sábado, 20 de marzo de 2010

Richard Wagner según la Fura dels Baus

Tannhauser: en la Scala de Milán

Una polémica puesta de la ópera romántica

Por Elisabetta Pique
Corresponsal en Italia

MILAN.- Era esperable. El debut de La Fura dels Baus en la Scala, el teatro lírico más importante del mundo, anteanoche, con una versión extravagante de Tannhauser , no convenció a nadie. Pese a la ovación que recibió Zubin Mehta, que dirigió con su habitual maestría la gran ópera romántica de Richard Wagner, la puesta en escena psicodélica y nada convencional de la famosa compañía de teatro catalana recibió largos silbidos y fuertes abucheos del público de la Scala.

Los melómanos consideraron el montaje excesivo, exagerado, forzado. No llegaron a entender la creatividad existente en la adaptación que el grupo catalán hizo de Tannhauser, obra que lleva a escena el tema típicamente romántico del héroe que se debate dramáticamente entre la atracción por el amor sensual, cuyo reino es el Monte de Venus, y el amor ascético, espiritual, que encarna la figura de Elisabeth. Elemento esencial de esta nueva producción de la Fura es la presencia constante de una mano gigante robotizada de 10 metros de altura y 1300 kilos de peso, que pretende tomar distintos significados a lo largo de la ópera. "Primero es la mano donde está escrito el destino de Tannhauser; luego es el árbol en que se le aparece la Virgen; es la mano que Guido d?Arezzo, figura central de la música medieval, utilizó para inventar el pentagrama; es la mano gentil de Elisabeth; es el altar en que la santa reza; es, finalmente, la mano inflexible del Papa, que aflige a Tannhauser hasta su muerte", explicó Carlus Padrissa, alma máter de la Fura.

Y a propósito del Papa, en su nada tradicional Tannhauser también llamó la atención el constante uso de videoproyecciones cósmicas, entre las cuales, en el tercer acto, aparecen unas con viejas imágenes en blanco y negro de Juan Pablo II de viaje por el mundo.

También sorprendió al público, entre bailarines acróbatas y demás elementos, la presencia, en el primer acto, de una inédita pecera con sirena (interpretada por Beatrice Adelizzi, medalla de bronce en natación sincronizada). Aunque lo que más hizo enfurecer a los amantes de la lírica fue la adaptación hindú y el baile estilo Bollywood del segundo acto, que también causó silbidos. "¿Qué tiene que ver la India en una obra que se remonta al Medievo alemán?", se preguntaba escandalizada Marinella Ferrari, socia de los Amigos del Loggione de la Scala.

"Esto es excesivo, forzado? No se sorprende de esta manera al público: es como un plato con demasiadas especias, tantas, que molestan", agregó, ante una consulta de La Nacion.

"Nos esperábamos una provocación, pero esto no es algo valiente, sino una exhibición sin ningún tipo de pudor, de mal gusto", añadió, por su parte, su marido, Ambrogio Mariani.

Pero también hubo opiniones favorables. "Me pareció excelente, innovativo, y hubiera cacheteado a los que silbaron", opinó Angelo Caccialanza, un amante de la ópera que se fue satisfecho.

Junto con Metha, que después de 32 años de ausencia del podio lírico milanés tuvo un regreso triunfal, se llevó todos los aplausos Anja Harteros, que interpretó a Elisabeth. El tenor Robert Dean Smith, en el papel del atormentado Tannhauser, en cambio, también cosechó varios "bu", al igual que Padrissa y su equipo.

El broche de oro de una noche de todos modos muy entretenida, seguramente distinta, fue cuando, al final, el público saludó con un aplauso a Sophia Loren, que estaba en el palco real junto con Giorgio Armani. Entonces, los cantantes protagonistas del castigado Tannhauser volvieron a salir desde atrás del telón? Para descubrir que la ovación no había sido para ellos, sino para la diva italiana.

Fuente: La Nación

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