Por Sonia Jaroslavsky
Yoko llegó a la vida de Leticia Torres cuando realizaba funciones con un grupo de actores a beneficio del Hospital Garrahan: “Al principio era un poco mandona y más seria pero eso fue cambiando con los años”, recuerda. Hasta fines de abril también se la puede ver en la reestrenada y últimas funciones de Hotel melancólico de Mariela Asensio en el excelente papel de mujer perro.
Yoko Onda es una payasa que se anima a decir en voz alta todo lo que piensa, que se preocupa, se cuestiona, duda, sufre y se divierte. No tiene miedo a mostrarse vulnerable y a compartir con generosidad todo lo que le pasa. Tiene una mirada simple, hasta de las cosas más enroscadas. Sabe reírse de sí misma y si nadie le festeja el chiste ¡ella lo hace primero! Y. O. es un unipersonal de clown que reflexiona sobre las superchicas, las supersabias, los superéxitos y las supercuantascosas que las demás tienen y nosotras no. Yoko se pregunta: “¿Me parece a mí o los demás siempre van más rápido que yo? ¿Me parece a mí o los demás siempre están más adelante que yo? ¡No llego! ¿Me parece a mí o me la paso apilando logros ajenos?”.
“Creo que recibimos culturalmente tantos mandatos que vamos incorporando como propios, que nunca alcanzamos a sentirnos plenos, felices. De a poco nos creemos que la vida es una carrera en la que tenemos que sortear obstáculos y sobre todo ir logrando cosas, si no estás perdiendo el tiempo. El tiempo... ¡nuestro fantasma! Tantas veces me vi frenada o coartada por intentar una y otra vez aprovechar el tiempo al máximo”, apunta la clown a propósito del impulso que la llevó a escribir sobre el tiempo que no para. La dramaturgia y actuación están a cargo de Leticia pero la cuidada dirección es el fruto de la mirada de Maximiliano Sarramone. La obra está basada en las acciones, los movimientos y los textos de la actriz y es por eso que la escenografía acompaña el recorrido de esta payasa. Se suman las proyecciones y las luces, que funcionan como relojería.
Pero el unipersonal es también un compendio de hitos por los que la mujer “debería” atravesar en su vida, pero bajo una mirada que resulta crítica y femenina con buenas dosis de humor. Yoko desconoce que haya una remota posible diferencia entre hombre y mujer. Conoce las diferencias físicas y agradece que existan, porque a Yoko le gustan mucho los muchachos y no tiene pudor en decírselo en sus caras. Pero si le dijera que en este mundo en algunos ámbitos las mujeres son consideradas menos que seres humanos no lo podría creer, le parecería inaudito. Yoko habla de temas que les preocupan a todos, pero claramente desde una mirada femenina. Y más que feministas le salen cosas anti-machistas. “Sobre todo el tiempo apremia cuando llegás a los treinta –dice la actriz–, que es cuando se supone que una tiene que estar tan armadita, tan organizada y con tantas cosas supuestamente resueltas. Y sobre todo las mujeres, en donde la maternidad se impone como una elección trágica: la que quiere ser madre en esta vida que se apure y la que no quiere ser madre es vista como bicho raro. Y eso sumado a elegir correctamente la carrera que querés estudiar y a ser exitosa en lo que elijas, porque si no parece que estás perdiendo el tiempo. Muchas veces esto me quemó la cabeza y vi que a mis pares les pasaba lo mismo. Decidí que iba a mostrar esta problemática en un escenario para reírme de eso e invitar a otros a que se rían.”
“El paso del tiempo para todos es nuestro gran tema y Yoko lo detiene en un pase mágico”, sintetiza Leticia. Al final se escucha reparadora “Sea” de Jorge Drexler y Yoko canta porque: “Lo que tenga que ser, que sea / y lo que no por algo será / No creo en la eternidad de las peleas / ni en las recetas de la felicidad”.
Fuente: Página 12
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