Una orquesta experta, una lista de temas inoxidables y un puñado de artistas de reconocidos nombres y probados talentos compartieron cartel en Nice ?N Easy , el music hall con dirección de Ricky Pashkus que presentó Nuova Harmonia en el Coliseo, para empezar a redondear su temporada. Finalmente, el ciclo cerró sus actividades anteayer, con una función para su abono del Don Quijote que el Ballet Estable del Teatro Colón seguirá presentando este fin de semana.
En suma, la docena de músicos de la Antigua Jazz Band; el piano de Alberto Favero; las voces de Sandra Mihanovich y Christian Giménez ( El fantasma de la ópera, Swing Time ); las primeras figuras del Ballet Argentino Eleonora Cassano, Cecilia Figaredo y Victoria Balanza; el grupo coral The Nice ´n Easy Singers, y cuatro parejas de bailarines desplegaron un paseo nocturno por el jazz de la primera mitad del siglo XX.
Del standard "Take the A train" a "It don´t mean a Thing" pasando por una interpretación de "Summertime" que puso a Mihanovich -y su segundo (pero no el último) vestido violeta- junto al piano de Favero -director musical del espectáculo-, los 50 minutos del tramo inicial alcanzaron para abordar una docena de clásicos de los años 30.
Así, los cuadros de Nice ?N Easy fluyeron del modo agradable y suave del título, ya sea exclusivamente musicales, con participación del dance ensamble o buscándole dar mayor protagonismo a las bailarinas principales. Si, a priori, la producción podía parecer inspirada en Nine Sinatra Song o A Tango y Jazz -ambas del repertorio del Ballet Argentino-, apenas hubo un perfume de aquéllos en algunas músicas.
Cassano y Figaredo (luego, Balanza) no encontraron en las desabridas coreografías de Elizabeth de Chapearouge más posibilidad de lucimiento que el de sus piernas en altos grand battements yun surtido de giros simples. A ellas, la posibilidad de lucimiento se las dio el vestuario de Pablo Battaglia. No obstante, el trabajo de la coreógrafa, especialista en tap, se destacó con el ensamble, en el cuadro inicial para "chapitas" y, más tarde, en el pasaje "Tiger Rag".
Como la Antigua tiene su humor, emprende aventuras divertidas para la platea. Un ejemplo de esto fue el duelo de vientos que abrió la segunda parte del show de jazz, lo más aplaudido de la noche. También en ese tramo, más dinámico y que avanzó a través de las décadas, la orquesta protagonizó otro momento aclamado, "Going Nuts". El final fue con todos (muchos) marchando "When the Saints go Marching in".
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