jueves, 25 de marzo de 2010

Un clásico en su mejor forma

Justificar a ambos ladosUNA LADY LA SOPRANO RUSA NATALIA KRESLINA IMPUSO SU PRESENCIA EN EL ESCENARIO DEL TEATRO ARGENTINO DE LA PLATA.

Crítica "Lady Macbeth" Con dirección de Marcelo Lombardero, la ópera de Shostakóvich es una puesta magistral.
Por: Sandra de la Fuente
Fuente: Especial para Clarín

No será fácil de olvidar la versión de Lady Macbeth de Mtsensk con la que abrió su temporada 2010 el Teatro Argentino de La Plata. Aunque esta representación fue un estreno para la ciudad de La Plata, ya fue hecha en el Teatro Municipal de Santiago de Chile.

La versión es memorable en principio, por la calidad indiscutible de su protagonista principal, la soprano rusa Natalia Kreslina, cuya presencia y dominio vocal representan sólo el aspecto exterior de una empatía perfecta con el personaje de Yekatierina Ismailov, la joven e insatisfecha esposa del comerciante de provincia Zinovy Borisovich Ismailov.

Es tal la afinidad que Kreslina muestra con el dificilísimo rol que se podría creer, equivocadamente, por otra parte, que se ha preparado para éste -y sólo para éste-- durante toda su vida. De afinación perfecta y capaz de sobreponerse a la enorme masa sonora que Shostakóvich escribió para la orquesta, Kreslina tiene resto para convencer de su infinita angustia y de su aburrimiento a la gran platea que sigue los pasos de su tragedia.

En segundo lugar, por el pertinente traslado de la escena que en el libreto se sitúa en un ambiente rural de la inmensidad rusa y que la régie de Marcelo Lombardero la ubicó en un matadero. Difícilmente pueda imaginarse un escenario más impactante que este por el que desfilan baconeanas medias reses. Y aunque el efecto del movimiento entre luz y sombra que crea el enorme ventilador ya ha sido gastado en las películas de Hollywood de los 80, sin duda aporta crudeza y desolación a la escena del abuso.

Podría pensarse que ese traslado compensa en parte cierta debilidad, con la que la régie encaró la demanda sexual que pide el libreto. Porque es cierto que el primer encuentro sexual entre Yekatierina y Serguei, en el que se ven sólo las manos de ambos y se percibe el movimiento del respaldo de la cama, resulta pacato. De algún modo, es como si la régie le diera la razón a la absurda prohibición de Stalin.

Sin embargo, las descarnadas imágenes, los cruentos colores del matadero, y sin duda también la vinculación con El Matadero de Echeverría -una vía directa para evocar la fortuna de esta ópera signada por la brutalidad stalinista--, terminan por ocupar la memoria.

La escenografía de Diego Siliano se vuelve ecléctica y pierde algo de potencia en los siguientes actos. El vigor de esas medias reses presentes en escena es contrastado con unas opacas naturalezas proyectadas. Al igual que la proyección del gran alambre electrificado del final, los paisajes precisan una edición y sin duda ganan presencia cuando un juego de telones las enmarca con un logradísimo efecto cinematográfico.

Aunque la potencia escénica de Kreslina parece tragarse todo lo que pase cerca, el elenco que la rodeó fue tan equilibrado como sensible. Seguramente esa potencia fue la causa de que la proyección de la voz del barítono Hernán Iturralde pareciera más débil en comparación con otras actuaciones. Sin embargo, hay que decir que su desempeño en el papel del mercader Boris Timofievich Ismailov, suegro de Yekatierina, fue muy bueno.

Del mismo modo, el tenor Enrique Folger mostró estar a la altura del difícil rol de Serguei, segundo marido de Yekatierina.

El resto del elenco encontró el tono justo para cada intervención: el tenor Carlos Bengolea puso su calidad vocal al servicio de su personaje, al igual que la mezzo Alejandra Malvino, quien compuso una muy consistente Sonietzka. Tanto Pedro Espinoza, en el rol de Zinovy Borisovich Ismailov, hijo del mercader, Gustavo Gibert, en el papel del jefe de policía y Ariel Cazes, en el del pope como el resto del reparto tuvieron irreprochables actuaciones. También hay que decir que fueron mínimos los de-sajustes del inmenso coro que seguramente desaparecerán en las próximas funciones.

Un párrafo aparte merece la orquesta del teatro que, bajo la batuta de Alejo Pérez, realizó una versión inmejorable desde el punto de vista técnico y expresivo. La claridad de planos, la casi didáctica exposición de la estructura de cada evento y la calidad de ejecución de los diferentes cuerpos y solistas completaron un estreno magistral al que el público agradeció con un cerrado aplauso y la más abierta ovación.«

Lady Macbeth

Opera Autor Dmitri Shostakóvich Direccion Marcelo Lombardero interpretes Natalia Kreslina, Hernán Iturralde, sala Argentino de La Plata

Muy buena
Fuente: Clarín

No hay comentarios: