jueves, 11 de marzo de 2010

Juventud, ese terrible tesoro

Foto: LA NACION / Marcelo Omar Gómez

Despertar de primavera

Producido por Cris Morena, el viernes 19 se estrenará este musical atípico y polémico que revolucionó Broadway

Por Natalia Trzenko
De la Redacción de LA NACION

Cuando Despertar de primavera se estrenó en Broadway allá por 2006 todas las críticas estaban de acuerdo en una cosa: que éste era un musical atípico, nuevo y fresco. Tan fresco como sus personajes principales, un grupo de adolescentes que sufren los cambios en sus cuerpos, mentes y vidas en la Alemania de fines del siglo XIX. Un universo a años luz de las historias y los adolescentes modelo siglo XXI que suelen poblar las ficciones de Cris Morena. La comparación no es arbitraria ni tirada de los pelos. La productora televisiva y teatral decidió que esta obra sería la primera pieza de Broadway que compraría para traer a la Argentina. Y también eligió a Ariel del Mastro (Cabaret) para que la dirigiera. "Cuando empezamos a trabajar la primera decisión fue pensar qué cuento queríamos contar. En este caso, a diferencia de otras puestas de Broadway, teníamos el texto y la partitura, pero la libertad de ponerles una perspectiva propia", cuenta el director, que empezó el trabajo haciendo audiciones abiertas, por las que pasaron siete mil personas, de las cuales cinco quedaron en el elenco, armado con intérpretes algo más jóvenes que el original. El resto del elenco surgió de las pruebas cerradas.

"Quiero que cuando los adolescentes vengan a ver la obra se sientan cerca de los personajes. Me parece además que los chicos más jóvenes tienen una verdad como intérpretes que lo requiere un texto como éste. Muchos de ellos están transitando o hace poco pasaron por lo que pasan sus personajes en la historia", explica Del Mastro. Eso que les pasa a los protagonistas de la historia, especialmente a Melchior, Wendla y Moritz, tiene que ver con los padecimientos del despertar sexual en el medio de una sociedad represiva, por momentos fanática en la negación del cuerpo y la mente en proceso de cambio.

Esta obra basada en la pieza escrita a fines del siglo XIX por el dramaturgo alemán Frank Wedekind (ver aparte), que en 2008 ganó ocho premios Tony, incluido el de mejor musical, intenta transmitir el casi constante estado de angustia de la adolescencia en un tiempo en que la rebeldía no era una opción. A menos que ocurriera de la cabeza para adentro. Y allí se mete la obra. En los monólogos interiores de estos chicos, cantados, micrófono en mano, al ritmo del rock.

"Hay una banda formada por batería, guitarra, bajo y teclados sobre el escenario. Lo que quiero contar es el rock and roll y que cualquier cosa que les pasaba a estos chicos en 1900 les pasa a los de hoy. Con diferentes matices, pero la problemática es la misma. Lo más importante para mí es que cuando padres e hijos salgan de la función, y espero que vengan padres e hijos a ver la obra, reflexionen y abran el diálogo a partir de lo que hayan visto", se entusiasma el director, atento a cada detalle de la puesta que armó en el Astral, cuya sala está siendo acondicionada para el próximo estreno.

Espíritu adolescente

"Qué raro que los chicos canten con micrófono. No entendía. Pero ahora me parece que no podría ser de otra manera. Esta obra rompe con todo, con la época, con el texto; los personajes cuando cantan hablan de cosas esenciales de los seres humanos más allá de su edad. Siempre me pareció que esta obra es superoriginal", dice Fernando Dente, el encargado de darle vida y voz a Melchior, el muchacho que sufrirá y crecerá entre el amor y la tragedia que se representan en el escenario. Luego de su destacada actuación en Hairspray como Link Larkin, el actor de veinte años ?en televisión trabajó en Enseñame a vivir?, está feliz del papel que le tocó y se nota que lo pensó y lo piensa mucho.

"Es la primera vez que me pasa algo así con un personaje. Estoy enamorado de él. Lo defiendo, me encanta. Es un chico de 14 años que empieza a ver un poco cómo es la vida. Estoy feliz porque es algo verdadero, me gusta hablar de cosas cotidianas. También disfruto de otro estilo de musical. Creo que lo bueno de este género es que es uno de los que más evolucionan, al menos en los últimos tiempos", arriesga Dente y entusiasmado continúa: "Me gusta definir esta obra como Agosto, pero con canciones".

Algo similar dice el director cuando enfatiza la teatralidad y la dramaticidad de Despertar de primavera con respecto al común de las obras musicales.

"Viene de una obra clásica, el acento está en el texto, en la historia por contar y no en deslumbrar con los escenarios y los vestuarios. Nuestro punto de vista buscó hacer creíbles las emociones y reforzar las relaciones entre los personajes", detalla Del Mastro. Sin adelantar demasiado de la trama se puede decir que la historia contiene amores adolescentes, conflictos entre jóvenes y adultos y ciertos costados oscuros del despertar sexual y la adolescencia con posibilidades de terminar en tragedia. Un relato bastante atípico para el género más conocido por sus costados románticos y luminosos que por su temática sombría.

"Estuvimos investigando bastante sobre el autor. Y además de descubrir que su idea original era hacer una obra humorística también leímos que la idea de tener a adolescentes como protagonistas le aportaba humor y le quitaba solemnidad al cuento. Y es lo que queremos mantener. Es muy conmovedor", resume Dente.

Música del corazón

"Los micrófonos salen del corazón." Así resume Florencia Otero, la curiosa, sufrida y bella Wendla de la obra, ese momento en que su personaje y el resto incorporará la canción a sus escenas. Micrófono en mano, salido de entre la ropa ahí donde late el corazón, la chica cantará sobre cuerpos culpables y padres silenciosos. "Es lo que sienten, que no tiene nada que ver con el tiempo en el que viven los personajes", explica la actriz que comenzó su carrera en Los miserables, esa tragedia literaria hecha musical cuyas canciones no dejaban un ojo seco en la sala.

"Me gusta mucho el musical, pero acá en general se lo ve como que es todo lindo, todo feliz, la escenografía, las luces y me encanta cuando se fusiona la música con el contenido y que ese contenido esté bien hecho. De alguna manera nosotros somos la nueva generación de intérpretes de musicales y me parece que está bueno que trabajemos en esta nueva generación de obras musicales", dice Otero, que en los últimos tiempos participó de los elencos de Rent y Hedwig and the Angry Inch.

Algo tímida, la actriz, cantante y bailarina enseguida se entusiasma al comparar el humor que tienen algunas escenas de Despertar de primavera nada más y nada menos que con El Chavo del 8.

"No es gracioso lo que le pasa al Chavo, pero le pasan tantas cosas que esa acumulación te da gracia. Vive en un barril, pobrecito, y vos te reís. Acá pasa algo similar. Ves a Moritz, con todo lo que le pasa y te causa gracia. Aunque el tipo está sufriendo", revela la actriz sobre el personaje que funcionará como catalizador de toda la historia. Un desafiante papel interpretado por Federico Salles (ver aparte).

Desde su estreno en los Estados Unidos, Despertar de primavera cosechó premios, reconocimiento de la crítica especializada y una legión de fanáticos que formaron clubes de seguidores, que consumen los textos y las canciones como si se tratara de elementos de la cultura popular y no un complicado texto alemán de siglos pasados. Mucha de esa fascinación llegó hasta Buenos Aires. Empezó con la productora, Cris Morena, que la eligió para que fuera la primera obra que no es de su autoría en llegar al teatro a través de su empresa; siguió con el director, Ariel del Mastro, que luego de verla y una vez puesto a trabajar en el montaje le dedicó más de un año de su tiempo a realizarla, y continuó con los actores que pasaron un arduo proceso de castings y talleres para crear sus personajes. Esos chicos tan formales y correctos que por dentro son un polvorín a punto de estallar, un cóctel de hormonas, angustias y preguntas que explotará en cada canción.

La adolescencia como punto de partida para contar una historia sensible, terrible, conmovedora, que ocurrió antes, que ocurre ahora, tanto a los chicos como a los adultos que sufren, que se guardan cosas y que sueñan con tener un micrófono que salga del corazón para poder contarlas.

Para agendar

Despertar de primavera , de Steven Sater, con música de Duncan Sheik.

Astral , Corrientes 1639. Desde el viernes 19. Informes: 4374-5707 o 4374-9964.

Fuente: La Nación

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