lunes, 5 de octubre de 2009

Llegó el turno del mejor teatro

Belleza, talento y sabiduría Lucrecia Paco, de Mozambique, pone el cuerpo y la voz para contar la flagelación de una sociedad a través de Mujer asfalto, un texto del reconocido escritor sueco Henning Foto: LA NACION / Irma Montiel

Desde el Festival del Mercosur, un adelanto de lo que se verá en Buenos Aires esta semana

Por Alejandro Cruz
Enviado especial

CORDOBA.- La ciudad de Córdoba, desde anteayer, y la ciudad de Buenos Aires, desde pasado mañana, vuelven a poner en acción la fantasía de toda gran metrópoli de convertirse, aunque sea por unos pocos días, en el centro de la escena del teatro del mundo. Por eso, las grillas de programación tanto del Festival Internacional del Mercosur, de La Docta, como el Festival Internacional de Buenos Aires (FIBA) se pueblan de montajes de otras tierras. En algunos casos, de regiones casi desconocidas para los que vivimos en este rincón apartado del mundo.

Es el caso del elenco que llegó de Mozambique que, como otros cuatro espectáculos del festival que se realiza acá hasta el domingo, forman parte de la programación de los dos encuentros escénicos. El grupo africano, ayer hizo su debut aquí y el jueves lo hará en Buenos Aires. Será la tercera vez que en ambos festivales se reciba a un elenco del continente africano.

El espectáculo en cuestión se llama Mujer asfalto , del grupo Mutumbela GoGo. Al frente de esta compañía está Manuela Soeiro, directora del Teatro Avenida, de Maputo, que es la primera profesional de este país que mira al Indico. Ella ahora está presenciando el primer ensayo de luces. En general, este trabajo de puesta suele ser aburridísimo. Sin embargo, los dos intérpretes, la bella Lucrecia Paco y el genial músico y compositor Cheny Wa Gune, se las ingenian para construir un mundo propio de enorme energía que es capaz de neutralizar el ruido de la radio Antena 3 que alguien oye al final de la sala de Ciudad Universitaria.

Mónica es una figura vital en el entramado cultural de su país. Es una férrea defensora de los derechos de la mujer en un territorio con los peores índices de marginación. Es la dueña de mirada profunda y de una sonrisa bella. Es la que alguna vez fue actriz, pero, desde hace años, le interesa la gestión. A su vez, fundó el Teatro Avenida, en 1975, el mismo año en que Mozambique lograba su independencia. Y es -como dice ella misma en portugués, la lengua de los últimos colonizadores- la que viene apostando a hacer un teatro comprometido con su tiempo y con su país.

Pensar el teatro político en tierras tan complejas como las de Mozambique resulta complejo para un argentino. Ella pone un ejemplo para contextualizar la realidad de su tierra. "Piense usted que en 1975, cuando nos independizamos, el 99 por ciento de la población era analfabeta. ¿Se da cuenta? Y ni le menciono el hambre ni la malaria ni el VIH. Por eso, creo que en nuestro contexto el teatro cumple un papel fundamental", apunta con voz pausada. Con ese objetivo, fundó su compañía y realiza obras que hablan de lo que sucede allí.

"Si antes de la independencia el teatro hablaba de los colonizadores, actualmente el gran tema del teatro de Mozambique es la corrupción. Pero es un tema que no hay que exponerlo de manera frontal", agrega definiendo también una búsqueda de lenguaje por fuera de ciertas tendencias rígidas del teatro testimonial.

Ella fue la que, en 1986, llamó a Henning Mankell, el gran escritor sueco que estuvo en abril, en Buenos Aires, para que se sumara a esa experiencia. "El ha sido de mucha ayuda. Desde la primera vez que vino, pasa la mitad del tiempo con nosotros y el resto, en Noruega. Es una persona muy generosa", cuenta. Así es que Mankell salta de vivir en un país que ocupa el tercer lugar por el PBI a otro que ocupa el 170 y en el que más del 16 por ciento de la población está infectada de VIH, donde el 24 por ciento de todos los niños menores de cinco años están por debajo del peso normal para su edad y el 72 por ciento vive con dos dólares diarios. "En Maputo, veo pobreza, injusticia y enfermedades que afectan todo y a todos. Pero también veo felicidad, risa y creatividad. Veo mucho más felicidad y escucho más risas espontáneas en las calles de Maputo que en las de Estocolmo. Me pregunto si acaso teníamos esa risa antes de que la riqueza y los créditos nos cubrieran como una sombría capa inerte", se preguntaba Mankell, en un reportaje reciente.

Tanto Mónica como Mankell tomaron como bandera la necesidad de mostrarle al mundo otra cara de Africa. En la producción del Mutumbela GoGo -según se desprende de la lectura de sus otras obras que suelen ser invitadas a los grandes encuentros escénicos, como ella misma cuenta, y conforme se interpreta por el ensayo de recién-, la alegría es un elemento fundamental. "En Africa, tenemos todo, pero?.", dice, con los ojos seguramente pensando en un mundo un poco más justo.

La señora del asfalto

La vitalidad de la que habla Mónica está presente en el ensayo durante el cual Cheny, el músico, hace magia con su voz y con los sonidos que saca de su timbila, el xitende y la mbira (todos instrumentos africanos). Al ver a Lucrecia Paco en acción, uno no sabe si solamente es una excelente actriz, si es una excelente actriz y bailarina, o si es una excelente actriz, bailarina y cantante.

"Soy actriz, pero empecé a danzar y a cantar en un momento en el cual no teníamos ni teatro ni cine -cuenta ahora ella-. No suelo cantar ni danzar, pero en esta pieza creí que era mejor combinar todo espontáneamente. Surgió como una necesidad, y como sabía bailar danzas tradicionales de Mozambique entregué mi cuerpo a lo que el texto pedía, a lo que esta mujer pide."

-¿Y qué pide este texto, esta mujer?

-Pide derecho a la vida. Ella es una prostituta, pero podría ser otra persona, otra persona frágil ante una situación de poder. La prostituta es una excusa para hablar de este tema. Es la mujer ante su marido. Es la crianza ante sus padres. Es el empleado frente a su patrón. Todas relaciones en las que el poder determina. Pero es una prostituta y, en mi país, el tráfico de mujeres para prostitución, como el tráfico de chicos, cada vez es más grande.

Si bien la historia de Mujer asfalto es la vida de una prostituta que decide romper el silencio de una piel maltratada y vendida, todo eso convive con una mágica fuerza de vida. "Es así porque en la miseria hay alegría. Que yo esté cantando o danzando no es porque me conforme con mi situación. Es porque yo también sé sonreír."

Salpicado

  • Velada con Stravinsky. Tero Saarinen trae desde Helsinski una propuesta coreográfica en la que homenajea al compositor. Martes 6, a las 15 y a las 21; miércoles 7, a las 19. En el San Martín.

  • Neva. La primera de las tres piezas que trae el director chileno Guillermo Calderón (se rumorea que es de los puntos más altos del FIBA). Miércoles 7, jueves 8 y viernes 9, a las 20. Payró.

  • Crónica sentimental de España. Una de las dos obras del catalán Xavier Albertí. La historia de España a través de sus canciones. Viernes 9 y sábado 10, a las 21; domingo 11, a las 19. San Martín.

  • Juan la suerte. La obra de Brecht, en manos del francés Francois Orsoni. Una mirada crítica sobre el comercio. Viernes 9 y sábado 10, a las 21; domingo 11, a las 19. Regio.

  • El caso Dantón. La compañía polaca de Jan Klata en una mirada de tres planos: la revolución de 1789, el Mayo Francés y la actualidad. Domingo 11, martes 13 y miércoles 14, a las 20. C.C. Konex.

  • Cariño yacaré. Con Gimena Riestra y Noralíh Gago, dirigida por Juan Parodi, es una de las argentinas que darán el presente. Domingo 11, a las 19, y sábado 17, a las 21. Anfitrión.

Fuente: La Nación

No hay comentarios: