Jorge Muscia
Cortázar en su reconocido Tratado magno de la mitología popular sostenía que en lo que hoy llamamos vulgarmente sur, había existido una raza de hombres y mujeres cuya capacidad auditiva superior les permitía distinguir con precisión sensible toda onda sonora del universo y representar esos sonidos y pausas con el movimiento de cualquier parte de su cuerpo.
Esta raza de oído perfecto y coordinación sin límites (descendiente de Cronopios y Esperanzas) fue conocido como el pueblo de los milongueros de la cruz del sur. Curiosamente, los milongueros sostenían que si bien la creación fue realizada en siete días, por las noches (en sus desvelos por hacer las cosas bien) los dioses se dedicaban a armonizar la música del universo y en la sexta noche (antes de irese a apoliyar), decidieron crear el tango.
La imagen que reproducimos en la estampita probablemente contenga algunos mensajes cifrados de esta antigua raza. Hay quienes detrás del áurea lunar afirman ver un supremo corazón formado por los oídos ocultos de los dioses que se disponen a escuchar un concierto de estrellas sobre el cielo empedrado. Otros ven dragones fileteados en las nubes y hasta arquetipos del antiguo Tarot socialista de Villa Crespo. No faltan los que creen distinguir cometas que se alejan como yumbas o eclipses de bandoneones, y la conocida constelación de la cruz del sur enmarcada por claveles y curitas dedicados al santo popular milonguero conocido como Osvaldo Pugliese.
Hoy, con rigor científico y religioso, estamos en condiciones de afirmar que San Pugliese no fue un santo, aunque bajo su influjo se ha operado el milagro de hacer escuchar a muchos sordos...
Esta estampita creada por el apócrifo San Giorgio Muscia de las Antípodas, encargada y bendecida para los feligreses por la no menos apócrifa Santa Milena Madonnina de Bonnaria Plebs y editada gracias a la merced de la Santa Medallita de la Luz (Val) Buena; es un regalo de El Tangauta con los mejores augurios para el 2010.
¡Pugliese! ¡Pugliese! ¡Pugliese!
Fuente: El Tangauta
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