De la redacción de El Litoral
Organizada por el Instituto Nacional del Teatro -organismo que se encuentra dentro de la órbita de la Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación-, en cogestión con el Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires y la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de La Plata, se está realizando hasta el 24 del corriente la 25 Fiesta Nacional del Teatro.
Del máximo encuentro escénico de la Argentina participan 32 espectáculos, los que representarán a las diferentes provincias y a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Habrá funciones en la sala Astor Piazzolla del Teatro Argentino de La Plata, el Coliseo Podestá, las salas A y B del Pasaje Dardo Rocha y la sala Armando Discépolo de la Comedia de la Provincia de Buenos Aires.
En esta temporada la programación está integrada por espectáculos de teatro para adultos y niños, títeres y teatro danza. Una amplia gama generacional de creadores comparte este escenario verdaderamente federal que es la Fiesta Nacional del Teatro.
Clásicos griegos, textos de nuevos y consagrados dramaturgos nacionales, creaciones grupales y hasta un biodrama mostrarán buena parte de la creación nacional que ha sido seleccionada para participar en la nueva edición de este proyecto, que comenzó en 1985 y que hoy, en el año del Bicentenario, está conmemorando su 25 aniversario.
Cabe recordar que la recuperación democrática en 1983 trajo aparejada una serie de importantes cambios en materia cultural. Se creó la Dirección Nacional de Teatro y Danza -dentro de la órbita de la Secretaría de Cultura de la Nación -, y uno de sus máximos proyectos fue la organización de la Fiesta Nacional del Teatro, un encuentro anual de teatristas argentinos que comenzó a posibilitar la difusión y el intercambio de experiencias creativas.
Entre 1985 y 1990 la Fiesta se llevó a cabo en la sala María Guerrero del Teatro Nacional Cervantes. Los participantes eran seleccionados por cada Secretaría de Cultura provincial, por eso también era común ver a elencos oficiales durante la muestra. Por entonces, el máximo encuentro teatral de la Argentina posibilitaba a los creadores del interior ofrecer sus trabajos en la Capital Federal y en el Teatro Nacional, en tanto que los espectadores y periodistas locales comenzaron a tomar contacto directo con unos procesos creativos, en general, muy diferentes de los porteños.
Valores regionales
Por esos años (1985/86/87) era muy común ver espectáculos, muchos de ellos creaciones colectivas -que rescataban fuertes temas regionales como “Pioneros” de Neuquén, “Chaque al agua” de Chaco, “Mari Mari Huinca”, “Buscando raíces, buscando petróleo” de Río Negro-, como también reconocer a algunos de los dramaturgos y directores más valiosos de cada región. Entre los primeros se puede citar a Oscar Quiroga, Carlos Alsina (Tucumán), Hugo Sacoccia, Alejandro Finzi (Neuquén), Raúl Dargoltz (Santiago del Estero), Rafael Bruza, Jorge Ricci (Santa Fe); entre los segundos: Carlos Canto (Chaco), Hugo Aristimuño (Río Negro), Oscar Kumel (San Juan), Ramón Abdala (Mendoza), Alejo Sosa (San Luis), Antonio Germano (Santa Fe), Claudio García Bes (Salta), Norberto Campos (Rosario), entre muchos otros.
El cierre de la primera Fiesta Nacional lo realizó la Comedia Cordobesa con una inquietante versión de “Fuenteovejuna” de Lope de Vega, dirigida por Jorge Petraglia. La segunda Fiesta 1986 culminó con la presentación de “El maratonista” de Marcos Salcedo, interpretado por la entonces recién creada Comedia Federal, integrada por actores de diferentes provincias. La dirección estuvo a cargo de Antonio Germano.
Esta verdadera movilización de teatristas también tuvo su proyección en el Congreso Nacional argentino. El 18 de septiembre de 1985, según destaca el diario porteño Tiempo Argentino: “El Senado aprobó la ley de creación de un ente de promoción del teatro”. Se trataba del proyecto de Ley de Teatro de la senadora justicialista Olijela del Valle Rivas, que proponía la creación del Instituto Nacional del Teatro. El proyecto pasó a la Cámara de Diputados y no terminó de aprobarse.
Con el correr de las ediciones de la Fiesta Nacional del Teatro, los grupos comenzaron a discutir la competencia de las secretarías de Cultura provinciales en la selección de los participantes en las Fiestas. Así comenzó a tener una fuerte influencia un verdadero entramado de delegados provinciales.
La primera en Santa Fe
En 1991 la Fiesta Nacional del Teatro dejó de realizarse en Buenos Aires. La ciudad de Santa Fe recibió el proyecto y durante nueve días la comunidad local se movilizó en torno de la actividad teatral.
A partir de entonces, fueron sedes de la Fiesta las ciudades de Mar del Plata (1992), Mendoza (1993), Tucumán (1994), La Pampa (1995), Entre Ríos (1996), Catamarca (1997), Rosario (1998), Córdoba (1999), Salta (2000). En 2001 la Fiesta no se concretó por cuestiones presupuestarias, lo que provocó una fuerte movilización de la comunidad teatral argentina. Dicha movilización terminó con la denominada Marcha de la Cultura, frente al Congreso Nacional, donde hablaron, entre otros, Norma Aleandro, Alfredo Alcón, Alejandra Boero y Norman Briski.
En 2002, la sede volvió a ser la ciudad de Mar del Plata. En 2003, nuevamente Mendoza.
En 2004, la Fiesta Nacional del Teatro modificó una vez más su escenario. Dejó las capitales de las provincias para trasladarse a lo que denominamos “el interior del interior”. La ciudad elegida entonces fue Rafaela (Santa Fe): 21.000 espectadores asistieron al encuentro que se desarrolló en cinco salas, en tanto que 2005 tuvo como escenarios las ciudades de General Roca, Villa Regina y Cipolletti, en el Valle de Río Negro.
En 2006, la Fiesta se desarrolló en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires; en 2007, en La Rioja; en Formosa, en 2008; en Chaco, en 2009, y en 2010, su espacio de proyección es la ciudad de La Plata, provincia de Buenos Aires.
Una nueva realidad teatral
Los años ‘90 fueron muy determinantes en el desarrollo del teatro nacional. Con la creación del Instituto Nacional del Teatro, en 1997, a partir de la sanción de la Ley de Teatro 24.800, se produjo un fuerte desarrollo en la actividad a lo largo y ancho del país. Se fortalecieron los vínculos regionales y hasta comenzaron a realizarse cruces creativos interprovinciales.
Fuente: El Litoral
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