lunes, 19 de abril de 2010

Los cordobeses más modernos

Los modernos regresan a Buenos Aires con una nueva propuesta: FO, el filoso, en El Cubo Foto: LA NACION / Rodrigo Néspolo

El dúo estrenó su nueva obra

Entre los juegos lingüísticos, el humor sociológico y el guiño inteligente

"Comenzamos en 2002 en medio una situación social y política en la que la gente no iba al teatro. Por lo cual, tuvimos que ir nosotros a restaurantes y bares adonde estaba la gente", dice Alejandro Orlando, uno de los dos integrantes del grupo cordobés Los Modernos. En medio de ese formato (obligado) de café concert, se inició la leyenda de este grupo que interrumpía el jaleo de los fernet y las pizzas porque Alejandro y Pedro Paiva subían al escenario vestidos con polleras. Lo hicieron, sencillamente, para llamar la atención. "Las primeras faldas eran robadas del placard de mi mamá. No teníamos una moneda y había que arrancar", sigue Alejandro.

Después, con el crecimiento del grupo, fueron perfeccionando la cosa. Por lo pronto, se mandaron a hacer unas buenas polleras como Dios manda. Esas (u otras) son las que lucen con total masculinidad en el escenario de El Cubo en donde están presentando FO, el filoso (o El filósofo a secas, como se quiera leer). "El uso de las faldas es nuestro sello de identidad visual. Luego viene un texto que tiene una lectura particular de la realidad pretendidamente original y una interpretación acorde a esas pautas. El nombre Los Modernos nació en medio del rollo de la posmodernidad por lo que siempre decimos que ser modernos en la posmodernidad es estar pasado de moda. Por eso tenemos cosas retro con una actitud de vanguardia", ahora dice Pedro (uruguayo de nacimiento pero al que, después de tantos años de vivir en La Docta, mezcla los "tu" con las típica tonada).

Inteligentes y despojados

El humor de Los Modernos parece no ser cordobés (sin que, por esto, querer indagar en definiciones profundas). Es que, en vez de tender lazos con el estilo de un Cacho Buenaventura o un Negro Alvarez, ellos están más cerca del trabajo textual y el registro neutro de un Les Luthiers o un Leo Masliah. Cuando Alejandro escucha el comentario, acota: "Estamos del lado del humor de Les Luthiers y no de Jorge Corona pero no tenemos nada que ver ni con Masliah ni con Les Luthiers porque no somos músicos. A lo sumo, como ellos, hacemos un estilo de humor con reflexión".

En Córdoba se transformaron en un grupo de culto. De los bares pasaron a los teatros y vinieron las críticas, los premios y el reconocimiento. Ellos vinculan a ese proceso con algo ligado a la dignidad. Un proceso que, sin decirlo, los llena de orgullo. "Cuando el espectáculo interesa no cambies el espectáculo, cambia los espectadores". Lo dijo alguna vez Chaplin (así dicen ellos) y se lo tomaron a pecho. Por eso, casi por casualidad, hace tiempo dejaron Córdoba y se fueron a Barcelona. Y se quedaron tres años. Y ganaron un premio por el mejor espectáculo de humor del año. Y vinieron los elogios. Y los euros. Hoy, en las tierras del modernismo, Los Modernos tienen un público propio.

Cuando hicieron una función en la embajada argentina en París frente a la créme de la créme de la intelectualidad argentina radicada en la Ciudad Luz, se dieron cuenta de que algo fuerte pasaba. Ahora, en su tercer visita a Buenos Aires, están tratando de ganar un público propio con una temporada extensa como para medir fuerzas. O, dicho de otro modo, generar ese boca a boca que fue fundamental en los primeros tiempos cordobeses y en los primeros tiempos catalanes.

Pedro Paiva y Alejandro Orlando tienen un método ya afinado para el armado de cada obra. El texto lo escribe Pedro quien luego se lo pasa "al" Ale, como dice. Luego se reparten los textos y se ensaya. "No más complicado que eso", apuntan. Durante las funciones lo van puliendo hasta más no poder. Como se conocen tanto nunca han permitido que venga un director a meter manos. Entonces, entre la mínima puesta de luces, textos de un humor inteligente que coquetea con lo sociológico y los juegos lingüísticos, algunas canciones y un registro actoral neutro descansan los pilares de la sociedad de Los Modernos. Y, claro está, las polleras de estos dos señores de piernas peludas y tonada cordobesa.

Alejandro Cruz
Fuente: La Nación

No hay comentarios: