miércoles, 7 de abril de 2010

Un éxito de 3 millones de espectadores

Custodiada por expertos. La directora del festival, flanqueada por dos emblemáticos payasos con pelucas al estilo de Fanny Mickey.

Balance del XII Festival de Teatro Iberoamericano de Bogotá

Ana Marta de Pizarro, la directora del famoso encuentro artístico colombiano, contó que las diecisiete jornadas reunieron a una cantidad impresionante de personas, de las cuales 300 mil asistieron a la función de cierre al aire libre en el parque Simón Bolívar.

Leni González, dede Bogotá

El Festival de Teatro de Bogotá terminó el domingo, pero ella, la señora del pelo azul, aún no descansa. Recién la semana próxima, la directora Ana Marta de Pizarro partirá a las Islas del Rosario, frente a Cartagena, al mismo lugar donde veraneaba su amiga y antecesora, la famosa señora del pelo rojo, Fanny Mickey. “Me siento orgullosa por la edición que hicimos –dice sobre la creadora del festival, fallecida en 2008 y homenajeada sin pausa en su tierra adoptiva– y estoy segura de que ella también habría escogido la misma programación, que fue de muy alto nivel en todas sus franjas y también en el aspecto organizativo. Creo que estuvimos a la altura de esta argentina que se enamoró de Colombia y murió aquí”.

Alrededor de 300 mil personas, casi cuatro estadios de River Plate completos, se reunieron en el parque Simón Bolívar, la noche del domingo para despedir las diecisiete jornadas de teatro que comenzaron el 19 de marzo por todas las salas, centros comunitarios y espacios abiertos en Bogotá. Dos toneladas de pólvora fueron necesarias para el montaje del espectáculo Jugadores de luz, del Grupo F, de Francia, con pirotecnia, sonido y proyecciones de imágenes.

“Todo salió bien, la gente estuvo tranquila, el público bogotano aprendió a respetar los espectáculos callejeros. La única contrariedad, que ni imaginamos que podía pasar, es que a unas cuarenta cuadras del parque, en el mismo horario, se daba la última función de Medea, la versión de Burkina Faso y Francia, y se tuvo que posponer porque a causa del ruido no se escuchaba nada”, admite Pizarro.

–¿Cuánta gente fue al festival?


–Aunque todavía no tenemos cifras exactas, creo que sobrepasamos la cifra del festival pasado, que había alcanzado los tres millones de espectadores. El balance es positivo: tuvimos 468 funciones pagas y alcanzamos el 70% de las ventas. Y en Ciudad Teatro Compensar tuvimos más de 700 funciones, además de las 150 gratuitas en plazas y calles.

–¿Cuáles fueron los éxitos de taquilla y lo más pedido?

–Por la gran diversidad de espectáculos, puedo decirte que hubo varios, pero en lo que hace al teatro fue Metamorfosis, de Islandia (basado en el relato de Kafka); La última cinta de Krapp, del norteamericano Bob Wilson; Guerra, del italiano Pippo Delbono; El abrigo, del Reino Unido (adaptación de la obra de Gogol), y Baraka, de la Argentina. Les fue tan bien que se quedan una semana más y ya estan vendidas las dos primeras funciones de esta semana, en el Teatro Nacional La Castellana. Y los grupos de teatro colombiano fueron una muy buena sorpresa y han llovido propuestas de trabajo para todos.

–¿Qué le pareció más controvertido? ¿Qué levantó más debates?

–¡Lo que pasa es que no vi casi nada completo! Pero escuché muchos comentarios diversos, por ejemplo, sobre Por qué por qué, de Peter Brook, que a algunos les fascinó y otros no entendieron mucho. También respecto de La pantera imperial, de Carles Santos, del teatro Lliure, por irreverente. Y un clásico para los colombianos es Tomaz Pandur, que presentó Calígula, que nos gusta mucho, tal vez por esa presencia de asesinos y esa brutalidad; todo eso creo que nos acerca a su teatro.

–¿Ya empezaron con los preparativos para 2012?

–Sí, porque la única manera de realizar este festival es con tanta anticipación. Ya tenemos a nuestro próximo invitado de honor, que será Polonia (este año fueron Cataluña y Baleares). Es también cumplirle un deseo a Fanny, que moría por varios directores polacos, pero por cuestiones de agendas y precios no había podido.

–¿Cuán costosa es esta fiesta?

–Es costosa, pero sería como cuatro veces más si no hiciéramos todo este trabajo previo. Por ejemplo, Avianca, como aerolínea principal del festival, nos da mejores precios por los pasajes de avión; los periódicos nos cobran el 50% para publicidades, igual que la cadena de radio RCN. El gobierno nacional y principalmente el de la ciudad nos dan alrededor del 25 por ciento. Otro 25% depende del patrocinio privado. Y el resto sale de la taquilla.

–¿Después del festival sigue yendo tanta gente al teatro?

–No, pero los colombianos han ido madurando y van respondiendo. Es un logro de la gran intuición de Fanny.

–¿Qué opina del festival alternativo que se realiza al mismo tiempo? ¿Uno es comercial y otro off?


–Me parece perfecto. Todos los festivales del mundo tienen esa otra parte, y está bien porque creo en la pluralidad y no en el unanimismo; tiene que haber distintos puntos de vista. Pero no creo que el nuestro sea “el comercial”. Si fuera así, nos habríamos ahorrado el espectáculo de clausura, con entrada libre, que fue el más caro, al igual que el de la compañía Close Act, de Holanda (Pi Leau), en el parque El Tunal.

–Sorprende que usted, ahora en el cargo de Fanny, se tiñe el pelo de azul. ¡Ella lo hacía de rojo!

–Sí, lo entiendo, pero toda la vida tuve una forma especial de vestirme, nada convencional. Cuando empecé a salir con mi marido, cada vez que me esperaba en una esquina, él pensaba “¿Cómo irá a llegar hoy?” (risas). Con Fanny éramos muy distintas en los gustos, pero era mi familia y vivíamos pegadas: ella decía que mi matrimonio duraba tanto porque yo me la pasaba más con ella que con mi marido.

Las tres obras de la Argentina

En el festival, se presentaron tres obras argentinas: Baraka, de María Goos dirigida por Javier Daulte, con Darío Grandinetti, Juan Leyrado, Hugo Arana y Jorge Marrale, con entradas desde el equivalente a unos 120 pesos argentinos; Condición aérea, de la Compañía Danza Aérea, de Brenda Angiel, y Tango de burdel, salón y calle, encabezado por Eleonora Cassano, el Ballet Argentino de Julio Bocca, los músicos de la Orquesta China Cruel y la cantante Karina Levine; ambas con localidades desde 40 pesos.

Estos dos últimos espectaculos, según dice Ana Marta Pizarro, fueron a lleno total, salvo las primeras funciones: “Siempre pasa lo mismo, hasta que se corre la voz y explota, ¡me da mucha pena que pase eso!”.

Por su parte, los Baraka, después de continuar sus funciones esta semana debido a la gran recepción del público, se irán a descansar a las Islas del Rosario, al igual que Ana Marta de Pizarro.

Fuente: Crítica


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