jueves, 11 de marzo de 2010

Guillermo Martínez participa hoy del ciclo Cuatro ficciones en el Centro Islas Malvinas

Antes de su visita a La Plata, el escritor habló con Diagonales sobre el arte de escribir

El encuentro literario que organiza la Editorial Mil Botellas todos los jueves a las 19, en el Centro Cultural Islas Malvinas (19 y 51) propone para hoy un mano a mano con Guillermo Martínez. Este escritor oriundo de la ciudad bonaerense de Bahía Blanca, le manifestó a Diagonales su deseo de que esta tarde lo "sorprendan" con preguntas originales.

Para Guillermo Martínez, desde el momento en que lo convocaron para participar del Ciclo Cuatro Ficciones "quedó claro que iba a ser como una entrevista", por eso no preparó nada especial para la charla de hoy. Además, según él mismo contó, "hace mucho tiempo participo de esta clase de encuentros y las respuestas están casi automatizadas. Es más, espero que me sorprendan con algunas preguntas originales y cuento los segundos para saber cuándo va a ser el momento en que me van a preguntar por la relación entre matemática y literatura". Como está cansado de que siempre le pregunten lo mismo, el escritor aclaró que su obra Gödel (para todos), que publicó el año pasado junto a Gustavo Piñeiro, "fue mi despedida de la matemática, fue cerrar la etapa".

–¿Tiene una rutina para escribir?

–Sí, tengo una rutina: escribo unas tres horas a la mañana y, en general, a la tarde reviso lo que escribí y leo temas afines a la novela con la que estoy trabajando o literatura en general. Tengo sesión de lectura a la tarde, todos los días de lunes a viernes y, cuando puedo, los sábados también.

–Si bien mantiene una rutina de trabajo, ¿en qué medida cree en la inspiración?

–Creo en que hay días más inspirados que otros, pero creo más en la frase que dijo no sé quien y que dice "que la inspiración te encuentre trabajando". Me parece que hay algo muscular, algo de estar en la página, de pensar y avanzar de a poco. Esas cosas provocan cierto estado de naturalidad sobre el texto y en esas instancias aparece la inspiración, que no es como muchos quieren hacer creer, un rayo que cae y que hace que uno se endemonice y empiece a escribir. Lo que yo hago es como algo tedioso, de pasos milimétricos, pequeños avances, momentos de pequeñas conexiones con los textos. Por lo menos en mi caso funciona así.

–¿Se puede decir que hay un estilo "Guillermo Martínez"?

–Yo noto algunas características de mi estilo que tienen que ver con mi formación como cuentista: elementos de suspenso, dos niveles en la narración, porque siempre hay misterio que se revela al final pero que a su vez conduce el hilo de la narración. En mis textos hay dos historias: una en primer plano y otra que se deja ver al final. Prefiero la lectura que oculta e ilumina, la transparencia en la prosa, que sea precisa, avanzo línea por línea y trabajo mucho en cada frase.

–¿Se considera detallista a la hora de escribir?

–La mía sería una escritura detallista pero no barroca. Me interesa no remachar lo ya dicho, sino el efecto contrario de insinuar o decir una única vez. No me gusta repetir y hay un mecanismo de repetición, que fue muy explotado en Argentina y no me interesa para nada.

Los otros. En una entrevista que recientemente realizó la Revista Ñ, Guillermo Martínez declaró que "casi ningún escritor argentino le da importancia a lo que escriben los autores argentinos".

–¿Sigue pensando lo mismo?

–Sí, en el sentido en que lo dije en esa nota, que está dentro de un contexto. Lo que yo trato de decir es que en la formación, las imprudencias tienen que ver con que la biblioteca argentina típica tiene literatura inglesa, francesa, norteamericana y algunos nombres argentinos. No creo que haya un sistema de literatura argentina donde los libros se comunican unos con otros. Si vos te ponés a buscar en las entrevistas con autores argentinos, rara vez van a citar a autores argentinos contemporáneos, citarán a un muerto o a algún amigo. Hay como una negación de todo lo que no sea parecido a lo propio. Y lo que hacen muchos es aliarse con los amigos y todo el que no pertenezca a ese grupo es visto como un potencial enemigo.

En el caso particular de Martínez, los escritores argentinos que leyó en su adolescencia y que le siguen interesando a lo largo de su carrera son "Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Roberto Arlt, Abelardo Castillo y Ricardo Piglia", además de "Rodolfo Walsh y cuentistas de la década del ‘70 que me resultaron importantes en las etapas de formación. Y luego hay otros que, sin ser argentinos, los leo en el mismo espíritu rioplatense, como Heriberto Hernández o (Juan Carlos) Onetti".

Para el encuentro de esta tarde –anunciado para las 19 y que tiene entrada libre y gratuita– Guillermo Martínez, uno de los escritores argentinos más traducidos en el mundo, espera que asista mucho público, “gente que haya leído mis libros y que tengan preguntas que tengan que ver con ellos, que vayan al detalle de la escritura o de un personaje y que hagan preguntas literarias concretas". La invitación está hecha y la oportunidad de ver y escuchar en vivo a este gran escritor argentino no tiene desperdicio.

Fuente: Diagonales

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