Verónica Díaz Benavente encarna a una tiple graciosísima que rinde homenajes
Mujeres que cantan . Libro y actuación: Verónica Díaz Benavente. Piano: Julián Caeiro. Voz en off: Liliana Varani. Vestuario: Soledad Arabito. Dirección: Liliana Pécora. Viernes, a las 21. En el Centro Cultural Caras y Caretas, Venezuela 370 (5354-6618). Duración: 55 minutos.
Nuestra opinión: Buena
Verónica Díaz Benavente hace años se hizo conocer por un pequeño, pero intenso, musical alternativo llamado Las tontas , junto a Gimena Riestra. Allí mostró sus dotes histriónicas y su enorme capacidad vocal.
Desde hace ya tiempo está realizando este "casi unipersonal" (está acompañada al piano por Julián Caeiro) en el que encarna a una tiple escapada de los años 30. Es Beba Baguet, "el gorrión de Mataderos", que regresa a Buenos Aires después de un largo exilio en París. Arriba al escenario con su valijita repleta de lo esencial para su representación, para su homenaje a las tres mujeres que la marcaron en su profesión: Libertad Lamarque, María Callas y Edith Piaf.
Pero la riqueza del espectáculo de Díaz Benavente es que no se instala en el fatuo homenaje con pequeños puentes dramatizados para unir canciones que, como intérprete, tenía ganas de hacer. Aunque leve, el hilo argumental está basado en un rico personaje, como trasplantado de otra época, a la actualidad. Su confección es delicada, minuciosa y rica. Ella es pícara y consigue arrancar muchas risas entre el público.
Como directora, Liliana Pécora aprovecha todo el espacio escénico, con ascensor incluido, que no siempre es el más amable (hay ruido de autos y se escucha cuando alguien entra al edificio). Y simplemente, dejó jugar a su intérprete, para que se luzca. A su vez, los textos de la misma Díaz Benavente son ricos y ella sabe saborearlos muy bien.
Es en la vereda de Libertad Lamarque donde se pasea más cómoda. Disfruta y se divierte con los mohínes de aquella época y se vuelve cómplice de sí misma. Eso es fantástico cuando ocurre en una interpretación humorística de este tipo. Cuando les llega el momento a Callas y a Piaf, Díaz Benavente gana más en lo vocal, pero la obra resigna un poco su histrionismo. Es que la intérprete tiene mucha gracia y es impecable en su trabajo integral. Asimismo, es segura en su caudal vocal y sorprende en todas las canciones. Puede hacer divertir con su interpretación de "Palomita blanca", como poner la piel de gallina con "Non, je ne regrete rien".
Sin dudas, se trata de una intérprete integral, como para seguir de cerca.
Fuente: La Nación
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