martes, 20 de abril de 2010

Un trío de policías que vive un Amor a tiros

25º Fiesta nacional del teatro

La obra dirigida por Bernardo Cappa debuta hoy a las 20.30 en la muestra escénica

Llegó el turno de la pieza Amor a tiros, en la edición número 25 de la Fiesta Nacional del Teatro. La obra teatral de creación colectiva que dirige Bernardo Cappa, llega hoy a partir de las 20.30 al escenario del Pasaje Dardo Rocha (50 entre 6 y 7, sala A) para que la disfruten todos los platenses.

Amor a tiros se presentó en la porteña sala del Camarín de las Musas durante varios sábados, con un elenco integrado por Celina Font, quien obtuvo un premio ACE como Mejor Actriz de teatro off por su papel de la Agente Marcela Gallo. En esta oportunidad su personaje es interpretado por Laura Névole. Completan el elenco Sebastián Mogordoy (Mejor actor en los Premios Teatro del Mundo), como el Cabo Julio Ordóñez, y Lorena Vega, que es la Sargento Fernanda Valentini.

La porteña revista Alrededores describió el comienzo de la pieza de la siguiente manera: "Dos mujeres irrumpen en escena. O no exactamente. En realidad son sus voces las que nos llegan primero. Se acercan en la penumbra. Una voz profunda, ronca, aguerrida. Otra suave, miedosa, ambivalente. Cada vez están más cerca. Hasta que los cuerpos que producen esas voces se deslizan por un conducto y –ahora sí– irrumpen en escena".

Esas protagonistas femeninas serán, en el desarrollo del conflicto, tan antagónicas como sus voces: una es "ruda, sexual, segura y certera", la otra, en cambio, "débil y temerosa, frágil y aniñada". Estas dos policías de civil tienen una misión secreta: vigilar por un monitor los movimientos de un local nocturno, en el cual intentarán atrapar a un delincuente. Pero en el depósito en el que se encuentran, aparece otro compañero, Julio Ordóñez, y ahora el trío será quien encabece la misión.

La historia. La sargento Fernanda Valentini (Lorena Vega) recibe una llamada del comisario Gallo, a quien le debe un favor, para participar de un operativo que pretende perjudicar a un protegido del inspector Benavídez, llamado Juan Alberto Riestra, acusado de corrupción de menores.

Valenti, aunque siempre respondió a Benavídez, de quien además está enamorada, decide traicionarlo por "despecho" y porque no tiene otro camino para elegir. La mujer no puede estar sola porque tiene conductas compulsivas y hasta hacía un tiempo convivía con Julio Ordóñez (Sebastián Mogordoy), un cabo al cual le quitaron su placa por un episodio "confuso" con un travesti. Pero justamente es Ordoñez el hombre de confianza del comisario y quien fue designado como compañero de operativo de la sargento, quien tiene un único requisito: que su hija Marcela Gallo (Laura Névole) también pueda participar de la misión que se le asignó.

Este trío encargado de vigilar los movimientos del delincuente terminará por vigilarse y hostigarse entre sí, y el motor de esa conducta será el amor y el desamor.

Las individualidades. Los actores tienen la posibilidad, con esta pieza, de lucirse tanto a nivel individual como grupal, ya que lo hecho por cada uno de estos personajes se articula para dar origen a una trama tan disparatada como creíble.

En Amor a tiros, el diseño de luces de Claudio del Bianco fue calificado como "más que interesante en la escena inicial", cuando uno de los personajes ingresa al espacio con una pequeña linterna en su mano, iluminando parcialmente la escena y dando a conocer sólo en forma fragmentaria y dosificada, algunos detalles de la puesta.

El vestuario, a cargo de Paola Delgado, también aporta información inmediata sobre cada uno de los protagonistas. Y la a escenografía de Norberto Laino construye correctamente el espacio "caótico y descuidado".

A lo largo de 60 minutos, los espectadores deberán atender a los movimientos y los dichos de los personajes Fernanda Valentini, Marcela Gallo y Julio Ordóñez, para entender de qué se trata esta puesta de Amor a tiros.

Fuente: Diagonales

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