lunes, 15 de marzo de 2010

Un encuentro entre dos culturas

Vincent, con Buenos Aires de fondo Foto: LA NACION

Estrena El portero de la estación Windsor

La actriz, dramaturga y directora canadiense Julie Vincent trae la historia de un refugiado político rioplatense

Desde Montreal hasta el Río de la Plata. Primero Montevideo, ahora Buenos Aires. La actriz, dramaturga y directora canadiense Julie Vincent comenzó en 2005 una experiencia singular de la que, en apariencia, no puede ni quiere separarse. Entonces cierta crisis creativa la conmovía. Quería encontrar un tema para una nueva obra y no le resultaba sencillo encontrarlo. Vive en la zona oeste de Montreal y para llegar al centro debe hacerlo en un tren que la deja en la estación Windsor. Cierto día reparó en la fea arquitectura del lugar y, sentada en un bar, escribió sobre la decadencia en la que entran las ciudades. Pensó, entonces, que los arquitectos se transformaban en una especie de vagabundos.

En la mesa de al lado, un hombre, diccionario en mano, traducía a Rilke. Le preguntó si era escritor y él respondió que era un arquitecto, pero que, en verdad, lo viera como un vagabundo. De ahí en más, ellos no pudieron separarse. La historia de él, un inmigrante uruguayo que debió exiliarse en Quebec durante la dictadura setentista, la movilizó a escribir una pieza teatral. Pero no sólo se quedó con las anécdotas que relató el arquitecto, sino que, en varios viajes, se adentró en el mundo montevideano y su historia, y así construyó El portero de la estación Windsor .

Historia oral

La pieza, que actualmente se representa con éxito en Montreal, está preparándose en Buenos Aires. Su estreno está previsto para el mes de agosto en El Portón de Sánchez. Se trata de una coproducción entre la institución argentina Casa de Letras, que se dedica a enseñar y desarrollar la lectura, la escritura y la narración oral, y la compañía canadiense Singulier pluriel. Con dirección de Vincent, el espectáculo, que aquí se conocerá como una experiencia de narración oral con adaptación de Blanca Herrera, será interpretado por los argentinos Manuel Vicente y Cecilia Cósero, las canadienses Vincent y Mercedes Diemandd Hartz, alternativamente, y el uruguayo Mateo Chiarino.

¿Por qué el interés por la historia de ese arquitecto cuyo nombre es Francisco Antolino? Porque para Julie Vincent ese encuentro tiene mucho de emblemático: profundizó y desarrolló su conocimiento del idioma español, le permitió tomar contacto con la cultura rioplatense, algo que le fascina y, sobre todo, el exilio político de Francisco le posibilitó comprender la realidad de muchos de los exiliados que han llegado a Canadá por cuestiones políticas, económicas o religiosas.

"Como creadora -cuenta Vincent- el espacio poético en todas sus dimensiones es una preocupación, y tener esa preocupación no es posible si no es con compromiso. Todo lo que me contó Francisco despertó una conciencia que estaba durmiendo y empecé a ver nuevas perspectivas de vida. ¿Qué significa la memoria ahora?, ¿qué es la juventud?, ¿qué significa ser más viejo y mantener algunos deseos? Hoy soy una creadora viajando. Empecé mi carrera haciendo una película muy fuerte: la historia de una mujer violada, que causó mucho impacto, pero después me perdí haciendo cine, teatro, televisión, buscando no sé qué de mi profesión, algo muy común entre los actores de Montreal. Con esta experiencia, siento que hablo verdaderamente de quién soy. Este para mí es un gran camino. La historia de Francisco estaba como un diamante que me dio la energía de reflexionar sobre la escritura, la vida y eso ha provocado un nuevo compromiso."

Una historia de exilio provoca una vez más un drama. Tan adeptos a los biodramas, en este Buenos Aires nos aprestaremos a conocer uno más, ahora tamizado por la creación de una artista de lengua francesa.

Carlos Pacheco

Fuente: La Nación

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