Por Moira Soto
En la noche del 26 al 27 de julio de 2003, Bertrand Cantat, líder de la banda Noir Désir, después de hacerle una escena de celos porque ella había recibido llamadas de su ex marido y padre de uno de sus cuatro hijos, golpeó 19 veces en la cara a Marie Trintignant. Estaban en Lituania, donde ella había terminado de grabar para la TV Colette, une femme libre, dirigida por su madre, Nadine Trintignant. Cuando Marie cayó inerte sobre el piso, Bertrand la levantó y la puso sobre la cama. Marie seguía inmóvil, pero él no pidió ayuda hasta siete horas después de la paliza. Demasiado tarde: Marie ya estaba en un coma profundo del que no regresó.
Cantet fue condenado a ocho años de prisión en Lituania, luego trasladado a una cárcel francesa. Salió en libertad condicional por buena conducta en 2007. Al tiempo volvió con su ex mujer, Kristina Rady, figura descollante de la escena artística húngara, promotora cultural, productora, puestista, con la que había tenido un hijo y una hija. Ella lo bancó durante el proceso, negó que Cantat la hubiera golpeado cuando el ex de Marie, el director y escritor Samuel Benchetrit, declaró que Kristina le había confiado que Cantat la maltrataba y que había llegado a perseguirla con un cuchillo. Kristina, aún enamorada de Bertrand, trató de ayudarlo a rehacer su vida al salir de prisión, y lo recibió en su casa junto a sus hijos. Todo guardaba las apariencias de cierta normalidad, mientras Cantat empezaba a trabajar en un nuevo álbum para lanzar durante 2010. Pero el 10 de enero pasado, mientras Bertrand Cantat dormía, Kristina Rady se suicidó colgándose del techo, luego de escribir una carta cuyo contenido no fue revelado. Al volver de la calle, su hijo Milo, de 12, se encontró con la terrible escena: el cadáver de esa mujer de 41, culta, inteligente, prestigiosa, creativa, que después de tanto resistir se había quebrado.
Marie Trintignant era la hija muy querida de Jean-Louis y Nadine Trintignant. Actriz de cine y de teatro, cantante, Marie había trabajado junto a su padre en películas dirigidas por su madre (y por otros directores, como Claude Chabrol). Tenía tres hijos cuando se enamoró apasionadamente del músico y poeta Cantet quien, en esos momentos, acababa de tener una hija con Kristina. Después de la muerte de Marie, Nadine, en el colmo de la desesperación, declaró que sabía que LC le había pegado antes a su hija, y se echó culpas por no haber intervenido. Partido de pena, Jean-Louis apenas pudo agradecer entre sollozos los homenajes que la gente del espectáculo hizo a su hija en la mañana del entierro, en el teatro Edouard VII. El ministro de Cultura tomó la palabra frente al ataúd blanco y subrayó que la desaparición de Marie “ponía de manifiesto la necesidad de seguir luchando por el advenimiento real de la igualdad entre hombres y mujeres”. Ya en el cementerio Père Lachaise, militantes de la red Feministes Encore! enarbolaron la bandera blanca contra la violencia machista.
Siempre se supo en Francia que JLT y MT mantenían una relación privilegiada de amor y entendimiento. El extraordinario actor de voz de violonchelo –como dice el acordeonista Daniel Mille que lo acompaña en sus recitales de poesía–, aunque siempre mantuvo pudorosa reserva sobre la magnitud de su dolor, ha dejado caer algunas frases sobre ese gran cariño: “Nunca fui más dichoso que estando en compañía de Marie...”. Juntos hicieron poemas en el teatro, hasta poco antes de la tragedia.
Jean-Louis, hijo de un próspero industrial y sobrino de un famoso corredor de autos, quedó flechado por la poesía de Prévert a los 12. Luego llegaron a su corazón Apollinaire y Aragon. A los 19, estudiante de Derecho, asistió a una función de El avaro de Molière, dirigida por Charles Dullin, y tuvo otra iluminación: dejó la carrera y se fue a París, siguió cursos con Dullion, con Tania Balachova. Empezó a hacer teatro y cine en los ‘50. En Y Dios creó a la mujer se prendó de Brigitte Bardot, en la pantalla y en la vida real. Pero su carrera se fue para arriba con hitos comerciales como Un hombre y una mujer y políticos, como El conformista, aunque cada tanto se declaraba harto del cine, sobre todo de la farándula.
En 2003 hizo con Marie Poème a Lou. En 2005 presentó Jean-Louis Trintignant lee a Apollinaire, en homenaje a Marie. Más recientemente, el carismático intérprete de 79, presentó Tres poetas libertinos, el espectáculo que trae a Buenos Aires a mediados de marzo. Poemas de Jacques Prévert, Boris Vian, Robert Desnos, con los que se identifica: “Desdichados que sufrieron mucho, pero se siente en ellos un gusto por la vida, la felicidad, el amor”.
Fuente: Página 12
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