La fotógrafa Marina Losada da cuenta de las modificaciones arquitectónicas
Tapar el sol está en continuo crecimiento. Actualmente es un registro de más de 1000 fotografías y, al mismo tiempo a los fines de ser presentada al público una proyección que resume tres años de trabajo de la fotógrafa Marina Losada. Como el fenómeno que capta no se detiene, el registro tampoco. Aunque, como su autora reconoce, ya no basta con una sola persona para dar cuenta de lo que cotidianamente sucede en la ciudad de La Plata.
“Hace algunos años atrás comencé a ver cómo la construcción iba avanzando por barrios sobre la ciudad anterior. Al principio me interesó y luego percibí que además no tenía retorno, es un cambio irreversible. Entonces sentí la necesidad de ir guardando registro de lo que sucedía y al menos conservar una imagen de la ciudad que al día de hoy ya no es” cuenta Marina.
Al principio sin saber aún en qué terminaría su trabajo, Losada fue tomando fotografías de forma intuitiva. “En principio, me cautivó el tema de la luz que es algo que a los fotógrafos nos llama siempre la atención. En invierno las calles ya no tienen la misma luz que antes, por ejemplo, en avenida 60 ahora hace frío. Antes no pasaba eso, porque La Plata fue diseñada para que el sol caiga de determinada manera, para que el aire circule de determinada manera por la calles. Ahora en cambio ciertas zonas empiezan a parecerse cada vez más a las calles del microcentro de Buenos Aires”.
A raíz de esta percepción, Marina inició un registro salteado, luego delineó zonas y sin darse cuenta entrenó su mirada para detectar qué casas estaban en riesgo, cuáles eran los lugares en dónde podía levantarse un edificio y cuáles no. “A medida que me fui metiendo con el tema lo empecé a ver en todos lados. Suelo andar en bicicleta y cuando veo un cartel de venta colgado, ya sé lo que va a pasar. Es más, prestando atención me di cuenta que inmediatamente cuando bajan ese primer cartel, aparecen dos o tres más colgados en las casas de al lado”.
Los mismos vecinos preocupados por la situación comenzaron a contactarse con ella para acercarle datos sobre las casas, muchas de ellas fundacionales, que se desocupan y se rumorea en el barrio “que son carne de topadora”. Cada uno hace su aporte, con el afán de reconstruir la historia de la casa, de las familias que se sucedieron y así sumar a las fotos aquello que no se puede congelar en una imagen.
La proyección al principio refleja esta mirada intuitiva con la que Losada se acercó a este mundo y a medida que avanza se detiene en casos particulares (o en casas particulares) revelando el día a día desde el momento de la venta, pasando por la demolición hasta el proceso por el cual se apilan los pisos unos sobre otros. “Es muy triste ver la casa por dentro a medida que avanza la demolición. Uno descubre que tenía tal color en las paredes o determinadas molduras y por otro lado sabe que al mismo tiempo eso que uno descubre está dejando de existir”.
Tapar el sol no sólo cambió de forma en estos tres años sino que se presentó en ámbitos distintos. Por un lado llegó al microcine del Centro Cultural Recoleta el pasado 27 de marzo, pero se mostró previamente en el marco de la Muestra Ambulante 5 en plena vereda del barrio Meridiano V.
Losada comentó al respecto: “Después de cada proyección la gente se acerca a conversar conmigo, de alguna manera se produce un despertar, algo como ‘nos estamos convirtiendo en algo que no sé si quiero que nos convirtamos’. Surgen muchas preguntas que están buenísimas, como por ejemplo, por qué nos estamos amontonando tanto, cuándo comenzamos a acostumbramos a esto”.
La fotógrafa se debatió entre las mismas inquietudes y de alguna manera, sin llegar a un conocimiento concluido ni de carácter científico, sostiene que el problema no reside en el crecimiento de la ciudad, ni en los edificios en sí, sino en el exceso de los mismos. Dice Losada: “Insisto siempre en que el problema no es el edificio, sino el exceso de ellos. Estaría buenísimo respetar lo que queda la ciudad que fue un ejemplo de urbanismo en el siglo anterior como potencial turístico si se quiere, pensar una mejor manera de modificar lo que haga falta, si realmente hace falta. E incluir en este pensar al resto de los barrios, los demás sectores porque además La Plata no es sólo el casco”. Y además hace hincapié en el fuerte contrastante de esta ciudad que crece desbocada hacia el cielo con la otra, la ciudad planificada cuidadosamente entre otras cosas para ver el sol con tan solo mirar hacia arriba. Como un juego de luces y sombras.
Quienes no hayan podido observar este recorrido documental de Marina Losada tendrán una nueva oportunidad de descubrirlo, ya que Tapar el sol se proyectará por segunda vez, el día 30 de abril a las 18.30, en el Centro Cultural Recoleta (Junín 1930 1º piso, espacio microcine, ciudad de Buenos Aires).
Fuente: Diagonales
Tapar el sol está en continuo crecimiento. Actualmente es un registro de más de 1000 fotografías y, al mismo tiempo a los fines de ser presentada al público una proyección que resume tres años de trabajo de la fotógrafa Marina Losada. Como el fenómeno que capta no se detiene, el registro tampoco. Aunque, como su autora reconoce, ya no basta con una sola persona para dar cuenta de lo que cotidianamente sucede en la ciudad de La Plata.
“Hace algunos años atrás comencé a ver cómo la construcción iba avanzando por barrios sobre la ciudad anterior. Al principio me interesó y luego percibí que además no tenía retorno, es un cambio irreversible. Entonces sentí la necesidad de ir guardando registro de lo que sucedía y al menos conservar una imagen de la ciudad que al día de hoy ya no es” cuenta Marina.
Al principio sin saber aún en qué terminaría su trabajo, Losada fue tomando fotografías de forma intuitiva. “En principio, me cautivó el tema de la luz que es algo que a los fotógrafos nos llama siempre la atención. En invierno las calles ya no tienen la misma luz que antes, por ejemplo, en avenida 60 ahora hace frío. Antes no pasaba eso, porque La Plata fue diseñada para que el sol caiga de determinada manera, para que el aire circule de determinada manera por la calles. Ahora en cambio ciertas zonas empiezan a parecerse cada vez más a las calles del microcentro de Buenos Aires”.
A raíz de esta percepción, Marina inició un registro salteado, luego delineó zonas y sin darse cuenta entrenó su mirada para detectar qué casas estaban en riesgo, cuáles eran los lugares en dónde podía levantarse un edificio y cuáles no. “A medida que me fui metiendo con el tema lo empecé a ver en todos lados. Suelo andar en bicicleta y cuando veo un cartel de venta colgado, ya sé lo que va a pasar. Es más, prestando atención me di cuenta que inmediatamente cuando bajan ese primer cartel, aparecen dos o tres más colgados en las casas de al lado”.
Los mismos vecinos preocupados por la situación comenzaron a contactarse con ella para acercarle datos sobre las casas, muchas de ellas fundacionales, que se desocupan y se rumorea en el barrio “que son carne de topadora”. Cada uno hace su aporte, con el afán de reconstruir la historia de la casa, de las familias que se sucedieron y así sumar a las fotos aquello que no se puede congelar en una imagen.
La proyección al principio refleja esta mirada intuitiva con la que Losada se acercó a este mundo y a medida que avanza se detiene en casos particulares (o en casas particulares) revelando el día a día desde el momento de la venta, pasando por la demolición hasta el proceso por el cual se apilan los pisos unos sobre otros. “Es muy triste ver la casa por dentro a medida que avanza la demolición. Uno descubre que tenía tal color en las paredes o determinadas molduras y por otro lado sabe que al mismo tiempo eso que uno descubre está dejando de existir”.
Tapar el sol no sólo cambió de forma en estos tres años sino que se presentó en ámbitos distintos. Por un lado llegó al microcine del Centro Cultural Recoleta el pasado 27 de marzo, pero se mostró previamente en el marco de la Muestra Ambulante 5 en plena vereda del barrio Meridiano V.
Losada comentó al respecto: “Después de cada proyección la gente se acerca a conversar conmigo, de alguna manera se produce un despertar, algo como ‘nos estamos convirtiendo en algo que no sé si quiero que nos convirtamos’. Surgen muchas preguntas que están buenísimas, como por ejemplo, por qué nos estamos amontonando tanto, cuándo comenzamos a acostumbramos a esto”.
La fotógrafa se debatió entre las mismas inquietudes y de alguna manera, sin llegar a un conocimiento concluido ni de carácter científico, sostiene que el problema no reside en el crecimiento de la ciudad, ni en los edificios en sí, sino en el exceso de los mismos. Dice Losada: “Insisto siempre en que el problema no es el edificio, sino el exceso de ellos. Estaría buenísimo respetar lo que queda la ciudad que fue un ejemplo de urbanismo en el siglo anterior como potencial turístico si se quiere, pensar una mejor manera de modificar lo que haga falta, si realmente hace falta. E incluir en este pensar al resto de los barrios, los demás sectores porque además La Plata no es sólo el casco”. Y además hace hincapié en el fuerte contrastante de esta ciudad que crece desbocada hacia el cielo con la otra, la ciudad planificada cuidadosamente entre otras cosas para ver el sol con tan solo mirar hacia arriba. Como un juego de luces y sombras.
Quienes no hayan podido observar este recorrido documental de Marina Losada tendrán una nueva oportunidad de descubrirlo, ya que Tapar el sol se proyectará por segunda vez, el día 30 de abril a las 18.30, en el Centro Cultural Recoleta (Junín 1930 1º piso, espacio microcine, ciudad de Buenos Aires).
Fuente: Diagonales
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