Esta medianoche, Pablo Dacal y Laura Citarella actúan en Ciudad Vieja (17 y 71)Al estar frente a un cantautor (como periodista o espectador) resulta imposible no atender a su motor: las canciones. Ellas son su razón de ser, quienes lo definen y conforman. Cuando se está frente a dos cantautores, el desafío se duplica. Algo de eso ocurrirá esta medianoche, cuando al escenario de Ciudad Vieja (17 y 71) suban Pablo Dacal y Laura Citarella.
En la previa del show, Diagonales conversó con Pablo Dacal sobre la importancia de las canciones, los Beatles, sus otros proyectos musicales y esta noche, que lo encontrará cantando “a piano y guitarra con el Nacho García algunas canciones de allí y muchas nuevas, las que están dando forma a El Progreso, que llegará en algún momento del año”.
–¿Qué importancia tienen las canciones en su vida?
–Condensan las ideas, sensaciones, deseos, hechos que adquieren un nuevo significado y siempre diferente al ser cantados. Las canciones me enseñaron lo poco que sé, y aún hoy me deslumbro ante determinadas frases o palabras dichas con cierta melodía, dentro de una armonía, con tal o cuál sonido. Las canciones son verdaderamente poderosas, dicen más de lo que dicen y además otra cosa y suenan en tu cabeza todo lo que tu cabeza acepte recordarlas.
–¿Por qué seguir cantando canciones en un mundo que parece derrumbarse?
–Para sostenerlo, para hacer del derrumbe algo digno, para recordarlo e inventar un mundo nuevo y diferente.
–¿Qué importancia tiene la letra en una canción?
-Tanta como la melodía, la armonía o los timbres que se usen. Esto varía de acuerdo a la canción, el compositor, el letrista, el cantor, y aún el escucha.
–¿Qué diferencias encuentra entre subir solo a un escenario y hacerlo acompañado por una banda?
–Tantas como vivir solo o en pareja, viajar de a dos o de a muchos, la intimidad o el grupo de amigos. Al subir solo sos uno con cada uno del público, todo puede modificarse por que no hay acuerdo previo, los acordes pueden cambiar, la cantidad de estribillos o el tema siguiente.
–¿Antes de los Beatles hubo música? ¿Y después? ¿Qué importancia tienen en tu música?
–¡Por supuesto! Los Beatles son un gran capítulo en la cultura mundial, pero esta respuesta sería demasiado amplia si soy meticuloso en responderla: en este país y en el mundo la historia de la música y las canciones es milenaria, y si hablásemos solo del siglo pasado nunca podrías obviar el desarrollo de ciertas músicas como el jazz, el tango, el flamenco, el folclore latinoamericano, la canción europea de posguerra y tanto más. Los Beatles dieron un gran paso para comenzar a derribar la valla entre música de los pueblos y académica, además de ser artistas muy luminosos e intuitivos. ¡Bien por ellos y nosotros!
–La del '90 en La Plata fue una década que se vivió artísticamente con mucha intensidad. ¿Qué recuerdos tiene de aquellos años en su vida?
–No tan buenos, estaba en plena formación y el panorama era desolador. Por suerte encontré grandes maestros como Liliana Herrero o Ricardo Capellano, abrieron mis ojos y pude aprender a digerir las influencias, desarrollar el oficio y estallar las ideas en mil pedazos. Por esos años conocí La Plata, de la mano de los compañeros del grupo cultural La Grieta que incluso me publicaron unos poemas en su revista, grandes aliados para mí.
–Ha tenido la oportunidad de tocar en varios países de Europa. ¿Qué diferencias encuentra con respecto al modo de valorar la figura del artista?
–No tantas como dicen, creo que muchos viajeros se engañan al salir de casa. Ocurre que la vida allí es algo más fácil y no es tan complicado hallar un nicho para nuestro estilo de vida. Me siento parte de una comunidad mundial algo bohemia y punk que se siente bien o mal donde quiera que vaya. Con respecto a las presentaciones, me dio algo de perspectiva y estuvo bien, ser tan bien recibido por los parisinos no es cosa simple.
–¿Cómo definirías La era del sonido?
–Un disco difícil que el tiempo valorará como es debido: crece día tras día, lo siento al verlo alejarse, pusimos la Orquesta en medio de la escena nuevamente y contra todo.
Fuente. Diagonales
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