lunes, 8 de marzo de 2010

Las primeras veces pueden no ser buenas

Una escena de la obra, tan llamativa como despareja

Se destaca el trabajo de María Fernanda Callejón

Mi primera vez , de Ken Davenport y Gente como Ustedes. Elenco: María Fernanda Callejón, Alejandro Paker, Tomás de las Heras y Vanesa Strauch. Diseño de iluminación: Andrea Czarny. Diseño de espacio: Jorge Vidoletti. Asistente de dirección: Javier López. Edición de textos blog: Cecilia Propato. Producción artística: Ricardo Manetti. Dirección: Fabio "Mosquito" Sancineto. Sala: El Cubo. Los viernes y sábados, a las 23.30. Duración: 100 minutos.
Nuestra opinión: regular

Si bien en la vida hay tantas primeras veces como acciones un individuo realice, nadie se atrevería a poner en duda que cuando alguien se refiere a "mi primera vez" está hablando de sexo. Porque cuando de otra actividad se refiere, no recurrimos a construcciones alusivas que omiten el tema del que tratan. Y es, tal vez, por esa perpetua represión que la cultura no para de producir literatura, cine y teatro, entre otros, sobre este tema: asistimos desenfrenados a productos que tematizan sobre aquello que tememos poner sobre la escena.

Ahora bien, podríamos preguntarnos si el tema en sí es suficiente para realizar un espectáculo. Porque asociar la sexualidad a la pareja, a la familia o a la economía, incluso como hace el alemán René Pollesch, puede tener sus derivas. Pero la primera vez como tema fue sugestivo cuando Jorge Guinzburg se animó a hacerlo en tele. Ahí pudo ser transgresor, por la época y por el soporte. Ahora, ¿lo sigue siendo?

El espectáculo narra decenas de historias (demasiadas), muchas de las cuales fueron publicadas en un blog creado para tal fin y continuando la lógica creativa de Ken Davenport, el autor de la propuesta original. De esas historias, no hay duda de que las más significativas son las que están asociadas a una escena que poco tiene que ver con lo sexual. Así, cuando Alejandro Paker nos lleva a los años 70, o María Fernanda Callejón nos introduce de manera problemática en el incesto, los textos adquieren un nivel que en las otras escenas no tienen. Sería interesante también darle un mayor protagonismo a la profilaxis y cuestionar incluso la escena de sexo bareback omitiendo el chiste. El discurso cómico no carece de responsabilidad.

La escena

Tal vez, el mayor problema sea en este caso la dirección, ya que teniendo en cuenta que el relato en sí carece de evolución y de movimiento, hubiera sido necesario que la puesta en escena produzca una estructura teatral con mayor dinamismo y creatividad. Las transiciones entre cada cuadro son todas iguales: apagón, música y luz. Y, en varias escenas, la salida de la música es, por lo menos, desprolija. El uso del espacio es estáticamente frontal y la iluminación algo ambigua.

El acento, indudablemente, está puesto en las actuaciones, y es allí donde está el fuerte de Mi primera vez , aunque también aquí sea desparejo. A Tomás de las Heras (tal vez como resultado del nerviosismo del debut) se lo ve más preocupado porque no se le caigan los pantalones más de lo necesario que por introducirse desenfadadamente en lo provocativo de la propuesta, cosa que sí hace Alejandro Paker, al dar rienda suelta a su histrionismo, al igual que Vanesa Strauch, quien a medida que avanza sabe conquistar al público.

Pero quien verdaderamente se destaca y de manera absolutamente relevante es María Fernanda Callejón. Con igual profesionalismo entra en escenas heterosexuales o lésbicas, cómicas o dramáticas. Y tiene matices. Por más breves que sean las escenas, Callejón sabe que debe producir una evolución diferente en cada una de ellas, y lo hace, y brilla.

Federico Irazábal

Fuente: La Nación

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