viernes, 12 de marzo de 2010

La clásica comedia de enredos

Sin groserías y con buenas actuaciones, Passion cumple su misión: entretener

Passion , de Sergio Marcos y Martín Guerra. Dirigida por Roberto Antier. Intérpretes: Germán Kraus, Darío Lopilato, Stella Maris Lanzani, Claudia Albertario, Luly Drozdek y Andrea Estévez. Escenografía: Sergio Ríos. Iluminación: Sebastián Damico. Vestuario: Florencia Riva y Cecilia Otero. Música original: Sergio Márquez y Gustavo. alabrese. Producción general: Aldo Funes. Jueves, viernes y sábados, a las 22; y domingos, a las 21, en el Los Angeles, Corrientes 1764. Duración: 110 minutos.

Nuestra opinión: buena.

No es fácil el género de la comedia de enredos, si se quiere hacer bien y respetando al público. Las comedias y vodeviles de Marc Camoletti y Neil Simon son demostraciones de ingenio y creatividad. Casi siempre, cuando algún libretista argentino intenta abordarlo, no pasa de ser una historia básica escrita sólo con el fin de presentar a figuras conocidas. Pero con Passion no hay "robo", aunque el título remita a un famoso drama musical de Stephen Sondheim (con el que nada tiene que ver).

Es una comedia liviana, sí. Livianísima. Pero su cometido es entretener y lo cumple. El argumento, clásico y sencillo, con algunas reminiscencias de Boeing-Boeing . Un mujeriego, con novia oficial y amantes varias que se entrecruzan, con el agregado de la presencia de sus padres, "gauchitos" a la hora de encubrirlo. Sergio Marcos y Martín Guerra no son pretenciosos en su libreto, pero conocen muy bien la partitura que hay que tocar. Su texto es divertido sin necesidad de apelar a la grosería para obtener carcajadas fáciles.

A su vez, Roberto Antier supo dónde poner los acentos y la agilidad de su puesta en escena (en un escenario absolutamente adverso) para divertir a un público sin demasiadas pretensiones. Y esa es otra virtud (y no menor) de esta obra: el respeto por el público.

Es cierto que hay aspectos de la escenografía de Sergio Ríos que son convencionales y poco funcionales, pero la caja escénica no lo ayuda.

Otro mérito de Passion son sus actuaciones. Germán Kraus y Darío Lopilato forman una dupla impecable, como padre e hijo. Son el eje de la acción y sus "tempos" marcan los trabajos de sus compañeras. Conocen muy bien los códigos del género y no apelan a fórmulas facilistas. Simplemente, a su gracia y a sus habilidades para la comedia. Darío Lopilato tiene toda la pasta como para llegar alto como comediante, con una evidente "escuela Francella". Su trabajo tiene el borde justo, exacto.

Por su parte, Germán Kraus posee el oficio necesario como para completar esta simpática dupla. Es generoso y sabe otorgar momentos al compañero. Stella Maris Lanzani también aporta oficio y simpatía, mientras que Andrea Estévez y Luly Drozdek demuestran que no sólo son chicas hermosas.

Pablo Gorlero

Fuente: La Nación

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