece dispuso una serie de megáfonos que emitían ruidos de estación, para sugerir la idea de un tren ausente, en tanto que Servera deambulaba disfrazada de conejo, emitiendo sonidos de pájaros con un pedal de guitarra eléctrica. "La gente confundía a Lucio con un operario y le preguntaban si volvería el tren. Fue algo muy lúdico -dice sonriendo la coreógrafa-. La improvisación de danza, como hecho artístico en sí, es relativamente nueva en Buenos Aires, pero es parte absoluta de nuestros proyectos. Intentamos borrar los límites formales de nuestras disciplinas."
Capece, radicado en Berlín y considerado uno de los más activos y destacados intérpretes de música experimental, acota: "Es distinto de hacer fusión de folklore y jazz. Esto es como abrir las ventanas para dejar que las cosas fluyan de manera natural". En vivo, Capece ejecuta una radical deconstrucción de su saxo soprano, modificándole el sonido con la introducción de agua, trapos, latas o una pelotita de ping-pong.
"Trabajamos sobre la memoria del edificio -afirma Servera-. Buscamos elementos relacionados con el patio. Originalmente, cuando allí funcionaba el diario La Prensa , era un patio de carruajes; desde allí partían los diarios. Es un lugar con mucho peso histórico." El evento forma parte del ciclo Miradas, organizado por Prodanza.
Estructura suspendida será un espectáculo multimedia. En el aspecto sonoro trabajan Capece y Sebastián Schachtel, de La Portuaria. También se proyectarán imágenes tomadas en la Casa de la Cultura, elaboradas por la videasta Karin Idelson. La danza corre por cuenta de Servera, Fabiana Capriotti, Andrea Fernández y Pablo Kun Castro: un artista callejero de Parkour, disciplina artística que trabaja sobre el desplazamiento en la ciudad y que consiste en aprender a saltar, treparse y colgarse de sus edificios y monumentos.
"El edificio no es un espacio concebido para hacer música, así que el proyecto consiste en intervenirlo para trabajarlo, reflexionar y redescubrirlo", redondea Capece, y advierte que por momentos se emitirán frecuencias a alto volumen. "Las bailarinas entregarán tapones de oído al público, y tal vez nosotros arrojemos algunos desde los balcones, donde estaremos tocando -explicita el músico-. Tocaremos a alto volumen porque queremos que el lugar se manifieste a través del sonido, que vibre y suene como si fuese un instrumento."
Jorge Luis Fernández
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