miércoles, 17 de marzo de 2010

El imaginario monólogo de un creativo

Delta Teatro

Cuáles son las preguntas hipotéticas que un realizador se puede llegar a hacer antes de gestar un espectáculo para niños

Por Ruth Mehl

Vamos a imaginar un hipotético monólogo interior de una hipotético/a e inexperto/a creador/a que está por realizar su primer espectáculo para niños. Uno puede comprender que es casi inevitable que detrás de la realización de los espectáculos dirigidos a los niños se aloje el temor a lo que pasará con ese público tan singular. Sería preocupante si no ocurriera. ¡Un montón de niños allí sentados escuchando y mirando constituye una audiencia temible! Y uno puede imaginar, frente a ese pánico, a veces muy reprimido, que la pregunta que el/la autor/a -director/a, actor/actriz- se hace, pase casi inadvertidamente de "¿Cómo les trasmito esto que quiero contarles?" a "¿Cómo los conquisto?".

O sea que, de un hipotético inicio "¿cómo les cuento esta historia? ¿cómo les transmito estas ideas, estos sueños, estas visiones, estos dolores, estas preguntas sin respuestas, estas respuestas a mis preguntas? ¿Cómo?", se pasaría en algunos casos, a otro hipotético "¿cómo los tengo sentados quietos durante una hora?" Y me parece que la respuesta es la clave para definir el nivel que puede llegar a tener la obra.

Muriel Broadman, crítica de espectáculos infantiles en los Estados Unidos, cuenta que una vez un empresario, para medir el grado de interés de los niños de la platea, colocó sensores de movimiento en las butacas. Este señor que conocía muy poco a los niños pensaba que si se movían estaban entretenidos y si se quedaban quietos, se aburrían. Broadman agrega lo que todos sabemos: "Casi siempre, cuando el chico se mueve y está inquieto, es porque no le interesa lo que tiene al frente, cuando está quieto, es porque está atrapado".

Pero volvamos a nuestro imaginado realizador o realizadora. Tendrá que elegir primero las palabras para contar su historia (siempre que tenga una) o jugará con las palabras para que éstas encuentren su historia. Luego pensará en espacios, telas, en objetos, en movimientos, en gestos, en canciones, en música, en muñecos, en luces... Todo lo que desde su estética esa historia está reclamando dentro de su fantasía para concretarse en el escenario. Y después, cada tanto, nuestro héroe (muchos lo son) mirará hacia la imaginada platea y se preguntará: "¿A quién realmente le dedico esto? ¿Con quien lo estoy compartiendo?"

"A los niños, claro -se dice a sí mismo- aunque en verdad, no los conozco, puedo imaginarlos, puedo verlos, pero siempre serán un enigma. Me encantan su espontaneidad, esa mirada ingenua, esa entrega? Quiero cuidarlos, protegerlos, darles emoción y alegría sin manipularlos. Quiero darles algo que les sirva, pero tengo muchas dudas? También me gustaría enseñarles alguna cosa? Son niños, están creciendo? Me gustaría aportar a su desarrollo. Algunos me dicen que se los debe educar. Otros afirman, que de todos modos se los educa? Creía que esto era fácil? pero parece que es muy difícil.

"Sin embargo, hay quien me dice que no importa, que es sencillo, Total es para chicos. Total no se dan cuenta -me susurran-. Pero a mí me parece que sí se dan cuenta. Lo que pasa es que tienen su propia manera de expresarlo. Tal vez -me dicen otros- convenga inventar algún recurso que los atrape, que los retenga. Como diseñar algunos golpes y caídas, o regalarles golosinas, o globos, o hacerlos pasar al escenario, un ratito solamente, y poner la música fuerte así no se nota si ellos conversan en la platea, o decir palabras como moco o caca. Eso los haría reír ¿no? Pero, no sé? ¿y después?

"La verdad, lo que más me gustaría sería que realmente hicieran silencio por estar interesados, que se rieran con ganas de un momento cómico porque lo hicimos bien, sin golpes bajos, con respeto; me gustaría que se pusieran serios cuando les cuento algo serio que me ha conmovido, que pueda ver en sus caritas que de veras están yendo conmigo al país de la fantasía, y que juntos vamos a regresar, con algo nuevo para procesar? O, lo más, pero lo más: que quieran volver otro día porque, simplemente, lo pasaron bien. La verdad, eso me gustaría más que cualquier premio, más que cualquier récord de venta de entradas?"

Fuente: La Nación

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