jueves, 15 de abril de 2010

Giselle, una joya del romanticismo en La Plata

Teatro Argentino de La Plata

Jueves 15 de abril desde las 20.30, con música de Adolphe Adam y coreografía de Gustavo Mollajoli

Esta noche, en el Teatro Argentino de La Plata habrá una nueva función de ballet con Giselle, una de las más puras joyas del ballet del romanticismo, que cuenta la historia de una joven e ingenua aldeana, que por una decepción amorosa llega a enloquecer y a morir.

En la Sala Alberto Ginastera, Giselle subirá a escena con música de Adolphe Adam y coreografía de Gustavo Mollajoli (basada en las versiones originales de Jean Coralli, Jules Perrot y Marius Petipa).

Intervendrán los miembros del Ballet Estable del Teatro Argentino, que dirige Rodolfo Lastra, con la participación de los primeros bailarines invitados Anastasia Kolegova (del Ballet Mariinsky de San Petersburgo) y el platense Iñaki Urlezaga, en las presentaciones de los días viernes 16 y sábado 17 de abril.

Las nuevas funciones el jueves 15, el viernes 16 y el sábado 17 de abril, todas a las 20.30, y el domingo 18, a las 18.30.

Los principales roles serán asumidos por Julieta Paul (los días 15 y 18) y Anastasia Kolegova (los días 16 y 17) como Giselle; Bautista Parada (el día15), Iñaki Urlezaga (los días 16 y 17) y Nahuel Prozzi (el 18) como Albrecht.

La orquesta será conducida por Carlos Calleja, la escenografía y la iluminación le corresponden a Juan Carlos Greco y el vestuario a Eduardo Caldirola.

Habrá entradas desde 15 pesos y podrán adquirirse en las boleterías del teatro, de martes a domingos, de 10 a 20.

Para más información, se puede consultar el portal www.teatroargentino.gba.gov.ar o comunicarse gratuitamente al tel. 0800-666-5151.

Obra maestra del romanticismo. El primer coliseo bonaerense ofrecerá la obra más representativa del ballet romántico para abrir su temporada 2010. Giselle fue estrenada en 1841 en la Ópera de París, constituyéndose en pieza pura y fundamental de la danza clásica, tanto por el tratamiento de los ideales románticos como por el empleo de la más refinada técnica teatral del siglo XIX.

Por su gran vitalidad como obra dramática, el tema, la música y su ambientación, se deja ver como un ballet d'action: danza y pantomima desarrollando un argumento literario.

En 1984 -para la presentación en Buenos Aires de la famosa bailarina italiana Carla Fracci-, Gustavo Mollajoli creó especialmente para el Ballet del Teatro Colón de Buenos Aires la versión que ahora se repone en el Teatro Argentino de La Plata. Se basó para ello en las diferentes versiones llegadas hasta nuestros días de lo que originariamente crearan Jean Coralli, Jules Perrot y Marius Petipa, respetando el estilo de esta obra cumbre del romanticismo.

La trama. El primer acto de Giselle trascurre en los valles cercanos al Rin. Allí vive Giselle, una campesina de gran belleza y extrema inocencia. Ella desea ante todo bailar, pero es reprimida constantemente por Berther, su madre, quien teme -debido a su frágil y quebradiza salud- que la joven muera doncella, convirtiéndose así en una willi, (espíritus nocturnos del bosque que matan a los hombres que están en él después de la media noche).

Albrecht, duque de Silesia, corteja a Giselle haciéndose pasar por Loys, un apuesto aldeano llegado a la vendimia, mientras Hilarión, el guardabosque que está profundamente enamorado de Giselle, sospecha de la identidad y del engaño del forastero. La corte del príncipe de Courtland, regresando de una cacería, hace un alto en el camino en la casa de Giselle para comer y beber, Bathilde la hija del príncipe y prometida de Albrecht se impresiona por el encanto de Giselle y se hacen confidencias sobre sus amoríos sin saber ninguna de las dos que ambas aman al mismo hombre.

En el pueblo se celebra la fiesta de la vendimia y los jóvenes eligen a la reina, honor que recae en Giselle, quien con permiso de su madre baila para todos. Entre tanto, Hilarión descubre la verdadera identidad de Albrecht y aprovecha la presencia de la corte y de su prometida Batidle para desenmascararle. Giselle es sorprendida por el engaño y su inocencia se ve rota por la traición, haciéndola caer en una desesperación que la arrastrará hacia la locura y la muerte.

En el segundo acto, Hilarión acude al bosque para visitar la tumba de su amada. Allí es sorprendido por la medianoche y, con ella, la llegada de las willis. Myrtha, su reina, es la encargada de hacer la llamada a las willis para iniciar así, una noche más, el ritual de la venganza, siendo Hilarión su primera victima.

Al oír pasos, las willis desaparecen; es Albrecht que se acerca, siente tanto arrepentimiento que se ha adentrado en el bosque para buscar la tumba de Giselle y suplicar su perdón.

Entonces, Giselle se hace visible conmovida por su arrepentimiento e intenta prevenirle para que se marche de ese bosque. Pero ya es tarde y la implacable Myrtha ordena a las willis atraer a Albrecht hasta su presencia, donde haciéndole bailar conseguirán finalmente quitarle la vida.

La fuerza del amor que Giselle siente en su interior será la salvación de Albrecht, dándole su aliento y haciéndole resistir vivo hasta la llegada del alba. Con el amanecer las willis desaparecen y Giselle tiene que despedirse de su amado para siempre. Albrecht trata inútilmente de retenerla pero ella tiene que seguir su triste destino, envuelta en esa maldición provocada por el engaño y la traición del hombre.

Fuente: Diagonales

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