MIRADA PROPIA LA OBRA QUE PENSÓ PARA LA COMPAÑIA NACIONAL DE DANZA CONTEMPORÁNEA TIENE TOQUES PERSONALES.
Entrevista Rakhal Herrero Llevó adelante la audaz coreografía de "La que sepamos todos" en alusión al Bicentenario.
Por: Laura Falcoff
La Compañía Nacional de Danza Contemporánea, que tiene su sede en la Dirección Nacional de Música -el bello edificio de la antigua Biblioteca Nacional- fue creada en el año 2009 como un conjunto oficial. El grupo dirigido por Bettina Quintá, Victoria Hidalgo y Ernesto Chacón, actualmente reducido en número de bailarines, tiene objetivos amplios y generosos en cuanto a la difusión del género, la irradiación al resto del país y el carácter del repertorio. Iniciaron en estos días su temporada 2010 con el estreno de La que sepamos todos, del coreógrafo Rakhal Herrero, una obra hecha de la unión de diferentes situaciones coreográficas y/o teatrales y que toca aspectos relacionados, por decirlo de un modo altisonante, con el ser nacional.
Rakhal Herrero nació en Córdoba hace veintinueve años y se formó inicialmente en teatro -tomó seminarios con Rafael Spregelburd y Alejandro Catalán, entre otros- y luego se acercó a la danza. En esta entrevista habla del proceso, las decisiones que lo llevaron a concretar esta obra que tiene algunos pasajes muy interesantes y otros, digamos, discutibles.
¿Llegaste con ideas concretas al primer ensayo?
La compañía me había pedido que trabajara, desde algún punto de vista, sobre cuestiones nacionales. Primero pensé que no tenía ideas muy arraigadas en ese sentido, pero después reconocí que soy argentino, cordobés. Me concentré entonces en la música como punto de partida. No música tradicional sino otras cosas: pop de los '90, por ejemplo; un tema quedó, un tema "grasa" pero que mucha gente de mi edad recuerda; después apareció música folclórica, el himno, Aurora, Jazzy Mel; no música patria sino algo periférico respecto del carácter patrio. Los bailarines, las música y algunas ideas: con todo esto comenzamos.
¿No pensaban aún en términos de danza?
Me interesa una perspectiva conceptual sobre la danza. La pienso no como pasos de baile, sino como movimiento. Creo que todo puede ser danza si está considerado desde un punto de vista coreográfico.
Hay una escena muy escatológica, en la que un muchacho acosa verbalmente a cuatro mujeres. ¿Por qué elegir la escatología, en la que ya estamos demasiado sumergidos el día entero? ¿No es redundante llevarlo casi literalmente a la escena?
Pienso que está bien el intento, que por otra parte tiene un sentido crítico, y fue una buena experiencia para estos bailarines que vienen de algo muy diferente como intérpretes. La clave de esta escena no es la obscenidad, sino sobre todo la combinación de distintos elementos kinéticos. Los bailarines habitualmente no están conectados entre sí, no se miran; yo quise trabajar sobre eso, el "estar" en escena, vincularse. En todo caso, me interesa profundizar más; me refiero a ese tipo de ajustes que en realidad necesita cualquier obra y que no pueden hacerse antes del estreno, porque hay cosas que dependen de cómo una obra se encuentra con el público.«
Información:
La obra va los miércoles, a las 20.30, en México 564, con entrada libre. Para asistir, las localidades se retiran una hora antes de la función.
Fuente: Clarín
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