viernes, 12 de marzo de 2010

La muñeca rusa y una obra que aborda la herencia familiar

Matrizka se presenta todos los sábados en la sala Templum

El Grupo El Bavastel -creador del Festival de Títeres para Adultos de Buenos Aires- estrenó su nueva obra, Matrizka, en la porteña sala Templum (Ayacucho 318), donde se presenta todos los sábados a las 21.

Creada por Mario Marino -director de La madre impalpable- y Carolina Erlich, la obra pone en escena a la tradicional muñeca rusa que, como se sabe, poner una es poner varias. Esto despertó en los autores la idea de los mandatos familiares que cada hijo absorbe de sus padres, para luego pasarlos a su descendencia. La historia aborda la problemática de la herencia familiar, los mandatos y la dificultad de deshacerse de ellos.

En la obra varias familias de "matrizkas" interactúan en escena mediante la técnica de manipulación a la vista.

Marino y Erlich cuentan que "Matrizka es un material que surgió de la idea de manipular juguetes, es decir, de la posibilidad que éstos tienen de transformarse en objetos dramáticos y significantes, y de la intención de desligarlos absolutamente de su función original, y de transformarlos, en este caso, en algo siniestro".

Sobre el origen del proceso de creación, dicen que "en una primera instancia, el juguete/objeto del que partimos, fue la 'matriozshka', esa muñeca rusa que contiene otra, que a su vez contiene otra, y así sucesivamente. La misma significación a la que el objeto nos invitaba fue la que delineó el carácter del material, esta posibilidad que en el juego propone ser infinita, la de un objeto que contiene a otro y del que nunca terminan de salir muñecas, y la íntima relación de este objeto con la idea de lo maternal o familiar, y quizás de nuestra experiencia personal, que imposibilitaba vincular el concepto de familia a algo tierno o ingenuo".

Por su propia naturaleza, la tradicional muñeca rusa se vuelve un objeto que desprende múltiples significaciones dramáticas. Cada una contiene una réplica de sí misma, pero más pequeña, que a su vez contiene otra. "De este modo, Matrizka trata de internarse en temas como la herencia, los mandatos y dictámenes a los que nos encontramos atados durante el transcurso de la vida, y de cómo estos se transmiten de generación en generación, a veces incluso, sin saberse ya, de dónde parten, ni desde cuándo se acarrean".

En cuanto a las técnicas utilizadas para desarrollar la obra, los autores explican que "el espectáculo fue pensado para ser representado por medio de la denominada 'técnica del teatro de objetos en mesa', con manipulación a la vista, y a través de varias series de 'mamushkas', cuyo diseño y pintura permitan relacionar entre sí a las que pertenecen a cada una de las "familias" por medio de las cuales se cuenta el relato de esta historia".

La dirección de Matrizka está a cargo de Marino. Y Erlich es la actriz de la pieza, que protagoniza junto a una serie de títeres - objetos (realizados por la propia Erlich junto a Yanil Ferrari y Valeria Abuin).

Además, la obra cuenta con música original de Fernando Rosa (mandolina, guitarra eléctrica, teclados y violín), que ejecuta en compañía de Soledad Núñez Cordo (guitarra), Nahuel García (bajo), Carla Cairoli (clarinete), Hernán Crespo (acordeón), Martín Morón (trombón) y Checha (saxo).

El trabajo de El Bavastel. "Consideramos que la puesta en escena de este tipo de espectáculos, contribuye al desarrollo del género y satisface a un público que, definitivamente, se deleita con ellos", destacan los integrantes de El Bavastel, compañía que desde 1993 se dedica a la investigación y creación de espectáculos de títeres, tanto chicos como para adultos.

Hasta el momento, la compañía lleva realizados nueve espectáculos de títeres. En la mayoría de los casos, fueron creados a partir de una pequeña imagen generadora, trabajando por medio de improvisaciones hasta alcanzar la totalidad del guión que hiciera posible la puesta en escena cada obra. Así, consiguió llevar adelante sus producciones Las vueltas de la vida, (que le valió el reconocimiento a nivel nacional e internacional), Melodía del día, Pequeños ambientes, Vida bífida y Caminito de hormigas. En otros casos, como en El día que la luna se escondió en la noche y Ciudad - Ela, se trabajó a partir de un guión previamente elaborado.

Además, desde 2004 El Bavastel produce y organiza el Festival de Títeres para adultos Buenos Aires.

"Gracias a esta experiencia, nos ha sido posible observar que existe una gran respuesta del público, que disfruta enormemente de este tipo de espectáculos", dicen. Pero, con pesar, comentan que "pese al creciente movimiento que se está observando dentro del género en nuestro país, que ciertamente se encuentran dentro de la cartelera porteña, hay muy pocas propuestas de títeres para adultos en la Argentina".

Fuente. Diagonales

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