miércoles, 24 de marzo de 2010

El último fuego

Un accidente en la vía pública abre la pieza de El último fuego. A partir de allí, su autora, la dramaturga alemana Dea Loher, exhorta al espectador a deliberar sobre los alcances éticos de lo público y lo privado, la culpa y la responsabilidad en sus dimensiones individual y colectiva.

La primera impresión que presenta esta puesta en escena es que hay coherencia estética. Es evidente que su directora Ana Alvarado ofrece un trabajo de gran rigurosidad artística.

El material con el que debió confrontarse Alvarado es de los más interesantes de la dramaturgia alemana de los últimos años; nos referimos a Dea Loher.

En esta obra nos plantea un cruce feroz entre lo público y lo privado, producido por un accidente callejero donde muere un niño por una persecución policial. Vemos entonces desfilar una serie de testigos, protagonistas directos e indirectos de esa tragedia, en sus vivencias cotidianas atravesadas por las angustias, soledades, velocidades e intensidades de cualquier ciudad en
la actualidad (temas en los que ya trabajó Loher en Inocencia y Plaza Roosevelt).

La puesta en escena elige distribuir a los espectadores en un espacio casi bi frontal con una intensa iluminación en donde la presencia del otro prácticamente se nos impone. Esto, que en otro espectáculo podría significar un defecto, en este caso aporta un gran dramatismo. El escenario se divide en dos por una alfombra que separa las habitaciones y los mundos privados de los personajes. Esa calle funciona tanto como límite y punto de contacto, entre esos sujetos que entran y salen de sus vidas con el vértigo de estos tiempos. Se cruzan, se interpelan, se cuestionan y se acusan sin encontrar posibilidad alguna de vislumbrar algo parecido a una comunidad.

En el centro de la trama está un matrimonio que pierde a su hijo en un accidente. Fue atropellado por una mujer policía que perseguía a un joven ladrón de autos, sospechado erróneamente de terrorista. La pareja de padres enlutados tiene a su cargo la madre del marido, que sufre del mal de Alzheimer. La relación entre ambos se deteriora y finalmente se rompe. Pero ésta es sólo una de las varias historias que desarrolla la pieza. También nos cuenta de la amante del marido que tuvo cáncer de mama, de la mujer policía que pisó al chico y tiene remordimientos, del joven criminal que no quiere salir de su pieza y se siente como un animal enjaulado, de su compañero, un desocupado que no sabe qué hacer de su vida, de la anciana bondadosa que por su enfermedad de Alzheimer es una carga para su hijo y su nuera, y del extranjero refugiado de guerra que fue el único testigo del accidente.

El último fuego logra producir aquello que se propone, conecta de manera intensa al espectador con aquellas vivencias que lo atraviesan cotidianamente, la esperanza y la decepción de poder retener para nosotros algo que podríamos definir como “experiencia”. Resaltan eficazmente el dispositivo escénico, la detallada escenografía, nos sumerge de lleno en los vericuetos internos de los personajes, con cierta similitud a Dogville o a una más añeja La ventana indiscreta.

En el balance total, Dea Loher ofrece un retrato minucioso y detallista de una sociedad triste, desencantada, sin horizontes ni esperanzas, encerrada en una cotidianeidad gris, agitada de tanto en tanto por la violencia. No es un retrato demasiado atrayente de la presunta sociedad opulenta del primer mundo.

Quizás a nosotros como contemporáneos no nos une otra cosa que algunos acontecimientos callejeros, fortuitos, azarosos, pero devastadores, “algo terrible de lo que a uno le gustaría deshacerse”. O quizás no, en todo caso, este espectáculo murmura sobre estas cuestiones.

Ficha técnica

El último fuego

Autoría: Dea Loher
Traducción: Soledad Lagos
Actúan: Guillermo Aragones, Claudia Cantero, Mónica Driollet, Claudio Martínez Bel, Alberto Montezanti, Mario Petrosini, Germán Rodríguez, Tatiana Sandoval, Carolina Tejeda
Escenografía: Jose Escobar, Alicia Leloutre
Música original: Cecilia Candia
Asistencia de dirección: Analía Fedra García
Dirección: Ana Alvarado
Funciones: viernes a las 21.30 en Espacio Callejón, Humahuaca 3759, Capital Federal. Tel: (011) 4862-1167

Sobre la autora

Dea Loher nació en Traunstein, Baviera en 1964. Tras sus estudios de filología alemana y filosofía en Munich vivió durante largo tiempo en Brasil. Tras su regreso de Sudamérica se instala en Berlín, donde trabaja en la radio y estudia redacción escénica en la Escuela Superior de Arte Dramático. Actualmente vive en Berlín y trabaja como autora independiente.

Fuente: Hoy

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