miércoles, 7 de abril de 2010

“El teatro off es como comer sushi”

El punto de vista de un productor. Así se llama el blog (The Producer’s Perspective) de una figura contratada para avisos de iPhone y elegida “Más influyente del Sub-40”.

El innovador productor y autor Ken Davenport pasó por Buenos Aires

El fin de semana pasado, casi de manera anónima, el artífice de obras famosas como Oleanna, Speed-the-Plow y Altar Boyz vino a ver la puesta local de Mi primera vez, creada a partir de una utilización casi pionera de internet.

Fernanda Nicolin

Ken Davenport es un hombre joven de porte elegante, que un domingo de Pascua viste pantalón de traje y camisa, incluso para salir a pasear por Recoleta durante las pocas horas libres que le quedan antes de subirse al avión que lo devolverá a la primaveral Manhattan, donde en el último tiempo produjo las piezas del off-Broadway Oleanna, Speed-the-Plow y You are Welcome to America, de Will Ferrell.

La Recoleta es casi lo único que Davenport conocerá de la Argentina, porque vino en un viaje relámpago con un solo objetivo: ver la puesta de Mi primera vez, la obra que estrenó en Nueva York en 2007, construida a partir de testimonios recogidos en la web y que hoy está montada en diferentes ciudades del mundo, incluida Buenos Aires. “En general viajo a cada lugar porque me da mucha curiosidad ver cómo se montan las diferentes producciones y ver cómo varían las actitudes frente al sexo y sexualidad”, explica.

–¿Cuándo decidió mezclar el teatro con internet y crear esta suerte de teatro 2.0?

–En realidad nació de mi propia pereza. El formato de este show es similar al de Monólogos de la vagina, y la autora de esa obra salió a entrevistar a cientos de mujeres. Yo quería hacer lo mismo con testimonios sobre la primera vez, pero sabía que me llevaría demasiado tiempo. Así que pensé: qué mejor manera de conseguir las historias que a través de la web, y casualmente otra persona ya lo había hecho por mí: era alguien que quería hacer una película con todas las experiencias reales sobre la primera vez, así que me contacté y les conté cuál era mi idea.

–Les comió la información, como un pacman.

–Algo así. Ellos empezaron en 1998 y cuando se armó el proyecto de la obra de teatro, la web estalló y terminamos recolectando 40 mil historias de todo el mundo a lo largo de diez años.

–¿Y cómo saben cuáles son reales? ¿O no importa?

–A muchas personas les gusta exagerar, pero después de leer tantos casos, ya puedo distinguirlo. Hay detalles que los delatan: cuando las personas son muy específicas con qué ropa llevaban, en qué posición estaban o cómo era el lugar, te das cuenta de que son adolescentes que inventan la historia para divertirse un rato.

–¿Por qué resulta interesante la primera vez? ¿No es algo de lo que sabemos todos?

–Creo que los hombres armamos una idea de cómo debe ser a través de películas, novelas y programas de televisión, pero la primera vez nunca es así. De eso se trata la obra, porque para la mayoría de nosotros fue una mala experiencia, así que la idea es que el público se ría al verse identificado y mostrar que la primera vez no es lo que importa, sino la próxima vez.

–¿Es tan difícil producir en el off-Broadway como lo es hacerlo en el circuito off porteño?

–Por lo que pude averiguar, es bastante similar: es dificil atraer a la audiencia, conseguir espacios, captar a la prensa, publicitar es muy caro... ¡Hay tantas opciones y tantas obras...! Todos prefieren ir primero a los grandes shows de Broadway, como Mamma mia y El fantasma de la ópera.

–Pero usted suele implementar maneras ingeniosas de atraer al público, ¿no?

–Sí. Para el estreno de Mi primera vez, por ejemplo, anunciamos que las vírgenes podían entrar gratis.

–¿Y cómo sabían que eran vírgenes?

–Ése era el punto: contratamos a un hombre detector de mentiras que se paró en la entrada y hacía preguntas para detectarlas.

–¿Fue polémico?

–No. Creo que todos sabían que era para divertirnos, muchos periodistas me preguntaban qué pasa si llenás la sala de vírgenes y no quedan tickets para el resto del público, y les dije: “Esto es Nueva York, no hay muchas vírgenes”.

–Otro de tus recursos es broadwayspace.com, ¿cómo funciona?

–Me manejo mucho con sitios web, y Broadwayspace surgió porque cuando era chico e internet no existía, siempre soñaba con conectarme con otras personas que amaban el teatro como yo, así que lo creé como un lugar para hablar de teatro, porque me parece que es una manera de atraer público. Creo que cuanto más gente hable sobre el arte, más exitoso se vuelve el arte.

–A veces la idea de masividad no coincide con la de calidad...

–Sí, entiendo, pero creo que cuanta más gente vaya a los grandes eventos, hay más chances de que también vayan a las pequeñas obras. Es como con la comida: si te gusta el sushi, empezás con algo muy simple como el salmón, que es algo que le gusta a todo el mundo, pero después empezás a probar cosas más raras, te volvés más aventurero, tomás más riesgos. Yo espero que con el teatro off pase lo mismo.

Una “fantástica” versión local

El sábado pasado, el padre de la criatura estuvo entre el público de la versión porteña de Mi primera vez, que está en cartel en el teatro El Cubo con dirección de Mosquito Sancineto y la actuación de María Fernanda Callejón, Alejandro Paker, Tomás de Las Heras y Vanesa Strauch. Se usó el blog Miprimeravezlaobra.blogspot.com
y va todos los viernes y sábados a las 23.30.

“Fue muy divertido ver la obra –cuenta Ken Davenport– porque a pesar del idioma me daba cuenta de qué sucedía en cada momento, ya que me sé el show casi de memoria. Y eso que se agregó una historia local. Los actores me parecieron fantásticos”.

Fuente: Crítica

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