El mal uso de la voz es uno de los problemas recurrentes que sufren los docentes, que fuerzan las cuerdas vocales durante varias horas diarias.
Las molestias que no se tratan pueden tener consecuencias severas.Gritona, chinchuda, bruja. Los descalificativos que pueden sufrir las maestras son incontables, especialmente esas que pasan la mayor parte del tiempo gritando para pedir silencio.
Lamentablemente, pocos reparan en lo que hay detrás de esa persona que, aunque no pueda evitar levantar permanentemente el tono de voz, seguramente no es eso lo que quiere hacer, sino más bien poder enseñar a un volumen normal, sin tener que esforzarse para hacerse oír. Y, aunque ciertamente a nadie le gusten los gritos y el nerviosismo en clases, la gran diferencia es que, cuando suena el timbre que indica el fin de la jornada escolar, los chicos “huyen” del colegio contentos, y se olvidan rápido de lo vivido durante las horas de estudio. Sin embargo, el o la pobre que estuvo delante de todos ellos, no podrá, aunque quiera, olvidarse tan fácilmente del enorme esfuerzo que supuso su día de trabajo.
Un reciente estudio científico realizado por profesionales del Centro Nacional de la Voz y el Habla (NCVS, por sus siglas en inglés), perteneciente a la Universidad de Iowa, EEUU, revela cómo los docentes utilizan sus voces tanto en el trabajo como en su casa. El trabajo también muestra las diferencias que hay entre los hombres y las mujeres que se desempeñan dando clases.
Intensidad y volumen
Los maestros tienden a pasar mucho más tiempo hablando que la mayoría del resto de los profesionales, arriesgando enormemente la salud de sus cuerdas vocales. De hecho, se estima que tienen 32 veces más posibilidades de sufrir problemas de la voz.
El trabajo estuvo dirigido por el director adjunto de la NCVS, Eric Hunton, que, junto a un grupo de colegas, utilizó un dispositivo especial que captura las características de la voz tales como el tono y el volumen. El aparato es capaz de dividir el sonido en 33 veces por segundo. Los investigadores analizaron las muestras de voces que fueron recolectadas durante las horas de vigilia en un período de 14 días por cada maestro.
Así, se supo que las mujeres usaron sus voces un 10% más que los hombres mientras daban clases, y un 7% más cuando no estaban trabajando. Los datos también indican que las maestras hablan más fuerte que los maestros varones en el trabajo.
“Estos resultados podrían indicar una razón de fondo para explicar el aumento de problemas en la voz que se ve en las mujeres”, señala Hunter.
Cabe destacar que todos los profesores hablaron cerca de un 50% más estando en sus trabajos que en sus casas, y no sólo eso, sino que lo hicieron a un tono y volumen mayores (alrededor de 3 decibeles más alto). Por si fuera poco, en lugar de descansar sus sobreexigidas voces una vez estando en casa, se comprobó que las maestras también pasan buena parte del tiempo fuera del aula hablando.
“Falta educación en el cuidado de la voz”
Ante la consulta de Hoy, la fonoaudióloga Mariana Serrano explicó que, en principio, lo que más sufren los maestros es lo que se denomina fonastenia, es decir, cansancio vocal, debido al mal uso de la voz, según explica. “Los docentes son considerados profesionales de la voz pero, a diferencia de muchos otros que entran en la misma categoría, como locutores, cantantes o actores, ellos no están educados para cuidarse en ese sentido”, explica Serrano, y agrega que “es una falencia de los institutos de formación docente y de las facultades”, que se olvidan de este aspecto. “Los problemas de la voz están entre las tres primeras causas de pedido de licencia entre los docentes”, informa Serrano, y agrega otro dato relevante: “Existen muchos estudios que indican que el 100% de los profesores ha sufrido, al menos una vez, un problema en la voz”. En este sentido, la especialista agrega que “muchos no le prestan atención, porque sienten la molestia una o dos veces por semana y después, durante el fin de semana, se reponen y se olvidan, pero igualmente es muy perjudicial”.
La especialista advirtió además que, si la fatiga de la voz no se trata, puede derivar en la aparición de nódulos en las cuerdas vocales, lo cual produce un deterioro de la voz que, en los casos más graves, puede provocar una afonía total. Otras complicaciones que trae aparejado el mal uso de la voz son las contracturas musculares.
Entre las medidas básicas para cuidarse y prevenir una dolencia de este tipo, Serrano menciona algunos consejos de “higiene vocal” que es necesario incorporar en el estilo de vida, como no fumar ni frecuentar lugares con humo, o evitar las bebidas frías. En la consulta fonoaudiólogica, los educadores pueden adquirir herramientas de respiración e impostación que los ayuden a preservar su voz.
Los casos más severos de afonía, cuenta Serrano, llegan incluso a necesitar una intervención quirúrgica, y luego una reeducación vocal con profesionales. “Todos los problemas de la voz son reversibles, pero los tratamientos llevan tiempo y eso perjudica la vida cotidiana del paciente”.
1 comentario:
Hola! Yo no soy maestra, pero trabajo en atención telefónica y desde hace un año estoy en tratamiento foniátrico. Ahora por suerte estoy mucho mejor, avancé mucho y me están por dar el alta.
Sólo de recordar lo frustrante que se sentía casi no poder hablar de tanto dolor que sentía en la garganta, me da escalofríos...
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