martes, 9 de marzo de 2010

Una muestra recorre la historia de la corbata

Arte textil

La colección se expone en el Museo Nacional de Arte Decorativo en Buenos Aires

El Museo Nacional de Arte Decorativo - MNAD (Av. Del Libertador 1902, Ciudad de Buenos Aires) inaugura hoy la muestra Nodi italiani, la trama de la historia. Allí se exhibe una colección de corbatas e indumentaria masculina de distintas épocas en la que este accesorio es el protagonista indispensable de la elegancia masculina.

Desde sus orígenes en Croacia, como protectora de la garganta y el pecho durante la batalla, hasta su presente global como accesorio de arte decorativo individual. Eje del pecho y pedestal del rostro, la corbata también funciona como un signo de identificación o de pertenencia a cierto ámbito social o laboral.

“La trayectoria artística y geográfica de la corbata es apabullante”, destaca Alberto Belucci, director del MNAD.

–Su origen es bastante remoto...
–Sabemos que el nombre le vino dado por el pañuelo anudado al cuello y dos extremos libres y en punta, que usaban los soldados croatas que pasaron por París de vuelta de la Guerra de los Treinta años. Sabemos también que, apenas bautizada por los franceses, la moda de la corbata crece, se expande y se diversifica por Europa. La vemos florecer en las espumas del jabot barroco y volverse coloratura en las puntillas del rococó francés, adelgazarse y aquietarse al cruzar el canal de La Mancha; rebelde, en cambio, se agiganta y agita sus moños en la desmesura de los románticos para terminar aterrizando, pulcra y obediente, en la elegancia eduardiana que cierra el siglo XIX y abre el XX. Pero recién hacia 1880 la corbata deja de ser una voluminosa faja cilíndrica, blanca o negra, que rodea el cuello y se ata al frente con nudo “mariposa” coronado con broche o alfiler, para tomar la forma afinada y vertical que hoy conocemos, y que se denominó “régate”. A partir de allí se multiplicarán los modos de anudar y portar corbata. Si hacia 1824 Honoré de Balzac informaba que había 22 posibilidades diferentes para los nudos de su tiempo, hacia 1900 se registran alrededor de 80, desde los lazos más simples (el sencillo y el four-in-hand, por ejemplo) hasta los más abultados y complejos (Windsor completo).

En esta exposición –organizada por el MNAD, el Instituto Italiano de Cultura y la Associazione Culturale Colosseum con el auspicio de la Embajada de Italia– se exponen 140 corbatas. Hay modelos realizados para ocasiones especiales como los Juegos Olímpicos de Beijing 2008; las hay de los clubes italianos, como el Inter y el Nápoli; de Halloween; Estilo artepor, y futuristas.
Son un total de 10 corbatas de época, tejidos varios de confección, 10 trajes masculinos de diferentes épocas, 15 paneles fotográficos y 10 banner ilustrativos. Los auspiciantes y/o fabricantes de las corbatas son Eties, Annamode, Cravattificio Diana y Alberto Valentini; las marcas son Armani, Versace, Pierre Cardin, Hermes, Missoni, Gucci, Salvatore Ferragamo, Prada, entre otras. Además, los personajes con corbata cuyos retratos se exponen van desde Katherine Hepburn, el Príncipe Carlos, Oscar Wilde, Paul Newman, George Clooney y Salvador Dalí hasta Marcelo Mastroianni.

Objeto de larga data. La corbata es un instrumento de comunicación y manifestación social, es la evolución natural del pañuelo de cuello, que en otras épocas tenía una función protectora. El primer accesorio conocido del guardarropa masculino que se asemeja a la corbata se remonta a la armada imperial de Huang-Ti, soberano del Celeste Imperio que unificó China en el siglo III a.C. Otro antecedente es el focale romano, un paño que el legionario llevaba al cuello en la Roma de Augusto (27 a.C. - 19 d.C.)

El término “corbata” (antiguamente “corvatta”) se hace derivar generalmente del francés cravate, adaptación de la palabra croata “hrvat” ya que los pioneros de la verdadera corbata fueron los oficiales del regimiento croata de caballería ligera que llegó a Francia alrededor de 1636, como tropa mercenaria para la Guerra de los Treinta Años. Su uniforme tenía un cuello de muselina o de seda cuyas extremidades terminaban en un moño.

Del éxito de la croatta nace la corbata Steinkerque (1692): dos vueltas alrededor del cuello de un largo echarpe con las puntas de encaje, con un nudo flojo, las extremidades cruzadas y una de ellas enhebrada en el ojal del saco. Por su originalidad, la corbata fue recibida en París como un símbolo de progreso y de cultura entre la burguesía.

Ligada inicialmente al mundo político-militar, se transforma luego en el accesorio de un dandi, inspiradas por George Bryan Brummell, figura inglesa de referencia obligada en materia de elegancia masculina. En las cortes del siglo XVIII, además de los encajes blancos comienzan a aparecer lazos azules y amarillos que tenían su significado: el azul era sinónimo de nobleza, el amarillo representaba el poder. A mediados del siglo XIX, la corbata roja era de los revolucionarios, negra la de los anárquicos y amarilla de los clericales pero a fines del siglo comienzan a perder su significado político.

Nodi italiani, la trama de la historia presenta un recorrido ilustrado por la historia, el arte y la moda de la corbata que dejó de lado su utilidad funcional y se fue convirtiendo en un elemento de arte decorativo individual. La muestra permanecerá abierta hasta el domingo 18 de abril.

Fuente: Diagonales

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