sábado, 3 de abril de 2010

Anita Martínez: La histeria sin fin

Esta noche, a las 21.30, la actriz presenta Histeriotipos, una obra en la cual se indica a las mujeres de qué hombres hay que escapar.

¿Cuáles son los estereotipos del histeriotipo?

-Están los clásicos hombres de los cuales escaparse, y después algunos agregados más modernos. Por ejemplo: el soltero, el casado, el viudo, el Batman que va siempre con otro al lado, el que solapadamente en algún momento sale del placard... ¡la gran Ricky Martin! El que está en pareja con otra y te dice, cuando le preguntás por su novia: “Eh... eh... estamos”, “¿Y cuánto hace que están?”. “Ocho años”. “¡Pero!”, dice una. Está casado como cualquier hijo de vecino, pero sin libreta. Está el viudo, que te llora por el amor perdido y te derrama sus lágrimas. Siempre te hace sentir que ella es la única importante de su vida y vos sos la segunda, la cuarta, la quinta. Después está el chocolatero, el futbolista, hay varios...

-¿El chocolatero?

-Es un personaje muy de moda. Cualquier referencia a la vida real es pura coincidencia...

-Por lo tanto, no es que “no hay hombres”, como suele decirse, sino que hay muchos... pero quizás algunos no sirven para nada...

-Obviamente, hay hombres que sirven para mucho, pero hay que saber distinguirlos de los que no. Todas estas afirmaciones se basan en rigurosos estudios científicos. Está todo comprobado científicamente. Como vos decís, esto ha pasado por un filtro muy importnate. No hemos llegado hasta aquí sin experiencia previa.

-¿Estamos hablando de la autora o de la protagonista?

-Podríamos decir que un poco de ambas. Todas las mujeres nos podemos sentir algo identificadas... En algún momento nos hemos topado con alguno de estos personajes.

-¿A veces perdés el control del texto y te excede la memoria emotiva?

-Muchos de estos personajes son mi pasado. Es interesante. Hay cosas para contar...

-Pero da la impresión de que está en boga cierto tipo de humor relacionado con esto: vos hiciste Confesiones de mujeres de 30, el ciclo Ciega a citas...

-Lo que pasa es que hay una crisis a los 30. Ha cambiado, antes era a los 20. Ahora, a los 30 parece que empieza a redescubrirse una nueva posición con respecto a lo social. Voy a ser una mujer emprendedora con mi carrera, dejar mi maternidad de lado. Son crisis que a los 30 son importantes y también se extiende a los 40. Igual es un tema vigente el de la pareja, es un tema de abordaje femenino.

-Esa versatilidad te permite confiar en tus condiciones para adoptar un perfil bajo. Digo, porque nunca se te ve en ningún escándalo...

-Yo pienso que cada uno tiene lo suyo. Sería muy injusto que yo juzgara a alguien porque es linda. La vélelas es también un don y cada uno lo explota como puede. No es mi caso, pues yo me siento como una persona... ¡No soy una cara bonita! (risas). Tengo perfil bajo porque no tolero pelearme con nadie, porque no lo necesito para poder vivir. El día que no tenga para comer lo tendré que hacer porque tengo un hijo. Mientras, me abstengo.

-¿Qué se siente ser parte, como has sido, de un fenómeno de la talla de ShowMatch?

-Es raro. Mirá, nunca me olvido. Yo tenía un perro al que paseaba todos los días. Después, todo el mundo me decía: “Ese es el perro que estuvo ayer en lo de Tinelli”.

-Se te fue el perfil bajo: ya tenés celos de tu perro...

-Me robó la carrera, me lo voy a comer en navidad (risas). Es como decís, un fenómeno. Y hay que tomarlo como tal. Si te ven, sos el gran éxito, no sos una mierda, y si pasa los contrario, tampoco sos la mejor del mundo. Hay que buscar un equilibrio, no creerse nada. Uno no es tan tan, ni tan poco...

-Entonces, no podés decir que no sos linda...

-Ay, ¿es un piropo?

-Está el chocolatero... y el salamero...

-¡Me lo quedo, me lo quedo!

-¿Vos te sentís cómoda en la comedia, o es que te asociamos a ella?

-Me encantaría hacer un culebrón y que una lágrima corra por mi mejilla, y que todo el mundo se pare y diga: “¡Qué actriz de drama!”. Todos tenemos esa fantasía. Por ahí decís: “Sólo me llaman para hacer humor”. Pero... ¡está bueno eso! La gente te está llamando para que la hagas reír. Aparte, hay muchos actores de drama buenos. ¿Para qué me voy a hacer la dramática?

-Ojo, te puede agarrar Campanella, te cambia el perfil y terminás ganando un Oscar...

-¡Por favor! Yo miraba y decía: “Loco, ¿alguna vez me va a tocar esto a mí?”. A los 35, hacés un balance entre lo que tuviste y lo que no vas a tener. Yo siempre quise ser bailarina y si hasta ahora no bailé con Julio Boca, no voy a hacerlo nunca más. Bailarina clásica no voy a ser... Pero una película que pegue... ¡Qué bien que actúo! Tengo eso en mi cabeza. Igual no hago nada para lograrlo porque tengo cierta melancolía diciendo: “A mí no me va a tocar eso”. Y tengo otro sueño: hacer una revista. Que digan “¡Cómo baja las escaleras, qué monólogos divertidos, qué cuerpo!”.

-Esa apertura te gustó. También influye que en un ámbito en que se divide mucho seas querida por todos, ¿no?

-¡Divinas y populares! Para mí, las personas valemos todas por igual, y no por hacer trabajos peores o mejores. ¡Hay tantos actores que son increíbles y no tienen la oportunidad...! Tenemos que aprender. Cuando hago algo que es una mierda, digo: “Dentro de esta mierda, puedo hacerlo un poco mejor”. Uno se la pasa remando, y por ahí te encontrás diciendo esto sí, esto no. Y después digo: “Loco, tengo que laburar”. Y me tengo que poner la camiseta de lo que hago.

La obra

“Histeriotipos es una obra de Claudia Morales, con la participación especial de Martín Scarfi, que habla de los hombres de los que las mujeres nos tendríamos que escapar. Esto nace de un libro, yo pedí la adaptación teatral y... bueno, estoy con muchas expectativas. Es una obra muy divertida.”

Polirrubro

-Actriz, conductora, bailarina de verdad, patinadora... ¿Te definís como una laburante?

-Sí, me defino como laburante de la profesión. Con mucha vocación teatral y artística, desde el punto de vista de que me gusta la música y la danza concebida como tal, y no como baile. También me gustan las artes circenses (acrobacia, trapecio, tela). Me gustan las actividades teatrales porque te dan algo importante para poder moverte en otros ámbitos en común, o no tanto.

Fuente: Hoy

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