miércoles, 3 de marzo de 2010

Buscando en los límites de la danza

Nuestro interés no está sólo en la danza; es el cuerpo en relación con otras cosas", dice sobre su trabajo con Luis Garay Foto:Rodrigo Néspolo

Florencia Vecino se alejó de la clásica para indagar en los cruces estéticos; para atestiguarlo, dos obras suyas figuran hoy en la cartelera

Delgada, alta, sus 25 años se notan en su cuerpo, en su estilo personal, pero la cabeza de la performer (?) Florencia Vecino parece querer ir siempre por más. Tanto, que no le gusta que la rotulen "la bailarina". Cuenta que a los cinco años descubrió que le gustaba moverse y empezó a hacerlo, y hoy, después de una carrera que ha ido creciendo, poco a poco y con notable relevancia, ella sigue afirmando: "No me importa si estoy en escena y no tengo que bailar. Si tengo que estar parada y abrir la boca para cantar una canción, estoy feliz con eso. No importa lo que tenga que hacer, importa lo que puedo dar con mi cuerpo".

Si se revisa la historia de este "bicho de escenario", como le gusta calificarse, parecería haber ciertas contradicciones. Hizo el profesorado de danzas clásicas en Tandil, su ciudad natal, durante nueve años; llegó a Buenos Aires cuando terminó el secundario e ingresó al Taller de Danza del Teatro San Martín hasta completar el curso. Pasó por el IUNA y por la carrera de Artes, pero las abandonó. Prefirió depositar todo su interés en el taller del San Martín. Y después, casi sin pensarlo, empezó a trabajar con diferentes coreógrafos en experiencias que, claro, son más de cruce, ya sea con el teatro o con las performances.

El año pasado, tres espectáculos la contaron en sus elencos: Octubre, de Luis Biasotto; Maneries, de Luis Garay, y La mesa es un pedazo de madera, de Diana Szeinblum. Su gran protagónico fue, sin duda, Maneries , un solo en el que se mostró dueña de una extrema capacidad para exponer sus posibilidades corporales en una obra, en apariencia muy simple, pero de una gran profundidad. Y salió muy airosa. El éxito no sólo acompañó al grupo en Buenos Aires; además, en una gira que abarcó Suiza, Portugal, Berlín, Nueva York, Bolivia y Brasil.

Esa experiencia define mucho los intereses de Florencia Vecino. La provocan los procesos de investigación y se instala en ellos con mucha entrega. "Es que me gusta estar en escena, me gusta ensayar, investigar, trabajar con alguien, conocer a la persona, entrar en sus ideas, en su concepto. Me gusta seguirle la cabeza a alguien, me seduce."

Dos experiencias la vuelven a poner, esta semana, en el centro de la escena. A la reposición de Maneries, en El Camarín de las Musas, habrá que sumarle el estreno, mañana, en el Centro de la Cooperación, de Ouroboro , con la dirección, también, de Luis Garay. Se trata de un proyecto que compartirá con Leticia Mazur, Iván Haidar, Juan González y Nicolás Poggi, y que, en algunos aspectos, continúa la línea de investigación de Maneries. Nuevamente se podrá ver un diálogo entre forma y contenido, pero, en esta oportunidad, para indagar en los límites de un cuerpo que aparece como un jeroglífico.

Garay parece ser para Vecino un magnífico guía de ruta. Se conocen desde hace cinco años y no paran de experimentar juntos. "Está bueno estar al servicio de un proyecto: probar, equivocarse. Con Luis, también tratamos de nutrirnos de otras artes: nos gusta la música, vamos juntos al teatro. Nuestro interés no está sólo en la danza, es el cuerpo en relación con otras cosas. En Maneries estoy sola en escena, pero muy relacionada con la música y con la luz, por ejemplo. Pero se trata de un cuerpo que no tiene vestuario, en el que no hay escenografía. Esa dualidad, ese límite, esa indeterminación se siente en la escena."

Florencia Vecino vive en Buenos Aires con la misma sorpresa con la que se topó cuando llegó por primera vez a la ciudad, y no le molesta demostrarlo. "Es que Buenos Aires me dio calle -afirma-, me puso contra la espada y la pared. Esto es lo que quería hacer y esto estoy haciendo. Me despertó lo que yo tenía y no sabía."

Carlos Pacheco

El recorrido

  • Florencia Vecino. Se formó en la Escuela de Danzas Clásicas de Tandil y en el Taller de Danza Contemporánea del Teatro San Martín.

  • Espectáculos en los que participó: Ouroboro (intérprete), Maneries (idea, performer), Octubre (un blanco en escena) (intérprete, coreógrafa), The Divine Comedy (autora, intérprete), Las mujeres sabias (actriz), Mein Liebster (intérprete, coreógrafa), Fyz (intérprete), Sonata Nº 6 en Fa mayor, Op. 10, Nº 2 (coreógrafa), Las ostras se entierran con la lengua (bailarina), Des-ilusiones... una metáfora musical (actriz).

  • Para agendar
    Maneries, Coreografía de Luis Garay.

  • El Camarín de las Musas. Mario Bravo 980. Los viernes, a las 23. Localidades: $ 30.

Fuente: La Nación

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