"TUA" RECORRE UNA TEMÁTICA AMOROSA. CANTA LENINE."Tua" y "Encantaria" En simultáneo, la bahiana editó dos CDs diferentes y complementarios. Gran elenco de invitados.
Por: Federico Monjeau
Desde hace bastante tiempo, o tal vez desde siempre, los discos Maria Bethânia son mucho más que una colección de canciones, e invariablemente se articulan en torno de un tema o una idea (ya sus shows son piezas de teatro perfectamente equilibradas del principio al fin, como pudo apreciarse en su última y formidable actuación en la Argentina, en 2005).
Los dos discos que acaban de salir simultáneamente en Brasil y de editar en la Argentina el sello Radoszynski abordan diferentes repertorios. Tua (la canción que da nombre al disco pertenece a Adriana Calcanhotto, lo que constituye un significativo homenaje a la cantante gaúcha) recorre una temática amorosa, mientras que Encantaria recoge la tradición de la canción folclórica de inspiración más religiosa, ya sea en las formas instrumentales del samba de roda (con la intervención de la Escola Portátil de Música) o en las melancólicas canciones del sertón.
Sin embargo, hay muchos puntos de unión entre ambos discos, comenzando por el predominio de arreglos del excelente guitarrista Jaime Alem, además de la presencia del compositor bahiano Roque Ferrerira, que firma varias piezas de ambos discos, entre ellas la bellísima Domingo que cierra Tua, con Bethânia acompañada únicamente por el exquisito piano de Joao Carlos Assis Brasil.
Ambos comparten también idiosincrásica intervención de Toninho Ferragutti, cuyo acordeón acompaña en varias piezas, entre otras en el bellísimo vals lento que firman César Mendes y Arnaldo Antunes, Até o fim, y en la pieza de Chico César y Paulinho Moska que Bethânia cantan a dúo con Lenine, Saudade, en uno de mejores momentos de ambas entregas, tanto por la interpretación como por la composición. Lenine es un cantante extraordinario, y el dúo con Bethânia no podría ser más exactamente dramático y encantadoramente oscuro. Caetano y Gilberto Gil son también de la partida, aunque su intervención en una banda de Encanteria (Saudade dela, de Roberto Mendes) es sólo una fugaz y agradable pincelada.
Fuente: Clarín
Desde hace bastante tiempo, o tal vez desde siempre, los discos Maria Bethânia son mucho más que una colección de canciones, e invariablemente se articulan en torno de un tema o una idea (ya sus shows son piezas de teatro perfectamente equilibradas del principio al fin, como pudo apreciarse en su última y formidable actuación en la Argentina, en 2005).
Los dos discos que acaban de salir simultáneamente en Brasil y de editar en la Argentina el sello Radoszynski abordan diferentes repertorios. Tua (la canción que da nombre al disco pertenece a Adriana Calcanhotto, lo que constituye un significativo homenaje a la cantante gaúcha) recorre una temática amorosa, mientras que Encantaria recoge la tradición de la canción folclórica de inspiración más religiosa, ya sea en las formas instrumentales del samba de roda (con la intervención de la Escola Portátil de Música) o en las melancólicas canciones del sertón.
Sin embargo, hay muchos puntos de unión entre ambos discos, comenzando por el predominio de arreglos del excelente guitarrista Jaime Alem, además de la presencia del compositor bahiano Roque Ferrerira, que firma varias piezas de ambos discos, entre ellas la bellísima Domingo que cierra Tua, con Bethânia acompañada únicamente por el exquisito piano de Joao Carlos Assis Brasil.
Ambos comparten también idiosincrásica intervención de Toninho Ferragutti, cuyo acordeón acompaña en varias piezas, entre otras en el bellísimo vals lento que firman César Mendes y Arnaldo Antunes, Até o fim, y en la pieza de Chico César y Paulinho Moska que Bethânia cantan a dúo con Lenine, Saudade, en uno de mejores momentos de ambas entregas, tanto por la interpretación como por la composición. Lenine es un cantante extraordinario, y el dúo con Bethânia no podría ser más exactamente dramático y encantadoramente oscuro. Caetano y Gilberto Gil son también de la partida, aunque su intervención en una banda de Encanteria (Saudade dela, de Roberto Mendes) es sólo una fugaz y agradable pincelada.
Fuente: Clarín
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