lunes, 12 de abril de 2010

Rita Cortese: yo soy la cantante

SUEÑO CUMPLIDO

La actriz cuenta cómo dejó de cantar sólo para los amigos y llevó esa pasión a los escenarios.

Va los viernes de abril, a las 22, en Clásica y Moderna (Callao 892).

Por: Eduardo Slusarczuk

Siempre que iba a ver a cantantes, había algo que no me gustaba, y que criticaba. Era implacable. Nunca la cosa me sonaba perfecta. Me pasaba con cualquier cantante. Esto o aquello me caía mal. Hasta que por suerte me di cuenta de que era pura envidia. De que en realidad yo quería estar ahí."

La que precede no es la confesión de algún crítico redimido, si es que los hay, ni el resumen de los archivos desclasificados de ningún psicoanalista amigo. La que reconoce el origen visceral de su recurrente mirada negativa es Rita Cortese, actriz desde siempre, y cantante desde hace 12 años. Lo que equivale a la quinta parte de los 60 que ya vivió.

Para Cortese, darse cuenta de su deseo fue revelador de un rasgo de su pasado que no había advertido en su real dimensión hasta ese momento. "Evidentemente cantaba mucho. En casa, entre mis amigos, muchos de los cuales me decían que tenía que hacerlo profesionalmente", cuenta.

Y cuando habla de no haber registrado esa vocación, la actriz parece incluir aquellos momentos en los que la actuación la puso en contacto con el canto. Como cuando Jaime Kogan la hizo cantar por primera vez en escena, en su puesta de Marathon, a principios de los '80.

Tan así fue la cosa, que su debut -por llamarlo de alguna manera- como cantante fue obra de una colega amiga. Cuenta: "Graciela Borges me hacía cantar en todas partes. Hasta que un día me invitó a que la acompañara a un programa que hacía Juan Alberto Badía. Y, en complicidad, empezaron a pedirme que cantara, e insistieron hasta el punto en que ya no podía decir que no. Y canté."

A partir de entonces, la cosa tomó un rumbo claro. La actriz le comentó a Ana Inchausti que quería tomar clases porque había decidido cantar, y la respuesta fue tajante. "Si querés cantar, cantá una hora por día en tu casa, me dijo. Así que desde ese día, pasé tres temas durante una hora", recuerda. "No hacía ningún tipo de evaluación. Pero era feliz".

La rutina duró un tiempo, hasta que le mostró lo que estaba haciendo a Soledad Villamil, que estaba de visita en su casa. Lo que siguió fue un diálogo más o menos así:

Villamil: Por qué no hacemos un espectáculo.

Cortese: Bueno. De tango.

Villamil: Bueno.

Cortese: Hagamos un ejercicio de estilo.

"Fuimos proponiendo temas. Yo le mostré Mocosita a Soledad, ella me pasó Gorda, dos canciones que se convirtieron en una especie de hits del show. Y así surgió Recuerdos son recuerdos, donde las dos cantamos por primera vez, fuera del contexto de una obra de teatro", resume Cortese. Así de simple. Pompeyo Audivert agregó un par de monólogos y consiguió un horario de trasnoche en La Trastienda, y el tándem Cortese-Villamil-Audivert puso en marcha un espectáculo musical que marcaría una tendencia en el medio. Y un quiebre en la trayectoria de Cortese.

"Tenía pánico. Ya no había actuación que enmarcara las canciones. Eramos nosotras como cantantes. Apenas un vestuario para dar idea de la época. Nada más", cuenta la actriz, que aclara que desde un principio supo que no quería mezclar las cosas. "Nunca me interesó interpretar las canciones palabra por palabra. Creo que en este caso la palabra no puede jamás tener más peso que la música", explica. En todo caso, concede que su profesión inicial le dio un manejo del escenario, de los silencios y de la conexión con el público, que de otro modo hubiera tenido que aprender de apuro.

Pasó Recuerdos son recuerdos, pasó Ojalá te enamores, junto Claribel Medina, hasta que a Cortese le llegó la hora de comprobar cuánto de ella había en aquellas propuestas a dúo. El amor es un loco berretín fue un nuevo paso, que confirmó que la sensación de sentirse cada vez más cantante iba en aumento. Y, con un disco debajo del brazo, un Premio Gardel como "revelación", y la certeza de que ya no había vuelta atrás, comenzó a entender que algo que había estado oculto durante casi cinco décadas había salido a la luz. "Sentí que estaba cumpliendo un sueño de esos que uno reconoce cuando se hacen realidad. Verme como cantante era ver mi sueño cumplido", dice Cortese.

"Hoy, las fechas que salen, la dinámica de las giras, me hacen sentir tan cantante como actriz. Y ni se me ocurre priorizar alguno de los caminos. Sé que en la música me falta mucho, pero acá me quedo", dice, sin dejar dudas acerca de que el futuro es actuar y cantar. Y nada de envidiar.«

Cortese presenta, junto a Facundo Ramírez y Fabián Leandro, "En desconcierto", donde canta tangos de próceres del género.

Fuente: Clarín

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