viernes, 23 de abril de 2010

El disco más caro del mundo

Portada del disco The Velvet Underground and Nico. Disquera Polydor

Vio la luz por primera vez hace exactamente 40 años. Su maqueta fue encontrada apenas en diciembre de 2006 y subastada en Internet por 155 mil 401 dólares, es decir un millón 709 mil 411 pesos*. La crítica especializada lo coloca como el álbum más influyente en la historia del rock –por encima del Sgt. Pepper de The Beatles- al inspirar a bandas como Sonic Youth o los Strokes. Sin embargo, la paradoja es su tragedia: la gran mayoría lo desconoce.

“The Velvet Underground and Nico” fue grabado en apenas ochos horas, según dicta la leyenda, por un grupo entonces desconocido y conformado por un tal Lou Reed, John Cale, Sterling Morrison y Maureen Tucker, ésta última una de las primeras mujeres bateristas de todos los tiempos. En plena época hippie -con ideales sobre amor, paz y entendimiento- los escuchas de los años sesenta de plano no entendían esas letras tan descaradamente sexuales, acompasadas por ruidos verdaderamente discordantes.

Andy Warhol -el artista pop que convirtió las latas de Coca Cola y de sopa Campbells en obras de arte- vio tocar a los integrantes de Velvet Underground en 1965 y fascinado los convirtió en “sus protegidos” para financiar en 1966 la grabación de un disco, eso sí, a cambio de que la bellísima modelo alemana, Nico, se uniera a la alineación y cantara en al menos tres temas.

La colección de once rolas no salió a la venta sino hasta 1967, con una funda diseñada por el mismo Warhol y que exhibía en la portada el dibujo de un plátano (eminentemente fálico) sobre un fondo blanco. En las tiendas, el producto terminado fue comercialmente un fracaso, tanto, que provocó la ruptura del artista plástico con los músicos y por ende la salida de la cantante germana.

El disco abre con Sunday Morning cuya melodía, en apariencia dulce, fue utilizada recientemente en México para un comercial sobre bebés, aunque en realidad sus letras hablan de una terrible cruda por drogas en un domingo donde todos van a misa. Femme Fatale goza de una atmósfera melancólica, aunque años más tarde REM la rescataría para cerrar sus conciertos. Tanto en Venus in Furs como en The Black Angel´s Death Song la viola de Cale se percibe hipnótica y tan chirriante como uñas rasgando un pizarrón. En All Tomorrow´s Parties Nico canta como poseída, mientras que Reed hace lo propio en Heroin, todo un clásico. Concluye con European son, un caos sonoro donde lo mismo se escucha una silla arrastrándose que la caída de una pila de platos.

Contrario a lo que pudiera esperarse, el álbum fue ignorado durante diez años, hasta que el movimiento punk le rindió justo tributo a finales de los años setenta: ahí están Television y Sex Pistols para comprobarlo. Para entonces Velvet ya se había desintegrado, pero sus fundadores brillaban como solistas: Lou Reed se hizo famoso gracias a Walk on the Wild Side y Perfect Day (que puede oírse en la película “Trainspotting”) mientras que John Cale -identificado con el avant-garde- produjo a otros artistas como Patti Smith.

Décadas después, en 2002, el coleccionista Warren Hill adquirió en un barrio de Nueva York un viejo acetato color negro por 75 centavos. En apariencia insignificante, el vinilo con un adhesivo donde se leía Velvet Underground resultó ser la primera versión de la obra apadrinada por Warhol. En 2006, después de once días de subasta en eBay, la maqueta original -perdida por 35 años- se vendió por más de 155 mil dólares, convirtiéndose en el disco más caro en todo el planeta.

Hoy en día, las copias en disco compacto las pueden encontrar en cualquier tienda de discos de nuestro país. La versión nacional de “Velvet Underground and Nico” no les costará más de 160 pesos, aunque la caja importada “Peel Slowly and See” (frase que venía junto con la banana de Warhol) se acerca a los mil pesos. Como sea, no se trata de los miles de dólares del acetato original, y bien vale la pena comprarlo para reconocerlo en todo lo que se merece: una obra de arte histórica, altamente recomendable.

Fuente: El Universal

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