En la obra, se reivindica "la poesía como religión del hombre contemporáneo"Llega Katu Beltz
En Gris mate cruzan la experiencia de nuevos dramaturgos con reconocidos profesionales escénicos de su país
San Pablo, Montevideo y ahora Buenos Aires. La compañía vasca Katu Beltz llega al teatro Metropolitan 2 para presentar, en una única función, su espectáculo Gris mate. La experiencia, auspiciada aquí por el Centro Cultural España en Buenos Aires, fue concebida por los intérpretes Iñaki Rikarte, Alberto Huici y Alberto Castrillo-Ferrer en tiempos en que cursaban estudios en la Escuela Superior de Arte de Madrid. Una destacada directora como Charo Amador guió ese proceso y hoy el trabajo, que recibió el Premio Max 2008 a la Revelación Euskadi, se ha transformado en la marca que identifica al grupo.
El nacimiento de Katu Beltz se da a partir de la necesidad de cruzar la experiencia de nuevos dramaturgos con profesionales reconocidos de la escena española.
"Con respecto a la línea estética que perseguimos -destacada Iñaki Rikarte- no es clara. La vamos encontrando y definiendo con cada espectáculo que hacemos. Sí, hay algunas ideas que resuenan en varios de los montajes que hemos ido haciendo tanto con Katu Beltz como con compañías anteriores. Estas ideas podrían ser el naufragio de grandes ideales, la nostalgia de mundos desaparecidos y un sentido del humor bastante surrealista. No somos intelectuales y no tenemos una conciencia clara de nuestras influencias. Nos han relacionado con artistas tan dispares, como Beckett, Valle Inclán, Tim Burton, Gómez de la Serna, Ionesco, los Hermanos Marx. Es curioso cómo funcionan las influencias. Algunos de estos artistas han llegado a nosotros a través de intermediarios. Muchas veces la creación es como la cocina: no consiste en inventarse nada, sino en mezclar los ingredientes de un modo personal."
Tres personajes se encuentran en escena a la hora de la representación de Gris mate : un estudiante fracasado que trata de matar a Dios con un arco y una flecha, un limpiabotas sin memoria que lee el pasado de sus clientes en las arrugas de sus zapatos y un peluquero sin trabajo que se ha resignado a peinar el viento. Mientras tanto, ese día en que se cruza, un cielo gris mate esconde el sol en tanto la lluvia va anunciando una posible llegada. "Tres tipos que, inventando sus vidas, intentan evadir el vértigo de sus vacíos, reflejos de los nuestros. Una obra divertida, absurda hasta el delirio y poética hasta la sonrisa. Tragicomedia o, mejor, «comitragedia» en estado puro", define Rikarte.
Refiriéndose en profundidad a su texto, el dramaturgo destaca que "es una obra atemporal y religiosamente atea, pues los personajes responsabilizan a un dios -degradado ya en símbolo- en el que no creen. Además, viven la poesía como algo cotidiano, pues no tienen la perspectiva sobre sus palabras que el público tendrá. Gris mate reivindica la poesía como religión del hombre contemporáneo. Es una creencia profunda en la espiritualidad humana, no como respuesta, pero sí como salvación. La obra se inicia con un estado de ánimo y, a partir de su esencia, crea todo un universo tan surreal como cierto".
Carlos Pacheco
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